El dibujo que ocupa la parte superior de nuestra penúltima página no es una caricatura, es el retrato de un honrado y (ilegible) artesano que desde los últimos 5 años presta sus servicios como conserje de la Imprenta de “El Comercio”, en cuyo puesto ha sabido captarse el aprecio y consideración de todos.
Manuel Salas no es tampoco un cualquiera, como se dice; á parte de sus cualidades para el empleo que sirve, de su conocimiento de todos y de todo lo (ilegible), es un buen patriota que ha prestado muy buenos servicios al Perú durante la guerra con Chile.