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16 de julio de 2019

Manuel Tovar

Manuel Tovar
Manuel Tovar
(Texto tomado de "El Perú Ilustrado" Lima, 31 de mayo de 1890)

Monseñor Manuel Tovar. Está dicho que el periodista cosecha espinas á la par que conquista laureles. Para nosotros suena la hora del triunfo siempre que podemos consagrar nuestra modesta labor á personajes cuyos méritos significan una gloria nacional. Tal acontece al presente en que colocamos en nuestra galería de notabilidades peruanas el retrato del autor de la importante obra. Apuntes para la historia eclesiástica del Perú, —editada en ésta el año 1873 —del razonado redactor del diario ‘'La Sociedad" que hasta hace poco se publicaba en Lima, del sacerdote respetable y del político sagaz que sabe inspirarse en la doctrina evangélica, pues, todo reunido, vemos brillar en la noble frente de Monseñor Manuel Tovar, Dean de la Catedral de Lima.

Nuestra tarea, tal vez, quedaría incompleta al trazar los apuntes biográficos del notable sacerdote si uno de nuestros asiduos y muy queridos colaboradores no nos hubiese prestado su valioso contingente, bien que, limitado al estrechísimo espacio con que cuenta nuestro semanario para sus referencias de grabados. Dicen los apuntes de nuestro colega: Sayán, pequeña población al norte de Lima, fué en Mayo de 1844, la cuna de este esclarecido ciudadano y distinguido miembro del clero. 

Hijo legítimo de padres honrados, el señor Don Angel Tovar y la señora doña Manuela Chamorro, pusieron todo su empeño en dar á su hijo una educación esmerada y una santa instrucción, para suplir por este medio los bienes de fortuna, haciéndolo dueño de tesoro mucho más valioso. En 1851 ingresó en calidad de alumno externo á los claustros del Seminario Conciliar de Santo Toribio, y diez años de consagración y estudio, fueron bastantes para dar cima á su brillante carrera, habiendo obtenido los primeros premios en la mayor parte de los cursos que hizo con lucimiento, y el premio por excelencia, que el Seminario acuerda al más distinguido alumno por su capacidad, aplicación é intachable conducta le fué discernido en 1860, cuando apenas contaba 16 años de edad. Desde este mismo año el joven alumno empezó á pagar al Seminario el beneficio de la educación que recibía, desempeñando en diversos departamentos el cargo de celador, y desde 1861 comenzó á regentar la cátedra de latín, en calidad de sustituto, alcanzando en el término del mismo la insignia del magisterio después de una notable actuación.

En 1862 regentó las clases de Fundamentos del Catolicismo y Filosofía; en 1863 creó y dictó la clase de Gramática general, en 1864 desempeñó interinamente la Regencia de estudios del Seminario; en 1865 dictó el curso de Teología Moral, al mismo tiempo que cursó el Derecho Natural con notable aprovechamiento.

Llamado por el Señor al estado sacerdotal, empezó á recibir las primeras órdenes en 1862 y tuvo la envidiable fortuna de ser consagrado por el Sacerdocio en 1866, en la ciudad eterna, después de una lucida actuación y riguroso examen en latín ante ese sínodo Diocesano precidido por el Cardenal Vicario de Roma.

Brillante y fecunda ha sido la carrera de Monseñor Tovar y siempre se ha distinguido en los diversos puestos que ha desempeñado.

Miembro de la ilustre Universidad de San Marcos de Lima, ha formado en varias ocasiones parte del Consejo Superior de Instrucción y del Consejo Universitario. El Illmo. señor Goyeneche le honró sucesivamente con los cargos de Promotor Fiscal del Arzobispado, Secretario del Procurador que envió al Concilio Ecuménico Vaticano, y Secretario de Cámara y Gobierno del Arzobispado.

