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17 de junio de 2022

Carlos de Villegas

Carlos de Villegas
General de división Carlos de Villegas
(1824 -1897)
Los muertos legan su nombre al juicio de la historia y al anatema de la humanidad.

I.
La figura del general Carlos de Villegas se alza imponente entre los militares patriotas de la segunda generación, porque supo servir a su patria con honor y con gloria, desde los campos de Yanacocha hasta las playas del Pacífico, sin inclinar la frente ni doblegarse ante la injusticia humana.

Nació en el pueblo de Moraya, de la provincia de Sud Chichas, del departamento de Potosí, en 1824. Luego, ingresado a los 14 años de edad como cadete en el ejército, hizo una brillante carrera combatiendo heróicamente en las batallas libradas en la época de la Confederación, habiendo recibido su bautismo de fuego en el puente Buin; estuvo en Yanacocha, Socabaya y Yungay donde fué tomado prisionero e internado a Chile, (1839).

Vuelto al seno de la patria después de algún tiempo de cautiverio, siguió militando en la filas del ejército, habiendo comenzado sus ascensos en 1841 a raíz de la campaña contra el ejército invasor peruano; pues se batió con intrepidez y valor en la jornada de Ingavi. También hizo la campaña del Perú y a su vuelta al país ocupó puestos de importancia, habiendo sida jefe de varios cuerpos hasta que ascendió a coronel en 1857.

Desde esta época su nombre figura en las guerras civiles, unas veces luchando contra la tiranía y la dictadura; otras a favor del caudillo de sus simpatías. Así, en noviembre de 1854 lo vemos levantarse en armas en el pueblo de Paria contra el gobierno del general Belzu, derrotar a la guarnición de Cochabamba, donde los partidarios de Achá lo nombran comandante general de la plaza, y luego fugar al Perú juntamente con sus tropas después de haber sido batido en Sutimarca por el general Córdova. En aquél país su tropa se desvandó, habiendo sido mortalmente herido al querer contenerla.

II
Vuelto a la patria en 1856, es nuevamente sorprendido por la policía en “delito infraganti de conspiración", y sentenciado por un consejo de guerra verbal a la pena de muerte. Seguro de ser fusilado, Villegas antes de sentarse en el banquillo pide recado de escribir y estampa la siguiente protesta para que se de a conocer al público después de su ejecución:

“En presencia de la muerte, próximo a caminar al patíbulo, en uno de esos momentos últimos de la vida, en que el hombre se pone delante de Dios para no hablar mas que la verdad; yo, Carlos de Villegas, coronel boliviano, declaro: que muero víctima de una razón de Estado, de un pretexto de salud pública; víctima de un asesinato político por un gobierno débil, que solo puede mandar por medio del terror; víctima de una impostura judicial; condenado por un consejo de guerra verbal compuesto de mis enemigos, viles instrumentos de la tiranía de mi patria; que han sido los testigos de mi proceso. Lego mi nombre al juicio de la historia y al anatema de la humanidad. Declaro que mi vida toda la heconsagrado al servicio de mi patria, al de la santa causa de los pueblos, al culto de la Libertad. Ni un solo día he inclinado mi frente altiva ante los tiranos, y el haber sido enemigo de Belzu y de Córdova, ha sido mi mayor gloria. He sido prisionero en Yungay, derrotado en Yamparaez y Sutimarca, y yo, que he salvado muchas vidas, voy ha ser fusilado en La Paz, sin que la más leve sospecha pudiera justificar la infame calumnia de haber proyectado un asesinato, con que se quiere manchar mi nombre. Tengo pues justos motivos para morir orgulloso. Concluyo esta protesta y mi vida, invocando, los dos más grandes sentimientos de la humanidad, en cuyas alas mi alma volará al cielo: Dios y Libertad !".

Perdonado por el presidente Córdova, Villegas vivió apartado de toda ingerencia política y militar hasta el gobierno de Achá, quién lo hizo ascender al grado de general de brigada, el 26 de junio de 1863, mediante informes favorables ante las cámaras.

En el Congreso de este mismo año fué diputado por la provincia de Chayanta.
Desempeñaba el cargo de comandante general de Cochahamba cuando Melgarejo se proclamó presidente de la República. Villegas tuvo la debilidad y cobardía de abandonar al Gobierno saliendo es busca de tropas hasta Paria en esos supremos instantes en que luchaban las fuerzas leales contra las revolucionarias de Melgarejo en el palacio de Cochabamba.

Permaneció expatriado durante la época del sexenio.

III
Candidato a la presidencia de la república en 1875, desempeñó al siguiente año el cargo de Jefe superior politico y militar de los departamentos del Norte, habiendo sido elevado a la alta categoría de general de división por el Congreso de 1876.

Ministro de Guerra en este mismo año, marchó al Oriente almando de una división compuesta del regimiento “Húsares de la Guardia” y el escuadrón “Chacoma”, a debelar la revolución encabezada en Santa Cruz por el célebre Andrés Ibáñez. Villegas llegó a Santa Cruz el 20 de abril de 1877 y lanzó un decreto llamando a la conciliación a los rebeldes, decreto que le ocasionó un fuerte apercibimiento por parte del Gobierno. Capturados Ibáñez y algunos de sus cómplices, fueron sometidos a un consejo de guerra verbal y sentenciados a la pena capital; Ibáñez fué ejecutado el 1°. demayo después de haber conferenciado largamente con Villegas, su amigo y antiguo correligionario político.

Vuelto de su comisión a Santa Cruz, renunció la cartera de Guerra y vivió apartado de las intrigas políticas hasta 1879, en que su nombre fué inscrito entre los héroes del Pacífico.

Destinado como comandante de la primera división formada por los batallones “Granaderos de Daza, l°. de la Guardia”, “Paucarpata 2°. de La Paz”, “Olañeta 2°. de Sucre" y regimiento “Bolívar 1°. de Húzares”, marchó a las playas del Pacífico a pelear por la santa causa de su patria, y combatió heróicamente en Pisagua, donde cayó herido y prisionero del enemigo.

Vuelto al seno del país después de su largo cautiverio en tierra chilena, desempeñó el cargo de Prefecto en La Paz y Oruro durante los años 1888 y 1892, respectivamente.

Dejó de existir en la ciudad de La Paz en 1897 a la avanzada edad de 73 años, dejando a las generaciones posteriores de Bolivia ejemplos de altivez, de carácter y de patriotismo.


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Díaz A. Julio "Los Generales de Bolivia (Rasgos Biográficos)" La Paz, 1929.

Saludos
Jonatan Saona

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