Comandancia General de la División Vanguardia.
La Paz, junio 23 de 1880.
Señor Ministro de Estado en el Despacho de la Guerra.
Señor.
El fallecimiento del señor general don Juan J. Pérez, Jefe de Estado Mayor General del Ejército Unido, y la ausencia del señor General don Eliodoro Camacho, Comandante en Jefe de las fuerzas bolivianas en el Perú, me imponen el deber de dirijirme al señor Capitán General del Ejército, por el digno órgano de usted, para darle cuenta del comportamiento de la División de mi mando en la batalla campal del 26 de mayo último, en el "Alto de la Alianza."
Esperaba, señor, para cumplir este deber, el detal de los señores jefes de cuerpo a fin de hacerlo completo de mi parte. Mas no habiendo recibido hasta el día de hoi sino el de la Jefatura de Estado Mayor de la División que me estaba encomendada, me limito a presentarlo orijinal, recomendando su exactitud y veracidad.
Sírvase, además, señor Ministro, prestar atención a la relación que contiene el presente oficio.
Constaba la Division de mi mando de los Rejimientos "Vanguardia de Cochabamba", "Libres del Sud," "Escuadrón 1°. Escolta" y "Escuadrón 2.°de id" comandados respectivamente por los señores Coronel Agustín Martínez, Teniente Coronel Julio Carrillo, Coronel Héctor Suárez, y Coronel José Ballivan, como primeros Jefes, siendo sus segundos y terceros los siguientes:
Coronel Manuel Deheza, Jefe instructor; Teniente Coronel Napoleón Quijarro, id. Miguel Soto, id. Manuel Olaure; Comandante Lorenzo Bedregal, id. Vicente del Castillo, id. Néstor Romero.
El Estado Mayor Divisionario se hallaba organizado de la siguiente manera: Coronel Juan L. Muñoz, Teniente Coronel José S. Zanborain, Comandante Manuel Daza, Sarjento Mayor Aniceto Antezana
id. Félix Icásate, Capitán Justo Valverde, Teniente 1.° César Moráles.
A las 7 h. p. m. del dia 25 de mayo próximo pasado, se me ordenó que a las tres horas estuviesen a caballo los cuerpos de mi División, para marchar adelante. Como las respectivas caballadas se encontraban, unas a las 3 y otras a las 4 leguas, distante de nuestro campamento, me apersoné ante el señor Comandante en Jefe del Ejército que comandaba el ála izquierda de nuestra línea, para hacerle presente que las caballadas no llegarían hasta las 2 o 3 de la madrugada; pero que la juventud que componía los cuerpos de Vanguardia estaba dispuesta a seguir la marcha pie a tierra. El señor Comandante en Jefe me ordenó que aguardase la llegada de las caballadas para incorporarme al grueso del Ejército; y que si antes se hacía urgente nuestra presencia, me lo haría comunicar oportunamente.
Para apresurar el cumplimiento de la órden, envié tres ayudantes del Estado Mayor Divisionario en pos de las cabalgaduras, las que llegaron a horas 4 de la mañana, momento en que el señor Teniente Coronel
edecán del señor Comandante en Jefe, me comunicó que todo el Ejército regresaba al campamento que ocupábamos.
A horas 7 a. m del día 26, el toque de generala nos anunció la presencia del enemigo. El Ejército Unido se puso inmediatamente en actitud de combate, ocupando las posiciones que se le tenían señaladas, en las que a la División de mi mando correspondía el costado izquierdo de nuestro Ejército en 3.° línea.
Colocada la División en su puesto, ordené, por mandato superior que me comunicó el edecán señor Coronel Melchor Gonzáles, que los Escuadrones avanzasen hácia el frente a situarse a 300 pasos a retaguardia del "Victoria" (Ejército peruano), que se hallaba en el mismo costado izquierdo en 2.° línea.
