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20 de diciembre de 2018

Ricardo M. Espiell

Ricardo M. Espiell
Ricardo Martín Espiell
(Texto tomado de "El Perú Ilustrado" Lima, 20 de agosto de 1887)

Al dar hoy á nuestros abonados el retrato del que fué Senador por el Departamento de Puno Doctor Don Ricardo Martín Espiell y que falleció en esta capital el Lúnes 8 de los corrientes, cumplimos un deber de amistad á la vez que de justicia llevando al sepulcro del colega y malogrado ciudadano una flor más que, eternamente refrescada por el rocío de nuestras lágrimas, perpetúe su memoria y la de las altas virtudes que fueron la práctica. más constante de su vida.

El señor Espiell, que desde muy joven había manejado hábilmente la pluma del escritor periodista, nos tenía ofrecida su importante colaboración, para los días en que sus atenciones del Senado le permitieran ayudarnos en nuestras labores de “El Perú Ilustrado” por el que se había manifestado entusiasta desde la aparición de su primer número, hasta el punto de procurarnos algunas decenas de importantes suscritores en Lima y los otros departamentos de la República.

Nació en la ciudad de Lima, el día 11 de Noviembre de 1843, siendo sus padres Don Mateo Espiell y la señora Petronila Guillón.

Dedicado á la carrera de las letras, hizo sus estudios preparatorios en el Colegio de Musso, pasando después, á la edad de doce años, esto es en 1855 al Colegio de San Cárlos. Con buena reputación entre sus compañeros de estudio, por su clara inteligencia y su aprovechamiento, se recibió de Bachiller en Jurisprudencia y Sagrados Cánones, á los 19 años de edad y de abogado en 1878, después de haber desempeñado algunos destinos públicos.

En 1864, entró á servir como meritorio en el Ministerio de Relaciones Exteriores, puesto que desempeñó á satisfacción de sus jefes, que vieron siempre en él al empleado inteligente y cumplidor de sus deberes.

Verdaderamente patriota y abnegado hasta el extremo, sin reserva de su vida ni de sus propios intereses, concurrió al combate del Callao, el 2 de Mayo de 1866, como bombero fundador de la Compañía Nacional organizada por la Municipalidad de Lima.

Desempeñando la secretaría de la visita de aduanas y tesorerías del Sur de la República, en 1868, se encontró en el puerto de A rica cuando tuvo lugar el memorable cataclismo de 13 de Agosto de 
ese año, habiendo salvado entonces milagrosamente la vida.

Como escritor público, Espiell se distinguió desde muy joven entre sus colegas de la prensa, al lado del inolvidable maestro señor D. Manuel Amunátegui.

Habiendo sobrevenido la revolución social de 1872 que dió origen á la formación del verdadero partido liberal en el Perú, Espiell fué uno de los primeros en concurrir á sus filas para tomar en ellas un puesto como soldado del progreso y de la libertad.

Don Manuel Pardo, comprendió perfectamente el carácter y las cualidades personales del joven que se iniciaba en la carrera pública como verdadero patriota, lo nombró su secretario íntimo, y compartió con él los laureles y las penurias de la sagrada misión que los pueblos le confiaran poniéndolo al frente de la dirección de sus destinos.

Entre otros puestos y comisiones de órden administrativo, político, y de hacienda, Espiell fué también en el Ministerio de este ramo jefe titular de la sección de Contribuciones en la Dirección de Rentas.

Organizada la Guardia Nacional de la República el año de 1872, como el mejor medio de poner al país en aptitud de defenderse contra las continuas asechanzas de los que trataban de trastornar el órden público, que recién se había establecido bajo bases tán legítimas como seguras, Espiell formó una columna de artillería con los miembros de la Compañía de bomberos Lima, que por entonces comandaba; y llegada la hora de la prueba, cuando la revolución estalló en el Sur de la República, ya que no le era posible movilizar inmediatamente su columna, emprendió viaje con el Presidente Pardo, en 1874, como ayudante de este, asistiendo, entre otros encuentros de armas que tuvieron lugar en dicha época, á las memorables acciones de Los Anjeles y Arequipa.

Habiendo hecho la primera campaña Naval, en la corbeta «Unión,» como Secretario del Comandante General Don Aurelio García y García, vino á mandar en 1879, la brillante columna «Guardia de Honor», formada por los voluntarios del Departamento de Loreto, y sostuvo la constitucionalidad contra la revolución de 1879.

Declarada por Chile la guerra del Perú en 1879, Espiell vistió la blusa de soldado del ejército de Reserva, y fué sargento segundo de la cuarta compañía del batallón número 2. El trastorno político de Diciembre del mismo año, lo encontró al mando de la columna de voluntarios que anteriormente hemos indicado, siendo, ademas, Espiell representante en el Congreso por una provincia de ese departamento.

El 1.° de Enero de 1881 pasó á comandar la guarnición de la fortaleza del «Cerro de Vasquez,» cuya artillería era servida por la Compañía de Bomberos Lima N° 1.

En las Cámaras legislativas, á los que en varias ocasiones perteneció lo mismo que á los Concejos Municipales, Espiell fué firme sostenedor de los sanos principios y defensor infatigable de las prerrogativas populares.

Fué en Lima uno de los colaboradores más entusiastas de la administración iniciada por el Doctor D. Francisco García Calderón; mas, habiendo fracasado ésta de la manera que á todos nos consta, Espiell marchó á ponerse al lado del General Montero en Arequipa, abandonando familia y comodidades, asistió al Congreso allí reunido, salió con dicho Contra Almirante y volvió nuevamente como Secretario del General Canevaro, cuando éste restableció en el Sur el imperio de la constitucionalidad.

El 27 de Agosto de 1884, Espiell combatía como un valiente, desde la torre de la iglesia de la Merced, contra los soldados de Iglesias.

Pacificado el país, Espiell volvió al seno de los suyos ocupando una poltrona en el Senado como representante por el Departamento de Puno y otra en el Concejo Provincial de Lima, desde 1881, en cuya corporación prestó muy importantes servicios, distinguiéndose de una manera especial en la comisión doblemente patriótica y humanitaria de hacer recojer, sepultar é incinerar los cadáveres de los combatientes en las memorables y sangrientas jornadas de Chorrillos y Miraflores, dispersos en los campos de batalla y entre las ruinas y los humeantes escombros de esos pueblos horriblemente sacrificados.

El Doctor Don Ricardo M. Espiell contaba apenas cuarenta y cuatro años de edad, cuando la muerte ha venido á sorprenderle, arrebatándonos un ciudadano inteligente, honrado y laborioso que, por mil títulos, estaba llamado á ser uno de los más importantes hombres públicos de su país y á prestarle servicios de in­mensa consideración.

Muchas asociaciones de carácter humanitario, político, científico y literario le contaron en su seno como miembro ya activo ya correspondiente ú honorario, prestándole repetidas ocasiones de hacer públicas y manifiestas sus aptitudes, sus sus nobles sentimientos y sus elevadas ideas.

La casi repentina desaparición de tán estimable ciudadano, ha contristado profundamente á toda la sociedad de Lima, en la que Espiell contó siempre numerosos y verdaderos amigos, observando en todo tiempo una conducta verdaderamente irreprochable y distinguiéndose por su consecuencia y lealtad, para con todos y por el amor casi fanático que profesaba á sus ancianos padres sirviéndoles de apoyo y de legítimo orgullo.


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Texto e imagen tomados de "El Perú Ilustrado" núm 15, Lima, 20 de agosto de 1887.

Saludos
Jonatan Saona

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