El Concejo Departamental de Lima lo contó entre sus miembros como diputado por la Provincia de Cañete, y el Ilustre Colegio de Abogados, premió su esclarecido talento incorporándolo en su seno.

Diversas sociedades científicas y humanitarias se han disputado el honor de contarlo entre sus miembros, tributando así un justo homenaje á su ilustración y á sus talentos. El Illmo. Arzobispo le encargó la Dirección de la obra del Dinero de San Pedro; á su celo y piedad se debe el próspero desarrollo que ha alcanzado entre nosotros; y la Santa Sede ha premiado su consagración á esta obra elevándolo al rango de colector en cuatro Repúblicas.

Diez años ha dirigido Monseñor Tovar el Diario Religioso de Lima, y tanto en las columnas editoriales de esta publicación como en la Cátedra Sagrada, se ha distinguido siempre por la corrección de su estilo, y por el vigor de su razonamiento que le han dado una justa celebridad de eminente Teólogo y profundo filósofo.

Los méritos de Monseñor Tovar lo han ido elevando gradualmente en la carrera eclesiástica. En 1871 obtuvo por oposición la Canongía Teologal del coro de Lima, y en 1877 fué promovido á la dignidad de Tesorero de ese Cabildo Metropolitano. En dos ocasiones ha sido designado para obispo, alta invertidura que no ha querido aceptar por que su humildad sacerdotal está á la misma altura que sus relevantes méritos. No fué parte á impedir, sin embargo, el alto honor que le dicernió el inmortal Pío IX, elevándolo á la dignidad de su Prelado Doméstico, como recompensa debida á sus asiduos trabajos en defensa de la Iglesia.

En 1880 fué nombrado Rector del Seminario Conciliar á petición espontánea del Cuerpo de Profesores que veían amenazado de muerte ese plantel en donde se han cultivado tantos ingenios que han dado verdadero lustre á la Iglesia. En esta ocasión, como en todas, Monseñor Tovar dió pruebas de las altas dotes que le adornan, y con el tino y acierto desplegado en su dirección científica y moral y en su administración económica, salvó el establecimiento de una ruina cierta.

A su separación del Rectorado del Seminario en 1884, el Supremo Gobierno lo honró con el titulo de miembro de la Sociedad de Beneficencia y el pueblo de Lima lo designó como su representante á la Asamblea Nacional Constituyente convocada á la sazón. Este alto cuerpo conocedor de sus relevantes dotes lo eligió la víspera de su instalación como su primer vice-presidente y en su calidad de tal le ha tocado dirigir los trabajos y debates en época tan borrascosa para el Perú, habiendo logrado á fuerza de talento é ingenio salir airoso en tan difícil puesto y mereciendo el respeto y consideraciones de sus compañeros de Cámara, quienes lo designaron como Senador por el Departamento de Lima para la próxima legislatura ordinaria de 1886.

Poco después Monseñor Tovar fué llamado á formar parte de la Administración Pública, en calidad de Ministro de Estado en los ramos de Justicia, Culto, Instrucción y Beneficencia. Durante el Gobierno Provisorio que precedió al del actual Presidente General Cáceres, Monseñor Tovar continuó el despacho del Ministerio de Justicia así como en la junta de Gobierno que unificó la República. Después de haber servido en el Coro Metropolitano de Lima la dignidad de Maestre-Escuela, fué elevado á la de Dean por promosión al arzobispado del Illmo. Sr. Bandini.

Sus buenas dotes como escritor le han merecido que la Real Academia Española de la Lengua lo considere entre las doce correspondientes en el Perú y que sus compañeros lo hayan honrado con el cargo de Censor en la Academia peruana.

Joven aún, Monseñor Tovar, y dotado de una naturaleza vigorosa, es una verdadera esperanza para su patria y para la Iglesia peruana.


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Texto e imagen tomados de "El Perú Ilustrado" núm 160, Lima, 31 de mayo de 1890.

Saludos
Jonatan Saona

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