París, agosto 10 de 1880.
A la Sra. Da. Dolores Cabero vda. de Grau.
Lima.
Señora :
Las peruanas residentes en Europa, para quienes la ausencia i la distancia no han servido sino para acrecentar, si cabe, el dolor que les causan las desgracias de su Patria, habían organizado una suscripción con el objeto de ofrecer á vuestro ilustre esposo un testimonio de su profunda i sincera admiración por las glorias nacionales debidas á la pericia, bizarría i heroísmo del émulo de Nelson, de Churruca i de Gravina.
Desgraciadamente la muerte, que nada respeta i que a veces se complace en arrebatar á la Patria en peligro el apoyo de sus mejores, más leales i valerosos hijos, vino, en hora nefasta, á tronchar harto prematuramente la vida del esclarecido marino, que ha inmortalizado las aguas del Pacífico con sus legendarias proezas i su ejemplar estoicismo.
Ese infortunio nacional, cuyo eco ha llegado hasta el fondo de nuestras almas, nos ha privado de la dulce satisfacción que nos hubiera proporcionado el ver entre las valerosas manos de vuestro malogrado esposo la espada de honor que, en nuestro legítimo orgullo de peruanas, le teníamos destinada como símbolo del temple acerado de su espíritu i de la firmeza de su esforzado, noble cuanto generoso corazón.
Pero ya que la Providencia , en sus inescrutables designios, no ha permitido que se cumplan en todo nuestros patrióticos deseos, las que suscriben, en nombre de todas sus asociadas i en el suyo propio, os suplican, señora, que os dignéis aceptar la espada que una muerte tan gloriosa no permitió á vuestro esposo esgrimir en defensa de la Patria; i esperan además que la conservaréis como gaje de nuestra admiración i respeto hacia la memoria del insigne repúblico cuya irreparable pérdida llora con vos la Patria reconocida, í cuyo extraordinario heroísmo el mundo entero proclama.
Recibidla, señora, i trasmitidla á vuestros amados hijos, como un modesto pero elocuente testimonio de los triunfos conquistados por su valeroso i venerable padre, á fin de que les recuerde el sublime ejemplo de abnegación i de patriotismo que, sellado con su sangre, legó en página de gloria á los pueblos de América.
I al mismo tiempo, señora, dignaos recibir esta espontánea manifestación de nuestras vehementes simpatías i creéd que todas os acompañarnos cordialmente en la profunda aflicción , que el cielo os ha enviado, para hacer brillar más i más el tesoro de virtudes, que encierra vuestra alma privilegiada.
Con sentimientos del más acendrado afecto tenemos el honor de suscribirnos vuestras atentas amigas i obsecuentes servidoras.
Juana de la P. de Goyeneche
Clotilde A. de Candamo
Luisa S. de Canevaro
M. C. de Bryce
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Revista "Actualidades". Lima, 8 de octubre de 1903.
Saludos
Jonatan Saona
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