A bordo del trasporte "Chalaco" Noviembre 20 de 1879.
S. M. de O.
Sírvase V. S. elevar al señor contra-almirante, comandante jeneral de marina, el presente parte referente al encuentro del blindado chileno Lord Cochrane con la corbeta Unión, cañonera Pilcomayo i el trasporte de mi mando, que tuvo lugar el 18 del presente, frente a la quebrada de Tambo.
A las 12 P. M. del 17 zarpé del puerto de Arica, habiéndolo hecho la cañonera Pilcomayo a las 11.30 P. M., i la corbeta Unión a las 11 P. M.; en toda la noche se navegó sin avistarnos i sin ocurrir novedad alguna. A las 5 A. M. del día siguiente apareció la Pilcomayo por la mura de babor, i teniendo a las 7.30 A. M. la Punta de Coles a la cuadra, hice rumbo hacia Mollendo.
A las 9.30 A. M. se avistó en esta dirección un humo de vapor que se creyó ser la Unión; pero poco tiempo después apareció esta corbeta acercándose a toda fuerza a la Pilcomayo i el humo avistado se dirijió del mismo modo sobre ambos; a la distancia que nos hallábamos no se podía apreciar qué clase de buque era aquel, aunque indudablemente enemigo.
La corbeta i la cañonera se encontraron mui cerca a las 10 A. M. i cambiaron señales: la primera hizo después rumbo a Suroeste, i la segunda al Sureste e hizo dos tiros, probablemente para advertirnos la presencia de buque enemigo. Habiéndome apercibido de ello desde antes i viendo el movimiento de los buques, intenté al principio forzar el paso siguiendo el mismo rumbo; pero encontrándolo riesgoso, traté de replegarme a nuestros buques. Reconocido que el buque enemigo era el blindado Lord Cochrane i viendo, por consiguiente, la imposibilidad de un combate por parte de nuestros buques i que estos se retiraban en distintas direcciones, como he dicho antes, viré inmediatamente a las 10.30 A. M., estando a cuatro millas de distancia del blindado, haciendo rumbo sobre Arica, tanto por tener allí el paso franco cerca de tierra, como para barar el buque en caso necesario en algunas de las caletas resguardadas por nuestras fuerzas, i para determinar lo mas conveniente para evitar que el buque fuese apresado.
Poco tiempo después comprendí que el blindado se concretaba a la caza de la cañonera, i tanto por esto, cuanto porque el andar de mi buque aumentaba la distancia que me separaba del blindado, viré nuevamente frente a la Punta de Coles (a una milla de distancia) i continué mi viaje a este puerto habiéndome acercado a esta costa hasta para evitar la presencia de algún otro buque enemigo que la cruzase con el Cochrane. A pesar de los movimientos hechos con el buque de mi mando, el Cochrane no abandonó la persecución que se propuso desde uu principio i a pesar aun de haber estado a las 10.30 A. M. mucho mas cerca del Chalaco que de la cañonera, lo que prueba ciertamente que contaba con el mismo andar de ella i con la seguridad que mi buque escaparía de su persecución o embarrancaría.
Con el doloroso sentimiento que me embargaba, viendo perseguir nuestra débil cañonera por un poderoso blindado, impedido de ir a llenar a su lado un sagrado deber, tanto por la debilidad de mi buque, cuauto por los numerosos chilenos presos que conducía a bordo i no consiguiendo distraer la atención del enemigo mediante mis movimientos, quizá algo riesgosos, presencié hasta las 2.30 P. M. esa lucha del fuerte para alcanzar al débil que maniobraba con intelijencia i serenidad por quitar al enemigo un triunfo triste i sin gloria.
Manifestaré a V. S. las circunstancias que pude apreciar con aproximación durante el tiempo de la persecución de la cañonera. A las 10.30 A. M., distaba ésta del enemigo 7 millas mas o menos, i según la dirección de aquella, parecía que trataba de hacer rumbo sobre Arica, i el Cochrane navegaba paralelamente del lado de tierra para cortarle la retirada; así continuaron, como es natural, a toda fuerza i se notaba que el blindado le iba entrando; a la 1 P.M. la distancia había disminuido no menos de milla i media; entonces la cañonera cambió de rumbo largo i cazó sus velas por estribor quedando de la vuelta de afuera, maniobra que juzgué conveniente desde el principio. A la 1.30 P.M., que me hallaba frente a Punta de Coles, los buques se encontraban enfilados, no pude ya apreciar la alteración de la marcha, la distancia a nuestro buque aumentaba rápidamente. A las 2 P. M. había desaparecido la cañonera en la bruma que habia aquel dia, i media hora después, el blindado, quedando para nosotros todo envuelto en esa nube misteriosa. A esa hora habia regular brisa cerca de la costa; i si, como es natural, afuera era mas fresca i favorable, es probable que la cañonera haya sostenido la distancia que le separaba del blindado hasta entrada la noche i entonces haber desorientado al enemigo.
A fin de ilustrar la comprensión de los acontecimientos efectuados por los cuatro buques en este fatal encuentro, acompaño a V. S. un plano con los datos tomados desde a bordo, con la aproximación que se ha podido apreciar.
Dios guarde a V. S.
MANUEL VILLAVISENCIO.
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Saludos
Jonatan Saona
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