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22 de mayo de 2024

Carta de Llanos, 1884

Eduardo Llanos
Carta del señor Llanos
Fragmento

"Iquique, 8 de junio de 1884.
Señor don Francisco Valdés Vergara.
-Santiago.

Mui señor mío i amigo:
Como aclaración i esplicacion de algunos puntos que parecen oscuros tal como se relatan, diré: que cuando temprano, en la mañana del 22 de mayo, examiné el cadáver de Serrano me pareció, por el mal estado de su fisonomía, que no era oficial como Prat, a quien todos los sirvientes del hospital llamaban el comandante de la Esmeralda. El otro marinero era negro, i consultando al señor Uribe en la primera entrevista, me dijo que en su buque no había ninguno de este color, i como no me había comprometido a correr con la sepultación de otros que los de la Esmeralda, por eso escribí al ecónomo que lo mandasen al cementerio desde luego, entendiéndose si no habían dado órden en contrario las autoridades locales.

Cuando el señor Posada vino a saber de lo que me ocupaba, ya yo había ido de mi casa al hospital, visto los tres cadáveres, vuelto a la calle de Guaviña, hoi Souper, núm. 33, donde estaba la mayoría del batallón Naval, cuyo jefe era don Cárlos S. Richardson i su segundo mi amigo don J. Manuel Melendez, que murió como bueno de resulta de las heridas recibidas, al frente i como jefe de su cuerpo, en la batalla de Tarapacá, doce días después de la acción. El señor Richardson me dió una órden para el administrador del hospital, que mas o ménos decía así: «Sírvase usted poner a disposición de don Eduardo Llanos los cadáveres de la Esmeralda depositados en ese establecimiento.-CÁRLOS S. RICHARDSON, inspector.»

Esta órden la mandé al hospital con mi dependiente Antonio Diaz, llevando la carta que figura en poder del escribano en copia con el núm. 7. Después de todo esto, al ir al cuartel de la Salvadora como a las 9 de la mañana, divisé al señor Posada en la puerta de la Aduana i me dirijí a él para esplicarle de lo que me ocupaba i pedirle me acompañara. Aceptó de buena voluntad i convinimos en tomar el nombre de la Sociedad Española de Beneficencia, cuyos presidente i vice éramos en la fecha, para salir mejor del paso.

También conviene dejar establecido que don Benigno C. Posada no presenció el acto mismo de poner los cadáveres en los ataúdes, pues se escusó con que su estómago no se lo permitía, que dándose en la pieza de recibo del hospital, que dista 100 metros del cuarto donde estaban depositados aquéllos, i en rigor no podrá asegurar lo que no ha presenciado, como mi dependiente Antonio Diaz (residente ahora en el Callao) i yo, que con tres mozos que me facilitó el ecónomo i cuyos servicios pagué en el acto, ejecutamos aquella triste operación.

Resumiendo estos hechos, se sacan las consecuencias siguientes: 1°. que don Benigno C. Posada no tuvo la iniciativa i solo tomó parte en la sepultación a invitación mía, 12 horas después de ofrecerme i dar yo pasos en este sentido; 2.ª que el señor, Posada no presenció el acto de colocar los cadáveres en los ataúdes; 3.ª que los gastos fueron hechos por mí i no por otra persona ni cuenta, olvidándoseme por la prisa el documentar los pagos hechos a los mozos, al panteonero i al carretonero.
También diré que el señor Posada ni era presidente del Consejo Departamental, ni comerciante en aquel entónces. No discuto lo que yo era.

En cuanto a otra historia que un señor P. P. Figueroa refiere en un periódico de Talca el 21 de mayo último i que reproduce El Mercurio del 23, diré : 1.º que ignoro si el señor Posada le haya dado dinero al portugués dueño de casa, «que no era carpintero», según el mismo lo asegura, pero lo cierto es que yo pagué al español Cárlos Lines 40 soles por hacer los ataúdes i costo del material empleado en ellos; 2.° que ni los cadáveres estuvieron en el hospital de la calle de Bolívar, ni a la fecha era prefecto el señor Lavalle sino don Justo P. Dávila, ni la sepultación tuvo lugar el 23 sino el 22, i en cuanto a aquello del martillo "caído bajo la sepultura de Prat", si fuera cierto, debieron encontrarle i constar en el acta que se levantó al tiempo de exhumar el cadáver; yo entónces me hallaba en Lima.

Todas las copias de cartas que aparecen escritas por mí en aquellas fechas existen orijinales en mi libro copiador, que hace años tengo la buena costumbre de llevar conmigo para casos i cosas serias que siempre me ocupo, pues la memoria es frájil i los maldicientes muchos en este mundo.

Si alguna persona tiene mejores documentos, ésta es la hora de presentarlos, pues mas tarde parecerían apócrifo si yo sostengo la verdad de cuanto aquí refiero.

Soi de usted afectísimo amigo. 
-Eduardo Llanos.


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Rosales, J. Abel. "La Apoteósis de Arturo Prat y de sus compañeros de heroísmo muertos por la Patria el 21 de mayo de 1879". Santiago de Chile, 1888.

Saludos
Jonatan Saona

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