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27 de mayo de 2024

Foción Mariátegui

Foción Maríategui
General Foción Mariátegui
(1921 a 1929)

Del matrimonio de un Prócer de la Independencia y de una principalísima dama y nieto de un Brigadier de los Reales Ejércitos cuyo escudo heráldico por sus Aspas de San Andrés y Lobos. dice muy a las claras que esa familia mereció bien del Rey por sus hazañas bélicas, nació el que fue General de Brigada, Benemérito a la Patria, don Foción Mariátegui y Palacio.

Al empezar el año de 1839, época turbulenta en que las guerras civiles y conflictos internacionales convulsionaban al país, cuando apenas respirábamos de la ya pasada Campaña por la Independencia, época en que el brillo del acero de los sables, las pecheras doradas y el brillar, también acerado de los ojos de las damas, eran el telón de fondo de nuestra vida cotidiana, un día 8 de febrero, el Doctor don Francisco Javier Mariátegui y Tellería, tuvo de su esposa doña Juana de Palacio y Salas, Marquesa de Montellanos, un hijo varón al que llamaron Foción.

En la vida, el hombre siempre mira al pasado, de donde saca las fuerzas para su futuro; el joven Mariátegui se inspiró en la tradición familiar y ¡qué mejor época para aquel que teniendo en sus venas la noble sangre hispana caldeada por el Sol de los Incas, quisiera ofrecerla toda, así como sus ansias y esfuerzos para servir a su Patria, a la que su padre había contribuido a ser libre. Fué esta conjunción de situaciones las que llevaron a Mariátegui a elegir la carrera de las armas e ingresó al Ejército. No fue el único de los hijos de don Francisco Javier que quisieron sostener con la espada y su sangre, lo que su ilustre Padre consiguió con el talento y el peligro de su vida, tres hermanos suyos ingresaron antes y después a servir a la Patria; en la Marina: Benjamín, Leandro y Emilio.

En 1856 toma plaza en el Regimiento de Caballería “LURIGANCHO" que a órdenes del señor Coronel Bezada, se embarcó en el Callao a bordo del "HUARAZ", con las fuerzas que conducía el Mariscal Ramón Castilla, Presidente de la República, para con batir el movimiento revolucionario que encabezó el General Vivanco.

Las fuerzas expedicionarias desembarcan el 4 de Abril de 1857 en Pacasmayo, de allí progresaron a San Pedro para reunirse a los Cívicos que mandaba el Coronel Goyburu y el 6 se unieron a las fuerzas de la División Layseca y con ellos después de cruzar el río Jequetepeque se emprendió la marcha a Lambayeque desde donde se comenzó la persecusión de Vivanco que se retiraba hacia Piura, lugar en que fue hostilizado por La Cotera, que lo obligó a seguir a Paita para embarcarse en el “Apurímac” con personal seleccionado entre sus tropas. En esta campaña Castilla conquistó el Norte, pero quedó aislado allí por falta de Marina, su único buque estaba en el Callao mandado por el Capitán de Navío Ignacio Mariátegui, tío del joven Alférez Mariátegui, el cual había sostenido al Gobierno en una serie de ataques de los buques de Vivanco.

Mariátegui empezó su carrera teniendo el honor y la satisfacción íntima de defender la Constitución y al Gobierno legalmente constituído; este principio lo constituyó en un lema al que jamás faltó en su larga vida militar de 73 años de servicios. Mariátegui sólo desenvainó su espada para defender la Constitución y el sagrado suelo de su Patria. Fue también un timbre de orgullo haber sido un Oficial de Castilla.

A los pocos meses de llegar las tropas que fueron al Norte, se organiza una nueva expedición para batir al General Vivanco en el mismo foco de la rebelión, Arequipa, y a pesar de no poseer marina, pues solo contaba con un buque, el Ucayali, logró en Agosto la concentración de fuerzas en Sachaca, a una legua de Arequipa; de Puno fue un batallón al mando del Coronel Bustamante, al que se unió otro de Camaná y un escuadrón de Húsares, que vinieron desde el Callao. Al escuadrón de Húsares pertenecía el ya Teniente Mariátegui y sus nuevos galones ganados en la campaña del Norte, estaba decidido a mantenerlos con el honor que su raza le obligaba.

El sitio de Arequipa tiene visos de Episodio Epico, el pueblo combatía con sigular denuedo y Castilla apreció que un ataque sería desastroso para él, asi que prefirió prolongar el asedio. El 20 de Diciembre el ejército sitiado hizo una salida combatiendo por tres horas.

El ejército de Castilla, durante el sitio, usó de artillería gruesa y cohetes incendiarios.
En marzo las tropas de Castilla iniciaron el asalto entrando a la ciudad, y peleando en barricadas y calles, en combate que duró treinta horas, dejó dos mil bajas al ejército de Castilla y mil al de Vivanco.

