La muerte de Marco Aurelio Cavero, ocurrida en Iquitos en el mes de octubre de 1915, fue para las letras nacionales una pérdida de cuya magnitud se dan cuenta los que, como nosotros, aquilataron de cerca la vocación decidida por las cosas relacionadas con la historia patria, la superior cultura y la incansable laboriosidad que colocaron, de hecho al malogrado escritor a la cabeza de los historiógrafos peruanos.
Hubo en él, limitándonos a una sola de sus variadas aptitudes, con riesgo de exponernos a un juego de palabras, el genio... de la genealogía.
Cavero fue un genealogista historiador. Para él la historia nacional lo fue todo, y el linaje y el blasón que en ella intervinieron, lo accesorio...
Nació don Marco Aurelio Cavero y de la Vega en Trujillo, el 25 de abril de 1854.
Fueron sus padres don Miguel Cavero y Cavero, senador que fue por el departamento de La Libertad y ultimo marqués titular de Bellavista, y la señora María Rosenda de la Vega Tejada y Merino.
Hermanos suyos fueron don Miguel, don Carlos y don Emilio Cavero, quienes fueron mayores que él y fallecieron sin dejar sucesión, doña Rosa Mercedes Cavero, que fue casada con don Manuel Amadeo Alzamora, dona Albina Cavero, esposa que fue de don Manuel Orbegoso, doña Rosenda Cavero casada con el coronel don Augusto J. Barrenechea, doña Senaida Cavero, casada con el capitán de navío don José María Olivera y doña Carmen Cavero, que murió en temprana edad.
Sobrina carnal suya es la viuda del contralmirante Grau, la señora Dolores Cavero.
Correspondióle el titulo de marqués de Villavista, del que jamás hizo uso.
Se educó en su ciudad natal.
En sus mocedades se dedicó a la carrera militar, habiendo sentado plaza, en calidad de sargento primero, en el regimiento Lanceros de Torata, en 1873.
Perteneció mas tarde a la escolta del Presidente don Manuel Pardo.
Se consagró mas tarde a la carrera diplomática y fue adjunto de las legaciones del Perú en Estados Unidos, Francia e Inglaterra, durante los años 1893 y 1897.
En 1899 fue inspector de los trabajos de construcción del camino central al Pichis. A fines de dicho año pasó de administrador de la aduana de Iquitos.
En 1905 fue administrador de las aduanas de Eten y Pimentel.
Ejerció la dirección de la aduana de Iquitos en cuatro ocasiones distintas.
La muerte ha sorprendido a Cavero en momentos de emprender dos nuevas obras de alientos sobre historia e historiografía nacional.
Su archivo, reconcentrado en Valparaíso, donde residen sus hijos, consta de más de tres mil expedientes, los más de ellos ejecutorias de nobleza e informaciones de servicios de una gran parte de la nobleza española y americana: verdadero tesoro de información heráldica e histórica.
Cerramos este bosquejo de una existencia iluminada por el genio, noblemente empleada y no recompensada hasta el presente momento, con un voto; el de que el Estado adquiera sin falta y restituya a la patria aquella valiosa documentación y la ponga al alcance de los estudiosos en lugar adecuado, bajo un membrete que recuerde el nombre de su infatigable y benemérito coleccionador: Marco Aurelio Cavero.
R. CUNEO-VIDAL.
del Instituto Histórico del Perú.
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En el libro La Gesta de Lima, podemos encontrar que en 1880 Marco Aurelio Cavero era subteniente de la 4° compañía del batallón n° 12, al mando del Cnel Luis Roca y Boloña.
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Texto y foto tomados de revista "Mundial" Lima, 28 de julio de 1920.
Saludos
Jonatan Saona
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