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23 de junio de 2020

Testimonio de Duarte

Sello de Luis Milón Duarte

Relato de Luis Milón Duarte

En la "Exposición que dirige el Coronel Duarte a los hombres de bien" nos menciona una entrevista entre Patricio Lynch, Manuel Vento y el mismo Luis M. Duarte, donde a Vento se le preguntó sobre lo ocurrido en Sángrar:

"Una de esas partidas se alojó en la hacienda "Sangrar", de la familia Vento, entre Cerro y Chicla, a fin de infundirles desagrado de esa pascana les dieron una lección práctica, los asediaron mientras dormían y después de un ligero combate, en que se rindieron, les perdonaron la vida como a rendidos, les quitaron más bien las orejas para recuerdo y los amonestaron a fin de que ellos ni sus paisanos pusieran los pies en ese fundo. He oído la relación de esa escaramuza al mismo coronel Vento, cuando en una de nuestras conferencias sobre la paz con el general Lynch estuvo presente Vento.

El general Lynch después que concluimos el punto, pidió que Vento le refiriera el suceso. No lo hacía por curiosidad, sino porque en su experiencia y tino desconfiaba de las relaciones apasionadas de los suyos y a fin de formarse el juicio cabal de las cosas, inquiría las fuentes contrarias...

El general Lynch, le dijo: "Ahora que ya somos amigos, hágame el gusto de contarme aquello de Sangrar"

Vento, al principio un tanto embarazado refirió que se habían acostumbrado a pernoctar en su hacienda los conductores de remesas de la expedición Letelier, y que una de esas partidas comenzó a merodear en la estancia. Temió que del merodeo sacasen por la impunidad a tomar el ganado. A fin de prevenirlo resolvió escarmentar aquella partida, que la rodeó mientras dormían. Al amanecer, los sitiados rompieron los fuegos, creyendo abrirse paso, hubo un nutrido tiroteo, que concluyó cuando amagaron la casa para incendiarla; en ese momento izaron la bandera blanca los sitiados. Vento les dijo: Los peruanos no matan a los rendidos, váyanse, cangrejos y no vuelvan más por aquí; digan a sus Jefes que no me pisen estos linderos porque les costará caro a los chilenos. Dirigiéndose en seguida a su gente, les dijo: Para que estos bribones lleven un recuerdo eterno, muchachos, pónganse con sus cuchillos en la puerta y según vayan saliendo, a unos les cortan la oreja derecha u a los otros la izquierda. En ese desfile los hizo desmochar; les hizo restañar la sangre como hacen los vaqueros cuando señalan el ganado; y con los suyos los ayudó en las operaciones de ensillar, aparejar y cargar dando un trago a cada mocho les despachó sin que se les tocase ni el barro que tenían sus valiosas cargas.

Los 71 aseñalados, inclusive oficiales tuvieron que entrar a Lima de noche. De ahí provino un dicho popular, que se repetía a los chilenos, cuando salían en expediciones: ¡Cuidado con las orejas!"

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Texto: Yabar Acuña, Francisco "La Campaña de la Resistencia en los Andes 1881-1883" Tomo I. Lima, 2009.
Sello de Luis Milón Duarte, archivo de la BNP.

Saludos
Jonatan Saona

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