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17 de abril de 2024

Penton en Mollendo

Mollendo, siglo XIX

Testimonio de Penton sobre el bombardeo de Mollendo
Edwin John Penton, marino inglés que ocupaba el puesto de carpintero jefe a bordo del blindado Cochrane, dejó escrito un diario que fue hace poco publicado en español:

Martes 15 de Abril de 1879
Todavía yendo hacia el Norte, manteniendo la tierra a la vista. A la luz del día, avistamos a los buques chilenos “Blanco”, “Chacabuco”, “O’Higgins” y “Magallanes”...
Medianoche, nada a la vista, pero se tocó zafarrancho de combate. Esto era para practicar y ver cuán pronto podían estar todos, en sus puestos, a medianoche.

Miércoles 16 de Abril
Navegamos todo el día al Norte, hacia el puerto de Mollendo (Perú), donde esperamos encontrarnos con la “Unión” o tal vez, con otros buques peruanos. 
También se espera que debamos bombardear la ciudad. Tocamos zafarrancho general a las 5 pm. Gran entusiasmo y continuo suspenso, todo tipo de conjeturas sobre cómo llegaremos, cuando arribemos por la mañana. Que Dios esté con nosotros y nos proteja de todos los peligros, como creo que lo hará, con una pelea que no es nuestra.

Jueves 17 de Abril
Llegamos a Mollendo a las 7 am. Nos hicimos firmes a dos boyas con calabrotes y se tocó zafarrancho. Ningún buque de guerra peruano aquí - solamente buques mercantes: 7 ingleses, 3 argentinos y 1 francés. A continuación, tripulamos nuestras embarcaciones y tomamos por la fuerza, una lancha cargada con carga general y otra de carbón, que iban a la costa, habiendo sido despachadas de 2 de los buques.

Los botes salieron luego acompañados de uno de mis Carpinteros y los procedieron a dejar a la deriva y a hundir todas las lanchas o barcazas cargadas de guano para la exportación o de otras cosas. En este momento, los peruanos estaban agolpados en la orilla, el puerto y el muelle. Las banderas de los cónsules ingleses, alemanes, peruanos, franceses, belgas y argentinos, ondeaban en ese momento. A las 12 am, cuando los botes involucrados estaban hundiendo la última de las embarcaciones, una descarga de mosquetes (léase fusiles o rifles) abrió fuego contra los botes, la cual desafortunadamente mató a un hombre instantáneamente, atravesándole una bala la cabeza. A otro le dispararon en el brazo, que luego le fue amputado y otros 3 resultaron heridos, y también una de las balas, golpeó a uno de nuestros tenientes en el pecho, que se desvió, rasgando su abrigo.

El bote tenía varios agujeros que lo atravesaban, trozos de madera y astillas salieron en todas direcciones. Una bala se alojó en un remo, cerca de 9 pulgadas de la mano del hombre que remaba con él. Otra bala cortó un pedazo de un asiento a popa, entre 2 Oficiales que estaban sentados allí. 2 balas también impactaron nuestra chimenea, una de los cuales hizo un agujero limpio como hecho por una broca. Estábamos ubicados a cerca de 1000 yardas y pensamos que estábamos libres de tiros de rifle, pero vinieron silbando sobre nosotros desde todas direcciones. Hubo consternación a bordo y llamamos a los botes para izarlos inmediatamente, llevamos a los muertos y heridos a bordo, tocamos zafarrancho general y disparamos contra la ciudad con granadas de segmento, y después de disparar varios cañonazos, cesamos el fuego, habiendo causado destrucción y matando a varios. La orilla y el lugar, quedaron instantáneamente desiertos, como por arte de magia.

Soltamos las amarras de las boyas y estamos navegando por la bahía. Después del bombardeo, volvimos a terminar el trabajo de hundimiento y lanzamiento a la deriva de las lanchas (lanchones) restantes. Todavía navegando y volvimos a tocar zafarrancho por la tarde; después de lo cual, con mis Carpinteros, hicimos un ataúd para el pobre hombre que fue muerto, trabajando hasta las 10 pm para terminarlo. Fui a la cama cansado y casi exhausto. Dios sabe dónde va a terminar esto, pero me temo que será una guerra larga y desesperada.

