(Texto tomado de "El Perú Ilustrado" Lima, 13 de agosto de 1887)
La aprobación unánime que al público merece la ejecución de los grabados que ilustran nuestro semanario, empeña nuestra gratitud de manera que nos alienta en el éxito de nuestra empresa, y no desmayarémos en ella hasta lograr que «El Perú Ilustrado» sea una de las publicaciones Sud-americanas que alcance un merecido renombre.
Hoy tenemos la satisfacción de ofrecer á nuestros lectores, en la primera página del presente número, el·retrato del señor Ministro de Hacienda y Comercio, Doctor Don Manuel Irigoyen, con los lijeros apuntes biográficos que sobre su persona nos ha sído posible obtener.
La vida pública del señor Doctor Irigoyen es muy conocida de todos, especialmente en su brillante carrera diplomática, para que sea necesario un esfuerzo de nuestra parte, á fin de que en los servicios que tiene prestados á su patria resalte un mérito positivo.
Doctor don Manuel Irigoyen
Entre los ciudadanos del Perú que han consagrado casi toda su vida al servicio de la Patria, sin que la más leve mancha viniera á empañar un día el brillo de su carrera, cuéntase el ilustrado Doctor Don Manuel lrigoyen, actual Ministro de Hacienda y Comercio, de cuya vida pública vamos á consignar algunos ligeros apuntes.
Manuel lrigoyen nació en Lima, el día 31 de Marzo de 1830, y fueron sus padres el señor Coronel de Ejército Don Pedro de lrigoyen y la señora Doña Josefa Arias y Larrea.
Después de sus estudios preparatorios, hechos en esta Capital de un modo satisfactorio, ingresó como alumno del antiguo Colegio de San Carlos, en 1844, siendo Rector de ese establecimiento el ilustre Doctor Don Bartolomé Herrera, que tuvo por él una estimación especial, contándole en el número de sus más aprovechados discípulos, en virtud de haberse hecho acreedor á los primeros premios en sus exámenes, hasta haber obtenido la única medalla anual con que se condecoraba á los alumnos sobresalientes, y que solo podía concederse una vez á una misma persona.
Siendo aún estudiante de los últimos cursos en dicho colegio, mereció la distinción de ser nombrado profesor de Filosofía y, posteriormente, de Derecho Canónico; puestos que desempeñó dignamente, á satisfacción de su sábio maestro.
En esa misma época, fué propuesto por el Dr. Herrera y nombrado por el Supremo Gobierno, en 1852, Vice-Rector del Convictorio, haciéndose notable por la inteligencia, actividad y discreción con que desempeñó las funciones de tán delicado cargo, cuando apenas contaba la edad de veinte y dos años.
En 1853 se recibió de Abogado de los tribunales de Justicia de la República, ingresando en el Ilustre Colegio de Lima y, posteriormente, optó en la Universidad Mayor de San Marcos el grado de Doctor en la facultad de Jurisprudencia.
Poco tiempo después, fué nombrado Juez de la Instancia para las provincias de Tacna y Arica, puesto que desempeñó con probidad é inteligencia hasta que, habiendo regresado á Lima, fué llamado por el Supremo Gobierno al Ministerio de Relaciones Exteriores, para desempeñar en él el puesto de Jefe de la Sección Diplomática, en cuya carrera debía prestar, más tarde, importantes servicios á su patria.
En 1860 y con motivo de la memorable Campaña del Ecuador, S. E. el Presidente de la República, Gran Mariscal Don Ramón Castilla nombróle su Secretario especial; y en tal condición prestó sus importantes servicios, haciéndose acreedor á la estimación de aquel veterano soldado de la Patria, de una manera excepcional que dió por resultado el que lrigoyen entrara á formar parte de la familia del Jefe del Estado, por el hecho de haberse unido en matrimonio á la sobrina política de éste, señorita Mercedes Diez Canseco, hija legítima del distinguido General Don Manuel Diez Canseco, que falleció posteriormente en Europa.
En 1860, fué también elegido Diputado al Congreso Constituyente, por la provincia de Castrovireina y contribuyó activamente a la reforma de la Constitución Política que actualmente nos rige. Después
fué también Senador por el Departamento de Huancavelica, y en esa Legislatura fue designado por sus colegas como uno de los miembros de la Comisión Permanente que, en aquella época, reemplazó al Consejo de Estado.
En 1861, fué nombrado por el Gobierno, Encargado de Negocios del Perú en las cortes de Bélgica y Prusia; y habiendo recibido en Europa la infausta noticia del fallecimiento de su amado maestro, Dr. D. Bartolomé Herrera, acaecido en la ciudad de Arequipa el 10 de Agosto de 1864, de cuya Diócesis era dignísimo ó Illmo. Obispo, el Dr. Irigoyen trató inmediatamente de que se levantara un monumento digno de su venerable memoria. Mas, no habiendo logrado, por diversas circunstancias, la realización de su noble propósito, mandó que, á su costa, se colocara sobre el sepulcro del Dr. Herrera la lápida marmórea que hoy cubre sus venerandas reliquias, en uno de los templos de aquella ciudad predilecta.
