Comandante del Rejimiento Chillán
I.
El teniente coronel don Juan Antonio Vargas Pinochet, natural de Chillán i comandante del valeroso cuerpo de este nombre en la memorable batalla del Campo de la Alianza, librada el 26 de mayo de 1880, sucumbió pocos meses después de esa gran victoria, de traidora enfermedad i en vísperas de alistarse la expedición final que debía quebrantar a las puertas de su orgullosa capital el poderío i el orgullo del enemigo tradicional de Chile.
I fué ese un doloroso contraste, porque el comandante Vargas conocía bien el derrotero de Lima, i cuarenta i dos años hacía había entrado a ella bajo el arco de ladrillos de la portada de Guías, "a tambor batiente i banderas desplegadas" mandando una mitad del invicto Carampangue.
II.
Hemos nombrado el batallón en que el comandante Vargas hizo su carrera militar, o más bien, hemos nombrado al mismo Vargas que se identificó casi desde el venir a la vida con esa lamosa jente araucana.
Nacido en Chillán el viejo en 1814. Vargas era cadete del Carampangue en 1827, es decir, cuando tenía trece años.
I militó en sus filas, hasta que el viejo batallón rindió su última hilera i desapareció del escalafón del ejército activo en la vorájine de Loncomilla.
III.
Con el Carampangue peleó Vargas en Chillán el 16 de setiembre de 1829 contra el coronel Viel que asediaba esa plaza, i en esa acción de guerra recibió su primera herida en el labio superior, herida de bala.
Con el Carampangue peleó en Lircai i en Guías.
Con el Carampangue peleó en Piura el 30 de setiembre de 1838, i embarcado en seguida peleó en Casma el 12 de enero de 1839, víspera de Yungai.
En mar i en tierra el capitán Vargas era siempre "Carampangue."
Por esto sería lícito sustituir a su nombre francés o catalán de Pinochet, su nombre araucano i lejítimo de Carampangue.—" Vargas Carampangue"
Llamaban a Vargas los pone nombres arribanos el Checo Vargas. Pero sus compañeros de armas no ¿preferirán honrarle en adelante con el nombre que hoi le damos?
IV.
Hallóse Vargas en la batalla de Cerro Grande como segundo jefe del 7.° de línea el 29 de abril de 1859; i allí, como en Tacna, recibió dos balas, una en el brazo derecho i otra en el costado izquierdo que le fracturó el reloj haciéndolo chafalonía.
En Tacna el plomo le tocó tres veces, pero en un sentido inverso, porque una bala boliviana le hirió levemente el brazo izquierdo i otra bala le atravesó la espalda por un movimiento singular de circunvalación que quemándole la cutis le desapretinó la casaca como con los dientes de una sierra.
I en esa ocasión tuvo el bravo "Carampangue" una exclamación digna de su gruesa boca de soldado, sombreada por áspero monte de quilas erizadas en bigotes.
Hallábase al lado del segundo jefe del Chillán, el valiente Daniel García Videla, más tarde desairado después de la victoria, i cuando se vió herido de aquella extraña manera, mirándose el rasgón por encima del hombro en cuanto alcanzaba su tosco torso de león envejecido, dijo a su compañero de armas entre airado i risueño: "Hijos de tal; ni apuntar saben estos tales..."
V.
Esas palabras pintan al hombre i al soldado de talla entera.
Para Vargas-Carampangue las únicas balas que eran balas, las únicas punterías que eran punterías, eran aquellas que bandeaban el cuerpo mitad por mitad....
Pero las balas de plomo o de acero daban bote en aquella dura epidermis del guerrero antiguo, i por eso todos los proyectiles tocaban su busto de soslayo...
VI.
El comandante Vargas debió ser hecho coronel después de Tacna. Pero otros se pusieron antes que él en la puerta i en la pecha de palacio, quedando así relegado para más tarde.... I sin embargo, aquel bravo viejo tenía el 31 de julio del año a cuya postre falleciera, conforme a su postrera hoja de servicios, 56 años, 11 meses i 20 días... Era justo que esperase— ¡I cuántos otros que fueron a la guerra como jefes aguardan todavía su hora, viendo pasar por la acera a los que fueron subalternos i llegaron de prisa a la altura de sus hombros i de sus charreteras, Holley i Wood entre otros!
Una pulmonía fulminante, más certera que las balas, acortó entre tanto el plazo de la antesala, i el comandante Vargas, que iba a marchar al frente de su rejimiento en la primera brigada de la segunda división, falleció en su cama de cuartel en Tacna a principios de noviembre de 1880.
VII.
Pero nó, el comandante Vargas no había desaparecido sinó como sombra, porque tras sus nobles pasos, como los renuevos de añoso roble, han brotado en las selvas del Bío-Bío los soldados que recojieron del muro de Talcahuano i del paso del río de Arauco la bandera que cobijó su heroica niñez de soldado.
I así, cuando los restos del viejo capitán del viejo Carampangue vuelvan a sus lares, serán probablemente los soldados del nuevo Carampangue los que llevarán en sus hombros la urna del bravo para dejarlo en paz en el sitio en que naciera para eterna i briosa guerra.
VIII.
El teniente coronel don Juan Antonio Vargas se ha ido al mundo de la fama con nueve batallas en su hoja de servicios i nueve balazos en el tronco de su cuerpo.
I si sus compatriotas de allende el Ñuble erijeran alguna vez a su memoria tosco túmulo de piedra i nos honraran con el dictado de su epitafio, les rogaríamos únicamente que en lugar de poner su nombre de familia i la larga lista de sus heroicos servicios, señaladas hazañas i crueles postergaciones, esculpiesen en la lápida del bravo esta leyenda de gloria i de justicia: "AQUÍ YACE EL VIEJO CARAMPANGUE"
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Texto e imagen tomado de "El Álbum de la gloria de Chile", Tomo I, por Benjamín Vicuña Mackenna.
Saludos
Jonatan Saona
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