Estábamos muy decepcionados por no encontrar uno o más de los buques peruanos, ya que sería más satisfactorio tener un encuentro (confrontación) y así reducir (fuerzas de) un lado o el otro, pero el trabajo de hoy sólo tiende a irritar (exasperar) al enemigo, por la destrucción que le hemos causado. Pero que Dios esté con nosotros, es todo lo que podemos decir. Olvidé decir que entre las muchas balas que pasaban por los buques, una golpeó el centro del asta de la bandera de un bote, rompiéndola y el timonel del bote, mantuvo su mano agarrada alrededor de la parte quebrada, en lugar de dejar caer la bandera, hasta que la embarcación llegó al buque. El mismo timonel se salvó por poco de recibir una herida en su pierna; una bala que golpeó la vaina de su sable, se desvió y tiró lejos una porción de cuero de la vaina, salvando así su pierna.

Viernes 18 de Abril de 1879
Aún navegando por la bahía. Algunos de los capitanes de las naves mercantes vinieron a bordo esta mañana y dijeron que ayer habíamos hecho daños considerables en tierra. Afirmaron que tres capitanes de barcos estaban sentados a la hora de la cena en un hotel y que poco después de que se hubieran ido, uno de nuestros proyectiles traspasó el hotel, en el lugar en que se encontraban y siguió pasando por varios otros edificios y varias personas resultaron muertas. Además, aquella granada (proyectil) que pasó a través de la aduana y los almacenes, causó daños por treinta mil dólares.

Por la tarde remolcamos a uno de los buques mercantes cargados de carbón, para darle una salida, pero nuestro comandante decidió atracarla a nuestro costado. Cuando salimos para sacar carbón de él, enarbolaron una bandera argentina. La “Magallanes” también remolcó otro barco con carga general y se fueron al Sur. La nave cargada de carbón, tan pronto como salió, también comenzó a largar sus velas, pero el carbón era un artículo muy apetecido para nosotros; nuestro Comandante ordenó al Capitán que aferrara (recogiera) inmediatamente sus velas otra vez o lo hundiría. Por supuesto, sus velas se aferraron (recogieron) de nuevo, ya que los disparos de un acorazado no le serían muy adecuados; tales son las reglas y los horrores de la guerra, pero el carbón es contrabando de guerra y propiedad peruana y está siendo descargado en un puerto peruano, que ahora está siendo bloqueado por nosotros, después de que la guerra fuera declarada.

Por la misma regla, ayer cogimos la carga general de otra lancha, que acababa de ser descargada de un buque y cuando se dirigía hacia la costa a la aduana, le enviamos una embarcación, ordenándosele que volviera y que viniera a nuestro costado, que por supuesto no tenían otra opción y estábamos izando los bienes a bordo, cuando recibimos una descarga de fusilería proveniente desde la orilla. Las mercancías consistían en cargas generales, carnes en conserva, fruta, ropa, cerveza inglesa, vino, licores, sardinas, fósforos, botas y zapatos, instrumentos musicales, armonios, jabón, etc. Bueno, para continuar (igual) que con el buque cargado de carbón, lo amarramos a nuestro costado.

A las 10 pm, enterramos al hombre que resultó muerto ayer. Después de ser echado al agua por la borda desde una pasarela, uno de nuestros tenientes hizo un discurso sobre él, siendo el primer hombre muerto en el mar desde la declaración de guerra con el Perú y esperaba que cada hombre se levantara por su país, como Perú había provocado una guerra con un país que se estaba haciendo amigo de ellos y le suministraba comida, etc. y que había intervenido innecesariamente entre Chile y Bolivia. Después de eso, el Comandante hizo un discurso, diciendo en resumen que antes de arriar (rendir) la bandera chilena a los peruanos, el “Cochrane” se hundiría. Después de eso, todos dieron 3 “viva Chile"

Entonces la tripulación empezó a sacar el carbón de la nave capturada, la cual había estado todo este tiempo amarrada al costado y golpeándose (fuertemente) con nuestro acorazado. En cada vaivén ella nos embestía, llevándose batayolas, mesas de guarnición, etc., y comenzó a hacer agua rápidamente. A las 12 de la noche, me mandaron llamar para que la sondeara, nuestros Oficiales pensaban que ellos estaban reportando que el buque estaba haciendo agua, bajo pretexto de escapar. Pero me di cuenta de que estaba haciendo alrededor de un pie por hora, pero tener una buena bomba, podría mantenerla bajo. Di mi reporte y volví a entrar, pero no para dormir mucho, ya que los dos buques estaban continuamente chocando uno contra el otro, lo que por supuesto a las planchas de hierro (del casco) no les importaba. 


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Contador Zelada, Andrés. "Diario de Edwin John Penton, a bordo de la fragata blindada Cochrane 1878-1882". Chile, 2017.

Saludos
Jonatan Saona

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