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25 de diciembre de 2018

Cesáreo Chacaltana

Cesáreo Chacaltana
Doctor don Cesáreo Chacaltana
(Texto tomado de "El Perú Ilustrado" Lima, 03 de setiembre de 1887)

El presente número de nuestro semanario aparece ilustrado con los retratos del Sr. Dr. D. Cesáreo Chacaltana, ex-Ministro de Estado en el despacho de Relaciones Exteriores.

Uno de los jóvenes que más se distinguen hoy en el Perú, por sus talentos y por la circunspección que sella todos los actos de su vida pública, es sin duda el Doctor Don Cesáreo Chaealtana que, hasta hace muy pocos días, ha servido el Ministerio de Relaciones Exteriores y que vuelve á sus antiguas labores de la prensa, como Director de «El Nacional,» diario de Lima que, por sus principios liberales y la independencia de sus opiniones en política, goza de merecida reputación en América y en muchas capitales de Europa.
Cesáreo Chacaltana, hijo del respetable magistrado, Vocal de la Excma. Corte Suprema de Justicia Di. D. Manuel de la E. Chaealtana y de la señora Doña Manuela Reyes, nació en Lima, el 25 de Febrero de 1845.

Sus primeros estudios los hizo el año de 1855 en el Colegio nacional de Nuestra Señora de Guadalupe, y en 1856 pasó al Seminario Conciliar de Santo Toribio, donde hizo, en calidad de alumno interno, toda su instrucción media y siguió además todos los cursos de Teología Dogmática y Moral, llegando á recibirse de Maestro en esa facultad: título especial de honor que en el Seminario hace que los que lo llevan usen como distintivo una medalla de honor.

En 1864 regentó en el mismo Colegio la clase de Aritmética práctica, y en 1865 la de Mecánica, Física y Astronomía.

En 1866 pasó á estudiar en la Universidad Mayor de San Marcos todos los cursos de Derecho, hasta obtar los grados de Bachiller, Licenciado y Doctor en Jurisprudencia, el año 1869, á mediados del cual se recibió también de Abogado. Pero en 1866, á la vez que ingresaba á la Universidad para iniciarse en la carrera del foro, comenzó también á regentar, como profesor interino, en el Colegio de Guadalupe, las mismas clases que en el Seminario había tenido á su cargo, obteniéndolas después en propiedad el año 1869, á mérito de un concurso en el que Chacaltana fué no solo opositor sino también distinguido por la mención honrosa que de él hizo el Presidente del Jurado, al dar cuenta de esa actuación literaria.

En 1867, Chacaltana fundaba con otros jóvenes entusiastas de Lima, la sociedad denominada «Amigos de las Letras» que, después, pasó á ser el «Club Literario» y, hoy, el «Ateneo de Lima,» centro donde se dan cita notables inteligencias de diversas nacionalidades, para seguir la corriente de las luminosas ideas de la civilización moderna.

Pocos años después, en 1871, Chacaltana formaba también en el número de los fundadores de la famosa sociedad «Colaboradores de la Instrucción,» siendo su primer Presidente, el primer Rector del Colegio gratuito de Instrucción Media, fundado y sostenido por esta sociedad de jóvenes entusiastas y generosos, y profesor de Filosofía Moral en el mismo establecimiento, que solo dejó de funcionar con motivo de los desastres de la última guerra con Chile.

El año de 1870, entró el Doctor Chacaltana á formar parte de la Redacción de «El Nacional,» siendo á la vez uno de los accionistas de esa Empresa, y en 1871 sufrió las persecuciones del Gobierno á consecuencia de la actitud hostil tomada por éste contra algunos de los órganos de la prensa, con motivo de la manifestación hecha el 20 de Setiembre, en obsequio á la unificación de Roma.

El Doctor Chacaltana regentó también, en 1871, la clase de Mecánica en el Colegio de San Carlos; y en el mes de Noviembre de ese año marchó á Europa como abogado de la casa del señor Canevaro, para entender en ciertos arreglos de importancia que debían ventilarse en aquellos tribunales.

En Europa colaboró activamente en la publicación de «El Americano,» periódico fundado por el escritor uruguayo Don Héctor Florencio Várela, para defender en ese continente los intereses de la América Española; colaboró también en la «Gaceta Internacional de Bruselas» y fué corresponsal infatigable de «El Nacional» de Lima, de cuyo diario era, como ya hemos dicho, propietario en parte y uno de los principales redactores.

Después de visitar las más grandes ciudades de Francia, Bélgica, Inglaterra, Italia, Suiza y la antigua Capital de Roma, regresó al Perú en Abril de 1874, volviendo á sus antiguas «labores de la Redacción de «El Nacional.»

Entró también, en ese año, á formar parte del personal del Concejo Provincial de Lima, en el que desempeñó, primero, las funciones de Inspector de uno de los distritos de la ciudad y, después, el de Síndico del mismo Concejo.

