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27 de diciembre de 2020

Manifiesto de La Cotera

Manuel González de La Cotera
Manifiesto del General La-Cotera 

"A LA NACIÓN.

Aunque aguardo sereno el fallo de la historia con la conciencia tranquila y con la noble altivez que inspira el cumplimiento del deber, creo conveniente protestar ante el país de la infundada y temeraria acusación que se me dirige por el caudillo que se ha levantado victorioso sobre las ruinas de la constitucionalidad.

El señor don Nicolás de Piérola ha buscado una víctima y ha escogido al que habla para agrupar sobre mi reputación de soldado de la ley, la oscura sombra de una inculpación, que se ha ocupado de disipar la conducta misma del ejército, que, en los momentos de prueba, secundando el ejemplo de sus mas altos jefes, facilitóle el camino de llegar al poder. 

Mi impaciente y atolondrada ambición es, según el criterio del Jefe Supremo, la única causa de los vergonzosos y lamentables sucesos del domingo último; ambición que trataba de realizar con distintos actores, la regeneración política que el antiguo proscrito y el patriota de siempre, ha emprendido al frente del invasor extranjero, desgarrando la bandera de la ley!

Luego, fácilmente se comprende que en el supuesto de tener yo esas miras liberticidas, no ha sido esa ambición que ambos hemos abrigado, en el sentir del señor Piérola, lo que le ha inducido a echar por tierra la legalidad, sino el temor de que no fuera él, sino yo, el que la llevara a cabo.

Ya el país puede, pues, juzgar cuál de los dos ha estado animado de mayor atolondrada e impaciente ambición. Respecto a mí, solo ha existido una infundada sospecha, mientras que en el señor Piérola, esa ambición ha pasado a la esfera de la evidencia, no teniendo el que habla mas delitos, ante sus partidarios, que haber tratado, como ministro de la ley, de defender el orden constitucional. Si esto es mi crimen, me enorgullezco de ser criminal!

Para el que con juicio desapasionado estudie los últimos sucesos, es una verdad inconcusa que el triunfo obtenido por el señor Piérola es debido a la actitud asumida por el ejército: ejército formado por mí en su mayor parte, con toda la abnegación e imparcialidad que la defensa del país supo sugerirme. Al formarlo, solo tuve en mira el lustre de la noble institución a que pertenezco desde temprana edad i la victoria de nuestras armas sobre el pérfido enemigo que pisa nuestro territorio.

Jamás me ocupé en investigar el color político de los jefes a quienes confiaba los valerosos cuerpos que acudían de los departamentos al santo llamamiento de la patria amenazada, y aunque sabia que muchos generales i coroneles que destinaba eran adictos al señor Piérola, jamás abrigué el mas leve temor de que en los solemnes momentos que atravesamos, desobedecieran los mandatos de la ley.

El coronel Arguedas viene a reforzar la verdad de mis asertos. Me eran conocidas sus simpatías por la causa política que acaba de triunfar; sin embargo, le di de buen grado el mando del batallón Ica, abrigando la creencia de que en el campo de batalla con el enemigo extranjero enaltecería el nombre de nuestro ejército.

¿Dónde está, pues, esa atolondrada ambición? Como Ministro y como antiguo soldado debí buscar para el logro de mis planes revolucionarios el concurso de mis compañeros de armas; y, sin embargo, los sucesos se han encargado de manifestar cuan calumniosa ha sido la imputación con que se ha querido mancillar mi nombre, revelando que ese ejército, hechura mía, era poderoso auxiliar de una extraña e impaciente ambición.

La historia se encargará de juzgar a los altos representantes de ese ejército que, desobedeciendo al Gobierno legal en los momentos del peligro, alentaban a sus subalternos a la infidencia y a la deserción: funesto precedente que costará al país amargos y tremendos sinsabores!

Lógico es, sin embargo, el resultado de los últimos sucesos. Blanco de las iras de dos partidos que, desde tiempo atrás, vienen luchando por adueñarse del poder, y contando uno de ellos con las simpatías de los llamados a defender la constitucionalidad, he debido sucumbir solo y abandonado.

Para el partido civil, al que jamás he prestado mi humilde concurso, he sido una amenaza; para el pierolista, un obstáculo.

Antes del domingo, civilistas y pierolistas unidos minaban la autoridad del Gobierno a que pertenecía; mas en ese día del resultado final ha sido tan grande el júbilo de los segundos como la tristeza de los primeros. Castigo providencial: voluntario suicidio de un partido devorado en los últimos días de su existencia por la rabia y el despecho.

Quédame, pues, la satisfacción de volver a la vida privada sin nada que pueda amenguar mi reputación de antiguo soldado, habiendo cumplido con los deberes sagrados que me imponía el elevado puesto de Presidente del Consejo y Ministro de Guerra, vencido, pero no en leal combate, como he estado acostumbrado a vencer o ser vencido en mi larga carrera pública.

Respecto a mis procedimientos como Ministro, apelo al testimonio imparcial de mis conciudadanos, que no se hallen ofuscados por la pasión política.

Durante mi permanencia en el Ministerio, solo me he ocupado de la defensa de la patria; y firmemente persuadido de que toda revolución en la presente época era un crimen, he caído, sosteniendo en la lucha la bandera de la legalidad.

Confío también en la caballerosa hidalguía de mi sucesor, que encontrará valiosos elementos, debidos a mi perseverante actividad, y que no considero conveniente hacer de ellos una prolija enunciación.

Tranquilo, pues, y resignado no temo las iras del poder, y alejado en mi hogar de la abrasada arena de la política, solo señiré la espada para combatir al común enemigo.

Manuel González de La Cotera.
Lima, Diciembre 27 de 1879



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Ahumada Moreno, Pascual. "Guerra del Pacífico, Recopilación completa de todos los documentos oficiales, correspondencias i demás publicaciones referentes a la guerra que ha dado a luz la prensa de Chile, Perú i Bolivia" Tomo II, Valparaíso, 1885, p. 272.

Saludos
Jonatan Saona

5 comentarios:

  1. Acusaciones a Pierola de actuar partidisticamente.

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  2. Manifiesto luego que La Puerta aceptará entregar el poder a Piérola, Mi bisabuelo después de eso fué acusado de Rebelde por Piérola

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  3. Manifiesto luego que La Puerta aceptará entregar el poder a Piérola, Mi bisabuelo después de eso fué acusado de Rebelde por Piérola

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  4. Hola, una consulta. No sé si me podría contactar con usted, lo que pasa es que una vez me dijeron que soy descendiente del general La Cotera pero que en algún error de registro cambiaron el apellido a Cotera. Me ayudaría bastante a aclarar esa duda

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  5. Hola unknown , claro, me puedes escribir a la_cotera@outlook.com

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