Arica, marzo 4 de 1880
Excelentísimo señor
D. Nicolás de Piérola,
Lima
Mí estimado amigo:
He leído con suma atención su apreciable carta, fecha 29 del que expira, por la que quedo impuesto de los motivos que ha tenido el gobierno para hacer los cambios de personal y nombramientos que se me han comunicado en la misma fecha de una manera oficial.
Dejando para posteriores apreciaciones todo aquello de carácter puramente político, he creído un deber de patriotismo, pedir al gobierno la reconsideración de las disposiciones relativas a la reorganización del primer ejército del Sur, por encontrarnos ya frente al enemigo y ser por este motivo esencialmente peligroso ejecutar semejante reforma. Juzgo, pues, que la importancia de mi procedimiento, lo apreciará usted con la elevación de miras que lo caracteriza por que los móviles a que obedezco son únicamente los del interés patrio. Apoyados en el conocimiento que tengo de la extraordinaria situación en que se encuentra colocado.
Por lo demás, las circunstancias han variado mucho desde nuestra anterior comunicación.
El Ejército enemigo desembarcó en Pacocha no sabemos hasta hoy si con el fin de emprender desde el Hospicio su marcha directa a Tacna, o de tomar primero posesión de Moquegua, cuya defensa la está confiada a una pequeña fuerza que comanda el coronel Gamarra, perteneciente de una manera inmediata al Segundo Ejército del Sur.
Por mi parte, he tomado las convenientes medidas en mi Cuartel General, a fin de normar mis operaciones en conformidad con la situación, los elementos de que dispongo y los movimientos del enemigo.
El 27 tuvo lugar el primer combate de esta plaza militar con una división naval chilena: la acción se empeñó a las 9 horas A.M. y a la 1 hora 30 minutos P.M., que ya se retiraban, hicimos esfuerzos casi sobrehumanos para hacer salir al monitor y renovar el combate. Los documentos oficiales impondrán a usted de todos los pormenores de aquel día en el que siquiera se retempló el ánimo de nuestros soldados.
Posteriormente a ese acontecimiento, es decir desde el día 29, nos tiene reducido a la más desesperante situación. Los cañones del “Angamos” y del “Huáscar”, superiores en mucho a las de nuestras baterías, han establecido un constante bombardeo contra la población, sin que podamos ofenderlos en lo menor, tal es la gran distancia en donde a favor del enorme alcance de su artillería se colocan para descargar sobre la plaza. Estamos, pues, reducidos a la más completa inacción y aguantando diariamente las balas enemigas, cuyo alcance llega hasta los mismos campamentos del ejército, en donde lo he situado desde el primer día, a fin de evitarle algunas desgracias.
Hasta la fecha no he recibido refuerzos de tropa, ni armas, ni dinero para el desmantelado ejército que me obedece; así que, puramente, con los escasos elementos de que dispongo voy a librar al fin la batalla a que el enemigo nos provoca: veremos, pues, si la Providencia nos ayuda.
Que se conserve usted con la mejor salud, son los deseos de su afectísimo amigo y seguro servidor.
LIZARDO MONTERO
***********************
Texto tomado de "Documentos Inéditos, Guerra con Chile, La Campaña de Tacna y de Lima" Ed. Milla Batres
Saludos
Jonatan Saona
Hola Jonatan, en 1er lugar quiero saludar tu enorme esfuerzo por tu labor en tu blog, veo que publicas desde 2008. Me gustaría saber, en 2do lugar, si fueras tan amable, pudieras indicarme la fuente donde conseguiste la misiva que cuelgas aqui. Gracias
ResponderBorrarhola, acabo de echar un vistazo mas detallado del escrito, perdon.
ResponderBorrarHola Junior, está en "Documentos Inéditos, Guerra con Chile, La Campaña de Tacna y de Lima" Ed Milla Batres, y en el libro "La Tragedia del Perú" de Bouruncle.
ResponderBorrar