Tenía el coronel don Pedro Ugarteche, que acaba de morir, todas las cualidades indispensables para ser respetado y querido. Desde sus años juveniles se destacó entre todos sus compañeros. Militar de escuela, noble, patriota, valeroso y leal, cautivaba inmediatamente que se le conocía. En él se estimaba la doble personalidad del heroico defensor de la Patria en la injusta guerra del 79 y al hombre de mundo siempre oportuno y chispeante.
El coronel Pedro Ugarteche era muy joven y ya ostentaba los galones de Sargento Mayor de ejército cuando se declaró el conflicto con Chile. Descendiente de ilustre familia, entroncado con las casas de más rancio abolengo del país, fué de los primeros en alistarse para la lucha. Desde antes ya el coronel Ugarteche sabía demasiado bien lo que era defender a la Patria. En ocasión de la guerra con España, prestó sus irremplazables servicios al ejército de su patria combatiendo bravamente en el Callao, el inolvidable dos de mayo de mil ochocientos sesenta y seis.
Trece años más tarde, Ugarteche siempre entusiasta y patriota, concurrió a toda la campaña con Chile, hasta que fué hecho prisionero. Vuelto a la Patria, desorganizado el país, prestó eminentes servicios en las diversas prefecturas que desempeñó con notable acierto.
Retirado a la vida privada después de haber renunciado la Prefectura del Callao, último cargo público que desempeñó, el coronel Ugarteche dedicó su actividad a los negocios. Como hombre, el coronel Ugarteche fué siempre un modelo de caballerosidad e hidalguía. Era un varón de otros tiempos: noble, leal, pundonoroso y franco.
Su sepelio dió lugar a que se exteriorizase cuan grande era la estimación y el cariño que rodeaban al Coronel Ugarteche.
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Revista Mundial. Año II, nº 73. Lima, 7 de octubre de 1921.
Saludos
Jonatan Saona
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