Capitán
El capitán Reytes, cuya memoria hoi evocamos, era oficial del 4.° de línea, pero en Chorrillos peleó en el Colchagua, i así en filas ajenas sucumbió peleando.
Era el capitán Reytes natural de los Ánjeles i había vivido 33 años cuando gloriosamente perdió juvenil i honrosa vida.
Soldado del 4°, como Lagos i San Martín, crióse en su cuartel como niño de tropa durante 18 años, porque en 1863 era soldado en sus filas, diez años más tarde subteniente i por último capitán el día de la marcha al Perú en 1879.
Herido en San Francisco en un muslo, hubo de regresar a Santiago, donde los cuidados de su esposa, la señora Aurora Humeres, le restablecieron de prisa para devolverle a sus deberes de soldado.
Hallábase en consecuencia en Iquique el capitán Reytes en calidad de instructor (porque era ríjido disciplinario) del batallón cívico de ese puerto, cuando pasó a la vista del puerto el ejército que iba a Lima; i con este motivo, siendo capitán de un cuerpo de línea, pidió jenerosamente igual puesto en el movilizado Colchagua, sin más objeto que el de batirse por la suerte i el renombre de su patria. "No es esta ciudad para soldados",—escribía desde Iquique a un amigo suyo con fecha 30 de julio de 1880.—I a la verdad que la vida de guarnición en un puerto de fardos i de fósiles no estaba hecha para las almas entusiastas i juveniles.
El capitán Reytes del 4° de línea i del Colchagua habría podido talvez, con método i astucia, adquirir gruesa fortuna en las pampas del salitre, pero prefirió morir como voluntario en los arenales de Lima, legando así a su nombre algo que, a diferencia del oro, sigue al hombre i al soldado más allá de su sepulcro: la ínclita fama.
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Texto e imagen tomado de "El Álbum de la gloria de Chile", Tomo II, por Benjamín Vicuña Mackenna
Saludos
Jonatan Saona
Texto e imagen tomado de "El Álbum de la gloria de Chile", Tomo II, por Benjamín Vicuña Mackenna
Saludos
Jonatan Saona
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