En 17 de Julio de 1863, mereció la muy honrosa distinción de ser condecorado por S. M. el Rey Leopoldo I de Bélgica, con motivo del tratado de libre ejercicio de la navegación del Escalda; y en Febrero de 1865, el Instituto de África le nombró uno de sus Presidentes Honorarios, con motivo de la prohibición que se hacía en lo absoluto para venta de esclavos.
A su regreso de Europa, en 1866, la Sociedad de Beneficencia Pública de Lima le nombró uno de sus miembros, y en 1868, fué nombrado también Director General de Hacienda, puesto que desempeñó con toda la circunspección é inteligente laboriosidad que caracterizan sus actos.
En 1873 fué nombrado Ministro Residente del Perú en el Imperio del Brasil, República Argentina y la Oriental del Uruguay, triple cargo que desempeñó con acierto en las críticas circunstancias por que entonces atravesaba la política sudamericana.
Poco después, fué elevado por el Gobierno, al rango de Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de esos mismos países, donde permaneció cinco años, habiendo sido objeto de las más claras y terminantes manifestaciones de distinción y cariño.
En 19 de Ju n io de 1878, fué nombrado Ministro de Relaciones Exteriores, cargo que renunció, al poco tiempo, y para el que volvió á ser llamado en 1° de Mayo de 1879, nombrándosele, á la vez, Presidente del Consejo de Ministros. En Octubre del mismo año, presentó su renuncia de ese puesto, habiendo sido nuevamente nombrado para desempeñar el cargo en 28 del mismo Octubre, y uno de las designados con insistencia por el Comicio Público que tuvo lugar en Lima, para obligar á los Ministros nombrados por el Gobierno á que aceptaran el desempeño de sus respectivas carteras.
Así, pues, la declaratoria de guerra hecha por Chile al Perú y la profunda conmosión que causara en el ánimo de todos la triste noticia de la pérdida de la "Independencia" en Punta Gruesa encontraron al Dr. Irigoyen al frente del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Antes que se desarrollaran los acontecimientos políticos que dieron lugar á la Dictadura iniciada en Diciembre de 1879, el Dr. Irigoyen, se había retirado á la vida privada en esta Capital, hasta el desgraciado desenlace de las últimas batallas que trajo por consecuencia inmediata la ocupación de Lima por el ejército chileno. Entonces se dirigió á Jauja, lugar en que su familia se hallaba y del cual regresó á Lima, al saber que una división enemiga debía marchar al interior de ese vasto departamento.
Una vez en la Capital, fué obligado á pagar el fuerte cupo de guerra que se le había señalado y, sin embargo de haberlo hecho fué condenado á prisión: excepcional temeridad de que también fué víctima otro distinguido caballero peruano, el Dr. D. José Antonio Lavalle; pues, en la generalidad de los casos, cupo, prisión ó destierro eran los extremos de la resoluciones del enemigo á este respecto.
No queriendo, pues, entregarse á vejámenes personales, el Dr. Irigoyen, lejos de presentarse al cuartel general chileno, huyó de esta Capital, esponiéndose á todos los inconvenientes y azares de una vida de persecución constante y peligrosa, hasta que se reunió en Junín con el General D. Andrés Avelino Cáceres, habiendo merecido la distinción de ser elegido Senador por ese Departamento para el Congreso que se reunió en Arequipa, lugar hasta el que se vió precisado á hacer u na larga y penosa travesía por tierra, y en el cual permaneció ya tranquilo hasta la desocupación de Lima, que se verificó en virtud de los arreglos ajustados por Iglesias con el Gobierno de Chile.
Habiendo regresado entonces á esta Capital, no quiso tener participación alguna en los negocios de esa admistración, y abrió su estudio de abogado para contraerse al ejercicio de su honrosa profesión, en cuya carrera ha prestado importantes servicios al país, como magistrado íntegro é inteligente y Conjuez de la Exma. Corte Suprema, nombrado en diversas ocasiones, siendo la última en el año judicial de 1885
En 4 de Enero de 1886, fué elegido Director de la Sociedad de Beneficencia Pública de Lima, puesto en el que permaneció haciendo notables mejoras en los hospitales y demás establecimientos públicos de caridad, y procurando el aumento de las rentas de tán importante institución, hasta el 23 de Noviembre del año próximo pasado, en que fué nombrado por el Supremo Gobierno, Ministro de Hacienda y Comercio, puesto que actualmente desempeña á satisfacción del Jefe del Estado y de las personas que saben apreciar debidamente la importancia de sus servicios al país, en época como la presente de tán difíciles procedimientos para todo lo que se relaciona con el deficiente estado del Erario Nacional.
Estos y otros importantes servicios, que no es posible recordar, por el momento, al trazar estos ligeros apuntes, forman la corona cívica del Doctor lrigoyen; de cuya inteligencia, patriotismo y nobleza de carácter espera fundadamente el país bienes de grande significación para su porvenir y su positivo engrandecimiento.
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Texto e imagen tomados de "El Perú Ilustrado" núm 14, Lima, 13 de agosto de 1887.
Saludos
Jonatan Saona
GRANDE IRIGOYEN . TOREO A LA CHUSMA !!
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