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4 de junio de 2020

Medardo Cornejo

Medardo Cornejo
Teniente Coronel Medardo Cornejo 

Pertenece a una de las más distinguidas familias de Moquegua. 

Su foja de servicios data desde 1864, año en que la escuadra española tomó sorpresivamente posesión de las islas guaneras de Chincha, lo que dió lugar a la protesta unánime de la nación y a que ésta se aprestara para la guerra, por cuanto el invasor se mostraba cada vez más intransigente y agresivo.

La juventud de Arica, Tacna y Moquegua, se presentó, de las primeras, a los cuarteles a ofrecer sus servicios a la patria amenazada por enemigo que parecía invencible, dado los elementos de combate de que disponía, y formó el batallón Voluntarios de Tacna, en el que el joven Cornejo sentó plaza de soldado raso; pero no tardó en ser calificado como distinguido, lo que aconteció a la llegada de aquél  cuerpo a Lima, donde fué completamente organizado.  Seis meses después el presidente de la república, general Pezet, en atención a sus aptitudes y patriotismo, lo ascendía a subteniente, y, antes  del año, a teniente, en cuya clase ingresó al batallón Pichincha No, 2, después de haber servido en el  batallón "Legión Peruana" No. 1 de guarnición en Arica.

Por su asistencia al combate del 2 de mayo de 1866, el presidente, general Prado, lo ascendió a capitán, dándosele de alta en el batallón Gendarmería de Tacna, puesto que un año después renunciaba para ir a desempeñar el de ayudante del prefecto de Arequipa, don Mariano Lorenzo Cornejo.  Trasladada al Cuzco esta autoridad, el ca­pitán Cornejo continuó prestando sus servicios en  Arequipa y en seguida en el Cuzco.

El general Pedro Diez Canseco, presidente provisional de la república, que derrocó al general Prado, no tardó en ascender a Cornejo a sargento mayor, destinándolo en las baterías del Morro de Arica, a órdenes del coronel Eráusquin.  Al año siguiente pidió su baja del servicio activo del ejército para dedicarse a la construcción del ferrocarril de Paita a Piura.

La declaratoria de guerra por Chile lo sorprendió en Iquique. No obstante el inmediato y sorpresivo bloqueo de este puerto por la escuadra enemiga, el sargento mayor Cornejo logró embarcarse en una nave de la Compañía Inglesa de Vapores; y en circunstancias que se dirigía a Arica, con el objeto de ponerse a las órdenes de su antiguo jefe y amigo, el general Montero, era extraído de a bordo por una comisión de tripulantes de la corbeta chilena Esmeralda; pero dos horas después, se le ponía en libertad, lo mismo que a su compañero de prisión, el contador Silva Rodríguez, gracias a la intervención del comandante de un buque de guerra inglés.  Una vez en Arica, no tardó en nombrársele segundo jefe de las baterías del Morro, en cuyo puesto tuvo ocasión de manifestar al general Montero la necesidad inaplazable de resguardar la retaguardia del Morro, por el Este y Sud Este, con dos baterías, lo que aprobó el citado jefe, autorizándolo para construirlas en la forma y sitio que se indicó a los ingenieros.  Estas fortificaciones eran conocidas con los nombres  de  "Ciudadela" y "Este", de las que, después de haber sido el sargento mayor Cornejo, ascendido a teniente coronel,  se le nombraba primer jefe. 

Durante todo el tiempo que Arica fué asediado por el ejército invasor, Cornejo se multiplicó en la atención de sus baterías; y así cuando en la madrugada del 7 de junio fueron asaltadas, logró disparar sus cañones sobre los regimientos enemigos, introduciendo pánico en ellos.

Momentos después era prisionero del oficial chileno Valdivia.  Confinésele a San Bernardo, de cuya prisión logró evadirse, llegando a Buenos Aires, donde el ministro peruano Gómez Sánchez  lo  acreditó cónsul en las provincias de Tucumán, Salta y Jujuy.  Convencido este diplomático del civismo y discreción de Cornejo, le confió la conducción de un valioso contingente de rifles y cañones que el presidente de la Argentina, general Roca, obsequió a los aliados y que nuestro biografiado, después de vencer los contratiempos que se presentaron en el  trayecto, entregó a los  representantes que el gobierno boliviano nombró para recibirlo en  la Quiaca. 

Once años después regresaba al Perú.  Durante la revolución del 95 prestó sus servicios en las filas coalicionistas, siendo, en premio de ello, nombrado comisario del río Chira, del departamento de Piura, del que a la sazón era prefecto el doctor Germán Leguía y Martínez.

En el gobierno de don Guillermo Billinghurts desempeñó la jefatura provincial de Manu, en el departamento de Madre de Dios.  Por razón de edad permanece actualmente en el retiro, ocupado en negocios mineros. 

Muerto el coronel Francisco Chocano, el comandante Cornejo, es hoy el jefe de mayor graduación entre los sobrevivientes del combate de Arica, y a quien, por ley le corresponde el ascenso al grado inmediato superior de coronel.


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Texto tomado de: Gerardo Vargas Hurtado "La Batalla de Arica" Lima, 1980.

Saludos
Jonatan Saona

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