La victoria fue tomada con reserva y se dió el parte con mucho tino; parece que Castilla no quiso publicar el costo en sangre de su victoria. Esta acción es una de las mas sangrientas de nuestra historia; entre los vencedores estuvo Mariátegui y fue mencionado en el parte de la batalla.

En los años siguientes sirvió en la Mayoría de la Plaza a órdenes del Coronel Francisco Diez Canseco y en la Inspección General del Ejército a órdenes del General don Manuel Layseca.

A fines de 1858, se moviliza el Ejército para la Campaña contra el Ecuador; desde casi un año antes la Escuadra bloqueaba Guayaquil y la Costa Ecuatoriana; el Almirante Mariátegui había mantenido un bloqueo riguroso y que terminó en el Armisticio de Guayaquil; pero días después Castilla moviliza el Ejército que estaba en la Huaca. El 21 de octubre de 1859, el ejército formado de tres divisiones, la primera al mando del General Beingolea y la segunda al Mando del General Buendía, por mar, y la tercera al mando del General Suárez, por tierra, inicia la marcha.

El capitán Foción Mariátegui formaba parte de la Segunda División; después de la toma de Guayaquil, nuestras fuerzas se establecieron en el Campamento Militar de Mapasingue; esta honrosa y larga campaña la condujo nuestra Marina y Ejército, con toda dignidad y si es cierto que no hubieron grandes acciones bélicas y pérdidas de vidas, el Perú obtuvo con sus armas y usando sólo el poder de la fuerza, lo que deseaba.

Pasan los años y llega el glorioso 1866. Mariátegui ostenta el grado de Mayor, el Callao es todo actividad desde hace año y medio, el Perú es conmovido por la aparición de una escuadrilla española que se apropia de las Islas de Chincha y da lugar a la caída del Gobierno del General Pezet y que el Coronel Prado abanderando el sentir del pueblo peruano, tomara el Gobierno para lavar las afrentas hechas a la Patria. Desde el 25 de Abril está la formidable escuadra española frente al Callao, en el Puerto se alinean las baterías y fondeados bajo los fuegos protectores de éstas, cinco pequeñas unidades peruanas. 

El 2 de Mayo se rompen los fuegos empezándolos los españoles y el combate se generaliza durante largo tiempo en que el heroísmo y arrojo es derrochado en ambos bandos. En la batería “Chacabuco” el Mayor Mariátegui pagó su contribución a la Patria y reafirma con su arrojo la independencia de su suelo y el de América, ya que después de ese combate memorable, España, lo que vale decir el Imperialismo Europeo, se retira para siempre de América. Él y los privilegiados que tuvieron el galardón de ganar definitivamente la independencia de la Patria, merecen para siempre el reconocimiento del mundo libre. Mariáteguï tuvo la gloria de sostener nuestro pabellón libre en el afortunado Callao, de donde dos veces se retira el español vencido por fuerzas peruanas. En esa gloriosa acción no estuvo solo, su padre, el Prócer Dr. Francisco Javier Mariátegui, animó con su presencia a las fuerzas y pueblo del Callao, el anciano Almirante Ignacio Mariátegui, se hizo presente en el combate y comandó al final de éste, la batería del pueblo. Embarcado en el “Victoria”, su hermano Leandro Mariátegui, y en el Sur, como Mayor de Ordenes de la División Aliada y que fuera vencedora en Abtao su hermano mayor Benjamin Mariátegui.

La nefasta guerra del 79 encontró al Teniente Coronel Mariátegui como Jefe de la Gendarmería de Ancash y fue comisionado para reclutar y entrenar a los nuevos soldados, tomando parte en la Campaña de La Breña, a órdenes de Cáceres, en el Combate de Pucará el 5 de Febrero de 1882 y Marcavalle el 9 de Julio de 1882. Posteriormente en la campaña de la sierra en 1883, como Jefe del Batallón Pucará, en la División del Coronel Recavarren, asistió a la Batalla de Huamachuco el 10 de Julio de 1883.

Terminada la guerra fue Jefe de la Guardia Nacional de Casma, Pagador de la Intendencia General de Guerra y con el Grado de Coronel, Jefe de la 2° Repartición del Arsenal de Guerra, nombrado al Estado Mayor General del Ejército y Vocal del Consejo de Oficiales Generales.

Ascendió a General de Brigada en 1921, en mérito a ser sobreviviente del glorioso Combate del 2 de Mayo, declarándosele Benemérito a la Patria, en grado heroico.
Fue diputado al Congreso por la Provincia de Cañete en 1868 - 1874.
Senador por Lima de 1894 a 1895 y Senador por Huancavelica de 1921 a 1928.