Ejecutado este movimiento, me dirijí en compañía del Estado Mayor Divisionario a la colina que ocupaba la 1° línea, a fin de observar las operacioaes del enemigo. Desde allí ví claramente que la mayor parte de sus columnas se dirijían hácia nuestro costado izquierdo. Me trasladé inmediatamente ante el señor Comandante en Jefe, quien se encontraba en ese momento en el centro de línea en unión de S. E. el Supremo Director de la Guerra, y puse en conocimiento de ambos lo que acababa de observar. El Comandante en Jefe por órden de S. E. el Supremo Director, ordenó entonces que se reforzase nuestro costado con dos cuerpos de infantería.
Tan pronto como regresé a mi puesto, comenzó el fuego de artillería. Media hora despues recibí órden, por conducto del mismo Coronel Gonzáles, para aproximarme a la 2° línea y seguir los movimientos de ella, procurando siempre no dejar percibir al enemigo las operaciones de la División.
Mas, no era esto posible en tanto que permaneciesen los Rejimientos a caballo; por lo que, y en cumplimiento de una órden general, que prohibía a nuestra caballería combatir montada, por el mal estado de las cabalgaduras y lo inadecuado del armamento para ese caso, hice echar pié a tierra a la tropa, encadenar caballos, desplegar cuatro guerrillas con sus respectivas reservas y me aproximé a distancia de media cuadra del batallón "Victoria." Como éste no hizo maniobra alguna, permaneció mi fuerza a pié firme en ese punto, hasta que rechazadas las dos líneas anteriores, recibió la División "Vanguardia" todo el fuego del enemigo, resistiendo sola y con denodado esfuerzo, el formidable ataque que, después de una heróica lucha, la obligó a ponerse en retirada hacia la colina en que creíamos encontrar la protección de la artillería peruana. Los dos cuerpos que recibieron órden de reforzar el costado izquierdo, se retiraron nuevamente al centro, sin haber hecho alto y tan pronto llegaron a la altura de la División.
La dispersión del Ejército Unido era ya general, cuando las fuerzas de mi mando, arrolladas por la poderosa superioridad del enemigo, dejaban también el campo, regado con la sangre de muchos de sus compañeros, como lo comprueba en una parte y hasta que se obtenga la relación completa, la nómina de muertos y heridos consignada en el adjunto oficio y a la que por hoi me refiero.
En la retirada de aquella tarde me acompañaron 25 individuos pertenecientes a la Divisón. En el Tacora recibí órden verbal de reorganizar los dispersos, y en Corocoro, mediante la respectiva relación, puse a disposición del Estado Mayor General la fuerza que se hallaba a mis órdenes y que constaba de 50
individuos entre jefes, oficiales y tropa.
Toca a mi deber, señor, y tengo en ello una satisfacción y una honra mui cumplida, recomendar ante el país entero, el valeroso y patriótico comportamiento, durante la acción del 26 de mayo de 1880, de la abnegada y esclarecida juventud que componía los Rejimientos "Libres del Sud" y "Vanguardia de Cochabamba".
Bolivia debe estar orgullosa del heroísmo con que esos ilustres jóvenes han sabido luchar por los derechos de la Alianza; llevado su arrojo y sus esfuerzos hasta el sacrificio, que la gratitud de las dos naciones unidas está obligada a reconocer y recompensarles, acordándoles el voto de honor a que se han hecho acreedores en los campos de batalla.
Los Escuadrones l.° y 2.° de Escolta, no han desmentido el comportamiento que ha recomendado al Ejército Unido.
Merecen particular mención, por su valerosa y noble conducta, todos los señores Jefes y Oficiales, habiéndose distinguido entre ellos los Capitanes Adolfo Vargas, Epifanio Rivera y el Teniente l.° César Morales.
Creo, señor, que la División de mi mando ha cumplido su deber hasta donde le ha sido posible, habiendo tenido el alto honor de combatir bajo las inmediatas órdenes del benemérito señor General don Eliodoro Camacho.
Con el homenaje de mis respetos, me suscribo del señor Ministro, su obediente
Servidor.
Juan Saravia y Espinoza.
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Registro Oficial de la República de Bolivia, Año I, n° 37, La Paz, 5 de julio de 1880.
Saludos
Jonatan Saona
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