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15 de mayo de 2016

Carta de Videla

Pedro Videla
Carta del doctor Videla sobre la escuadra y el bloqueo Iquique.

"Señor don Wenceslao Díaz.
— A bordo de la Co­vadonga.
— Iquique, mayo 17 de 1879.

Mi querido i respetado profesor: Son las 3 1/2  de la tarde, hora en que concluyo la lectura de la atenta carta que Ud. ha tenido la bondad de enviarme, i me preparo para cumplir sus deseos del mejor modo que me sea posible.

Hace ya siete días que me encuentro en esta rada en calidad de bloqueador, i si bien he presenciado pocos acontecimientos, debido esto a la relativa calma en que nos hemos colocado, puedo, sin embargo, suministrarle algunas noticias que interesarán a Ud. como buen chileno.

El Abtao i Covadonga salieron de Valparaiso en la noche del 3 de mayo, i sin la triste pérdida de un hombre que cayó al agua desde las jarcias del Abtao, en un día de fuerte viento, i sin las descomposturas de la máquina de la Covadonga, habríamos tenido un viaje enteramente feliz. 

Navegamos a 100 millas de la costa, en previsión de algún encuentro desfavorable, i empleando los siete días de nuestra marcha, en hacer ejercicios de cañón, rifle i zafarrancho, para que en ningún caso el enemigo nos tomara desprevenido; i puedo asegurarle que a la fecha ya estamos bien listos.

Contamos con jente bien escojida, que si en lugar de ser a cañonazos nuestros encuentros, fuesen de hombre a hombre, los peruanos solo nos divisarían; hombres jóvenes, robustos i deseosos todos de me­dirse con los perdona-vidas de esta tierra peruana, estoi seguro de que en la hora de la prueba sabrán portarse como buenos.

Para ser claro en mi correspondencia, que desde hoi queda abierta para Ud., voi a narrar por órden todo lo que he visto en la escuadra, lo que se espresa en las reuniones de confianza entre los oficiales, i lo que se sabe hasta hoi de planes mas o ménos probables que se llevarán a efecto por los buques de Chile. Porque, debo advertirle, que en nuestra condición de subalternos nada sabemos, todo lo ignoramos hasta el momento en que el almirante de­termina tal o cual movimiento.

El 10 de mayo a las 9 de la noche divisamos las luces de Iquique, i después de tocar a zafarrancho, para ponernos a cubierto de cualquiera emerjencia que hubiera podido verificarse en los dias que careciamos de noticias de la escuadra, comenzamos a entrar lentamente i a luces apagadas al puerto; hora i media mas tarde, nos reconocieron de la armada por medio  de  destellos o señales  que  se hacian des­de nuestra cañonera.  A las once i media, teniamos a nuestro costado un bote del buque jefe por medio del cual se trasmitía al Covadonga la órden de salir a Antofagasta en el acto; pero nuestra máquina ve­nia en el peor estado, i hubo necesidad de permanecer en el puerto, con gran contento de todos los que deseábamos conocer a  Iquique.

A la mañana siguiente habia recorrido con mi anteojo la población i quedado satisfechos mis deseos. El puerto es de bonito aspecto i tiene  muchos edificios de elegante construcción, i tres o cuatro torres que lo adornan mucho; es bastante grande i se puede afirmar que no hai en Chile, después de Valparaiso, un puerto que lo aventaje.

Su población actual no pasará de 11 a 12 mil al­mas, de las cuales 7 mil son de soldados, al mando del jeneral Buendia, que es el boton que presenta el Perú como muestra de su valor.  Nos insulta en cada línea de sus proclamas diarias; pero, por lo demas, parece que el valiente señor, no se da trazas para dar pruebas de su coraje.

Uno de los motivos del estricto bloqueo a que se encuentran sometidos, aparte del de torear a la convalesciente escuadra peruana, es el de rendir a la plaza por medio de la sed, porque, como Ud. sabe, ellos beben solo lo que resacan sus máquinas.

Al efecto, se les ha prohibido destilar agua, pero como son testarudos, casi no hai noche en que la Esmeralda no se encargue de apagar a cañonazos algunos humos sospechosos.

Anteayer a las 9 de la mañana, 6 granadas bien certeras hicieron entrar en vereda, i mas que de prisa, a algunos infractores de la prohibición.  En ese momento habia en el muelle una regular cantidad de vagos, que al sentir el cañoneo, hicieron algunas demostraciones que ellos supondrían de coraje, a pesar de que, por efecto de la costumbre, sabían mui bien donde iban dirijidos los tiros.

Momentos después formaron también en el muelle 60 asustados al mando de dos oficiales. La circunstancia de haber los chilenos cortado el cable, los ha privado del placer de anunciar a Lima la sangre fría con que soportaron el fuego.

La bahía se ve cruzada durante el día por los bo­tes chilenos, i es un espectáculo que alegra el alma, ver la bandera chilena pasearse en todas direcciones al frente de 7.000 soldados enemigos.

De noche igualmente los botes quedan en el agua, reforzando la regular dotación de centinelas, medida mas que conveniente, sobre todo después de la aprehensión del francés, a quien se sorprendió fuera de la bahía i con intenciones mas que sospechosas.