Iniciada por el Supremo Gobierno la campaña de 1874, con el fin de develar la revolución que los partidarios de Piérola hicieron estallar en el sur de la República, el Dr. Chacaltana salió á dicha campaña como corresponsal de «El Nacional;» fué nombrado después Secretario de S.E. el señor Don Manuel Pardo, Presidente Constitucional de la República, y tomó parte en el ataque de 6 de Diciembre al cerro denominado de los Angeles.

De regreso de la campaña, volvió á sus conocidas labores de la prensa y, el año de 1879, fué elegido Senador suplente por el Departamento de Huánuco.

Declarada por Chile la guerra al Perú, en 1879, el Doctor Chacaltana se hizo notable por sus escritos llenos de patriótico entusiasmo; y cuando el Gobierno de Piérola trató de imponer ciertas condiciones á la prensa, sometiendo á prisión á los escritores nacionales, fué uno de los que se negó enérgicamente á suscribir esas condiciones, estrañas á todos los principios legales y á las prácticas del verdadero patriotismo.

Alistado en uno de los cuerpos de la Reserva de Lima, presto en él sus servicios á la patria, primero como simple soldado y, después, como Capitán en el cerro del Pino, en donde estuvo hasta las tres de la mañana del día 16 de Enero, retirándose después de haber ido con el jefe de ese fuerte, el Capitán de Navío Don Hipólito Cáceres, á la hacienda de Vasquez á entregar el armamento.

En tiempo de la ocupación chilena asistió al Congreso de Chorrillos y fué miembro de la comisión diplomática de dicho Congreso.

Por aquella misma época, formó parte del partido Constitucional que se organizó en Lima bajo la presidencia del Doctor Don Alejandro Arenas, y á consecuencia de un manifiesto que dio dicha junta, fueron sometidos todos sus miembros á un Consejo de Guerra, y condenados á pagar, cada uno, la suma de cien pesos chilenos, que inmediatamente entregaron en el Cuartel General, so pena de ser severamente apremiados. Como representante de esa misma junta, el Doctor Chacaltana pronunció un elocuente discurso en los funerales de Hurbult que, habiendo causado la indignación del jefe de la ocupación chilena, puso al Doctor Chacaltana en la necesidad de ocultarse y hasta ausentarse del país para evitar una prisión ó tal vez un considerable ataque contra sus moderados intereses.

Poco antes, los profesores titulares del Colegio Nacional de Guadalupe habían acordado abrir bajo su responsabilidad dicho colegio, á fin de que la juventud de Lima no sufriera mayor atrazo en su educación, y nombraron al Doctor Don Cesáreo Chacaltana Director del establecimiento, en cuya condición prestó muy importantes servicios hasta Agosto de 1882; y en Noviembre del mismo año, se ausentó á la República Argentina, fijando su residencia en la ciudad de Buenos Aires, en donde su ocupación principal fué la de redactor de «La Prensa», diario liberal que es allí una de las más importantes publicaciones de su género.

Hallándose en Buenos Aires, fué nombrado por el Gobierno del General Montero Agente Confidencial del Perú en las Repúblicas del Plata, cargo que se excusó de aceptar, concretándose á prestar, en su condición de particular, cuantos servicios podía á la causa de su Patria.

En aquella misma ciudad, escribió y publicó su gran obra titulada «el patronato nacional argentino,» que le ha merecido los más sinceros elogios de parte de muchas notabilidades nacionales y extrangeras, en la ciencia del Derecho.

El Doctor Chacaltana ha dejado, pues, en aquellas estensas regiones un número considerable de amigos y admiradores; y cuando resolvió regresar al seno de su querida patria, recibió, entre otras muchas manifestaciones de aprecio, el obsequio de una valiosa tarjeta de oro, con que todos sus compañeros de «La Prensa» quisieron agasajarle en testimonio de su estimación y cariño.

A su llegada á la Capital de Lima, volvió á sus antiguas labores del periodismo; ingresó nuevamente al Concejo Provincial, como Síndico, primero, y, después, como su Teniente Alcalde. Volvió también al Senado como Representante por el Departamento de Ica, desempeñando á la vez en esa Cámara las funciones de Secretario; y en 22 de Noviembre de 1886 fué nombrado por el actual Presidente de la República, Ministro de Estado en el despacho de Relaciones Exteriores.

El conocimiento que todos poseen de la manera como el Doctor Chacaltana ha servido ese alto puesto, en el espacio de nueve meses, nos releva de la tarea de poner de manifiesto el mérito de sus importantes trabajos.

Hoy la Dirección de «El Nacional» vuelve á contar con los servicios de su antiguo y muy distinguido jefe.


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Texto e imagen tomados de "El Perú Ilustrado" núm 17, Lima, 03 de setiembre de 1887.

Saludos
Jonatan Saona

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