Fue presidente de la Benemérita Sociedad de Fundadores de la Independencia en varios períodos.

Condecoraciones:
Placa de los Vencedores del 2 de Mayo.
Gran Cruz de la Orden del Sol.
Cruz de Boyacá.
Medalla del Gobierno de Bolivia por el Combate del 2 de Mayo.
Medalla del Gobierno del Perú, por el Combate del 2 de Mayo.

El 19 de agosto de 1929, después de larga enfermedad muere este ilustre y preclaro varón, último y añoso tronco de una familia de próceres figuras, del que el Dr. Salomón dijo:

"Los hombres que, como el General Mariátegui prestaron a la Patria desde los linderos de la infancia hasta la mas venerable plenitud, servicio relievado singularmente por la probidad y la devoción al cumplimiento del deber, dejan una huella fecunda para la nueve generación que se complace en la contemplación de sus virtudes como hermosos ejemplos dignos de contarse.
“La biografía del ilustre extinto enseña una carrera inmaculada de militar y civil que tuvo como norma de su vida el respeto a la ley y a las instituciones. A pesar de las innumerables vicisitudes de nuestra historia política, siempre a la luminosidad de su gallarda figura de guerrero que defiende a la Patria, en los momentos de peligro y de servidor público, que, tanto en las esferas de la Administración como en la del Parlamento, sigue su marcha rectilínea hacia el bienestar y la grandeza nacional, con su bondad ingénita le prometió juzgar sin acrimonia la flaqueza humana, presentando como el mejor correctivo de su propia vida, serena, de patricio, incontaminado por la ambición o el desengaño. Correspondía así al recuerdo de su progenitor, una de las excelsas figuras de la Independencia, figura cumbre, en quien se reunía un poderoso intelecto y una voluntad inflexible para el bien y que educó a su hijo primogénito en los principios de altivez ciudadana y acendrado amor a la patria. Por eso, tanto en 1866 como 1879, la espada militar hizo lucir sus fulgores en la defensa del honor y la integridad nacional, ennobleciendo aún mas los blasones de su prócer apellido. Era pues un verdadero benemérito con título conquistado por sus propias virtudes y loables esfuerzos. Y por sus vinculaciones con un pasado glorioso puede decirse que abarcaba en si todo el girón de la historia de la Patria.

"Su actuación en el Senado distinguióse por su moderación y rectitud, respetuoso de las opiniones de todos. sabía defender la suya con la debida firmeza; y sin descuidar su colaboración a los grandes problemas nacionales sirvió con acuciosidad los del importante departamento que le confiere su representación. Pero no era la primera vez que el General Mariátegui ocupaba una curul en el Parlamento, muchos años antes representó en la Cámara de Diputados a la provincia de Cañete, y más tarde formó parte del Senado en representación del Departamento de Lima, dejando en ambas ocasiones una viva estela de hidalguía y ecuanimidad. En el último año ya no podía concurrir a nuestro local por las intermitencias de su salud, pero mientras ella le permitió salir de su casa, no dejaba de asistir a las sesiones con puntualidad encomiable, siendo un espectáculo gratísimo para sus colegas y que arrastraba a todos ellos a la mas profunda simpatía verlo llegar hasta su banco y tomar asiento, interesándose en los debates y en las labores comunes con entusiasmo juvenil y voluntad inquebrantable, como que quisiera desafiar el avance de los años y demostrar que una naturaleza aguerrida en el servicio de la Patria no se rendiría sino cuando las fuerzas le abandonaran por completo. Todos sus compañeros lo estimaban y respetaban. Y con justicia le dedicaban consideraciones exquisitas. Al bajar a la tumba dejaba en ellos un recuerdo imperecedero de parlamentario irreprochable y caballero sin tacha.

"Valiosa reliquia de años idos, que vivió las horas del infortunio luchando para amenguarlas. pero que tuvo la suerte de alcanzar también las reacciones de las energías nacionales, prestando su concurso para la eclosión de la Patria Nueva, es el eslabón entre el pasado y el porvenir, que, al cerrar sus ojos ha podido ver -ya en la realidad los hermosos horizontes del Perú regenerado y en progreso y en cuya grandeza sus nobles vástagos cooperan con la nueva generación, ansiosos de imitar el digno ejemplo del ilustre anciano. Sinceramente condolido el Senado deposita su siempreviva en esta tumba venerable".
Salvador Mariátegui


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"Reseña Histórica de la Benemérita Sociedad Fundadores de la Independencia, Vencedores el 2 de mayo de 1866 y Defensores Calificados de la Patria. En el primer centenario de su fundación". Lima, 1957.

Saludos
Jonatan Saona

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