Esta noticia debe de haber llegado a Santiago, por lo que no le mando mas detalles.

Antes de darle las novedades de sensación que han tenido lugar en el dia de ayer, voi a hablarle de mis compañeros de fortuna, discípulos suyos también, que se encuentran hoi al servicio de la marina de  Chile. Manuel Aguirre, veterano ya por el combate de la Magallanes, Alcérrica, Núñez, Guzman, O’Rian i Tagle Arrate i un ruso forman la dotación de médicos de la armada. Todos ellos entusiastas i contentos. Por supuesto que Tagle i el ruso son los que están con mejores comodidades, porque, sirviendo en  los blindados, tienen una enfermería estensa i una botica bien, provista.

Por lo que a mí toca, no puedo decir otro tanto, ya respecto al hospital, ya respecto a medicamentos. 
Estos son escasos, i si bien han sido consultados por el doctor Villanueva para hacer el servicio de una dotación como la del Covadonga, sucede que en ocasiones se echa de ménos muchos remedios que pudieran servir en casos determinados.  Respecto al servicio quirúrjico, puedo decir un poco mas.

No tengo aparatos de Esmarch, i cuento con un solo torniquete para efectuar la compresión de arterias.

No tengo sino 500 gramos de cloroformo i me falta además una pinza ad hoc para la estraccion de balas que, pudiera recibir la jente, en desembarque i aun en abordajes u otro jénero de operaciones po­sibles en las actuales circunstancias.

Por fortuna, i ojalá siga favoreciéndome la suerte, no he tenido necesidad hasta ahora de echar mano de nada de lo que he señalado anteriormente.

En estos días pasados i bajo la presidencia del doctor O’Rian, decano de la facultad médica de a bordo, nos hemos reunido con el objeto de acordar el número de medicamentos i cantidad de ellos que deben formar la provisión indispensable para cada botica, como asimismo para recabar del gobierno el envío de otro cirujano para cada buque, i el de un cirujano mayor que pueda resolver tantas dudas que se nos presentarán con nuestra escasa práctica. Parece que esta idea nació en lo alto, por lo que confío que se accederá a nuestra solicitud.  Nuestro puesto en el combate, que está tan espuesto como cualquiera otro a los golpes de granada, hacen indispensable la segunda medida. Está colocado a proa, en el entrepuente i sobre el nivel de la línea de agua, i como las balas no se ocupan de averiguar el papel que cada cual desempeña a bordo, resulta que los señores cirujanos no tienen motivo alguno especial para que sean mejor tratados que el resto de la jente belicosa.

Para terminar ya esta larga comunicación, voi a referirle el estado en que se encuentra la bahía con el movimiento de la escuadra, determinado ayer por el almirante. Desde cuatro dias atras, se corria entre los oficiales que se proyectaba un golpe de mano, que debia tener lugar en este puerto, en Arica o en el mismo Callao.  Una espedicion repentina i sospechosa del Cochrane al sur, la llegada misteriosa de dos individuos que traian magníficos caballos, destinados al parecer a hacer un reconocimiento en tierra, el embarque apresurado de carbón en todos los buques, todo hacia sospechar que se preparaba algo grave.  En efecto, ayer a las cuatro de la tarde salieron las corbetas O'Higgins i Chacabuco con rumbo al sur, para desviarlo al norte, según se asegura, i poco después el Cochrane i Abtao los siguieron, po­niendo sus proas al oeste en la mañana de hoi; después de la partida del vapor que habia llegado del sur, zarparon con dirección al norte el buque almi­rante i la Magallanes. El bloqueo queda, pues, mantenido solo por la Esmeralda al mando del comandante Prat, i la Covadonga al del capitán Condell.

Los jefes de los diversos buques espedicionarios, son: López de la Blanco, Simpson del Cochrane, Viel de la Chacabuco, Montt de la O'Higgins, Thompson del Abtao, que tiene tres magníficas colizas de a 150, i Latorre de la Magallanes.

Se dice que en ocho días mas estarán de vuelta, pero nada hai seguro.  Lo único que se sabe de cierto, es que el día de la salida se hizo, con espléndido resultado, un ensayo de torpedos con algunas lanchas peruanas.

No conociendo absolutamente los planes de Wi­lliams, hemos quedado no del todo tranquilos, porque si los peruanos tuvieran un buen servicio de propios, mui bien pudieran darnos un golpe de sorpresa apoyados en la superioridad de sus fuerzas. 

La Covadonga rondará entretanto mar afuera, i la Esmeralda vijilará la bahía.

Estas son las noticias que por ahora puedo comunicarle; a medida que se vayan presentando acontecimientos, tendré el mayor gusto en escribirle dándole cuenta de ellos.  No sé cuando pueda salir esta i termino por hoi las noticias del día. Si algo de nuevo sucede, lo apuntaré a continuación.

Lo saluda respetuosamente su discípulo
— Pedro R . 2° Videla."


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Texto tomado del libro "Arturo Prat y el Combate de Iquique" Santiago, 1880

Saludos
Jonatan Saona

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