Don Manuel Villar capitán de navío de la armada nacional, fallecido el 17 de Octubre último, y cuyo retrato debido al lápiz de Galvez, ostenta hoy nuestro semanario, fué uno de los restos gloriosos de nuestra extinguida marina. Sentó plaza el 24 de Noviembre de 1827 en calidad de Guardia marina, y comenzó entonces á trazarse una hoja de servicios cuyas anotaciones serían suficientes para honrar á cualquier hombre público, ascendiendo grado á grado hasta el 7 de Febrero de 1866. en que el Congreso le dió la efectividad de Capitán de Navío, clase en que ha fallecido.
Casi en ninguna de las acciones de armas ocurridas en el Perú, falta el nombre del señor Villar, comenzando desde 1828 en la campaña. librada al norte contra Colombia, al mando del Vice-Almirante Guisse, contra los fuertes de Guayaquil, donde falleció este digno Jefe. (Hablamos de Guisse.)
En 1835 concurrió á la campaña del sur á las órdenes del General Salaverry y Contra Almirante Postigo, con el que capituló en la escuadra á que pertenecía después de Socabaya. A las órdenes del General Lagomarcino, ocupó Cobija con la barca «Limeña» en 1841, hasta la pérdida de Ingavi; y asistió á la batalla de Ancachs en la brigada de artillería, donde cayó gravemente herido y prisionero. En la batalla de Chiloé del año 1866, en la guerra con España, fué el héroe de Abtao como Comandante en Jefe de las fuerzas navales del Perú, dirección que dió el glorioso triunfo por el que Villar mereció ser declarado Benemérito á la Patria en grado Heroico.
Como hombre público, desempeñó importantes puestos'y comisiones en el país y en el extrangero, de entre los cuales tenemos presente el viaje que hizo en comisión á los EE. Unidos de Norte América, y la exploración del río Amazonas. Sirvió también en la Junta reformadora de ordenanzas navales y fué Comandante del fuerte de «Santa Rosa,» puesto del que pasó á la Comandancia General de Marina, y luego fué llamado por el Jefe Supremo, para secretario de Estado en el Despacho de Marina.
Después de los desastres de las armas peruanas en los días 13 y 15 de Enero de 1881 en los campos de San Juan y Miraflores, luego que el Jefe Supremo se dirigió al interior del Perú, el señor Villar se retiró á su casa profundamente herido con una enfermedad moral que fué consumiendo su existencia de un modo rápido.
Mucho, conciso y patriótico tendríamos que apuntar respecto del ilustre vencedor de Abtao, si nuestro espacio y las dimensiones que hemos señalado á las referencias de nuestros grabados lo permitieran; pero, no terminaremos estas líneas sin hacer constar que el nombre del capitán de navío don Manuel Villar, queda inscrito con brillante hoja de servicios en la historia de la digna marina peruana, y que hoy rendimos homenaje de justicia á la memoria del ilustre difunto.
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Texto e imagen tomados del "El Perú Ilustrado" núm 130, Lima, 02 de noviembre de 1889.
Saludos
Jonatan Saona
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Jonatan Saona
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