Galvarino Riveros

Galvarino Riveros

Galvarino Riveros

Almirante de la Escuadra chilena 

Hé aquí una de las personalidades mas ilustres de nuestro país i sin disputa la personalidad mas culminante de nuestra escuadra. 

Llamado en momentos difíciles a ponerse al frente de ella, tuvo la buena fortuna de estrenarse con la captura del Huáscar en un combate cuya gloria no está cifrada en la acción misma, sinó en la acertada combinación del plan de ataque, en cuya idea i realización cúpole la mas honrosa parte. Fué entónces cuando la República de un estremo a otro proclamó en alto su nombre, en medio de una popularidad lejítimamente obtenida, mereciendo, además, ser inmediatamente ascendido al grado de contra-almirante del de captan de navío que tenia antes de esa fecha. 

Si de ese punto arranca la importancia militar del señor Riveros, su prestijio como carácter, ilustración i virtud, tienen un oríjen mucho mas antiguo. Entre sus compañeros de armas siempre ha sido considerado como el tipo del pundonor i del deber. 

Es una alma de acero rodeada de la aureola de la dignidad personal. Ha vivido siempre léjos de los salones de Palacio i no ha quemado jamás el incienso cortesano para alcanzar. honores o ganar en grados. Toda su carrera intacta, severa e inmaculada, la debe a sí mismo, a sus actos, a su conducta. 

No es de aquellos hombres que tienen resortes en las rodillas para doblarse ante los dioses del éxito: es uno de aquellos tipos de Plutarco, tanto mas notables, cuanto que se van perdiendo! 

El resto de la campaña empeñada en las costas del Perú ha probado cuán acertada fué la elección del señor Riveros como su almirante. El bloqueo largo i fatigoso del Callao i su importante participación en las gloriosas batallas de Chorrillos i Miraflores, son pájinas mui honrosas para él, por cuanto su tino, su prudencia i su vijilancia han evitado sorpresas i han procurado victorias de eterno recuerdo en los fastos de la historia americana. 

Sin él, quién sabe qué suerte habrían corrido algúnos de nuestros buques, perpétuamente, de día i de noche, amenazados por celadas cobardes i traidores torpedos de nuestros enemigos. 

La opinión pública le ha hecho completa justicia bajo este punto de vista. 

Nuestro ilustre jefe cuenta mas o ménos cincuenta i dos cincuenta i cuatro años de edad: es alto i tieso como un palo de mesana; duro en el cumplimiento de su deber como las planchas del blindaje de su navío; exacto i puntual en sus horas de servicio, como las poderosas balas de sus cañones cuando las arroja sobre sus enemigos; limpio, aseado i severo en su traje, como el puente i la cubierta donde se paseaba observando los movimientos de los castillos del Callao; i su mirada es tranquila i firme como la actitud de la valiente tripulación del Blanco Encalada cuando se bate. 

Hé ahí por qué honramos nuestro periódico con el retrato de este distinguido jefe de la marina chilena. 

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"Álbum Musical Patriótico". Año I, num 4. Santiago, Julio 8 de 1882.

Saludos

Jonatan Saona