Señor Contralmirante Comandante General de las baterías y fuerzas de la Plaza de Arica.
El 30 del mes pasado a las 4.40 a.m. zarpó de ese puerto el monitor “Huáscar” convoyando hasta el de Iquique al transporte Rímac, que conducía la División mandada por el señor general Bustamante. Encontramos durante el trayecto el vapor de la carrera frente al puerto de Mejillones y fondeamos en Iquique a las 4.20 p.m.
Inmediatamente se procedió al desembarque de la División, y terminado éste, zarpamos a las 4 a.m. del 1º del corriente en compañía del “Rímac” y de la “Unión” que había entrado al puerto en la tarde del día anterior.
Una hora después de acompañar al “Rímac” en su viaje al Norte, el “Huáscar” y la “Unión” hicieron rumbo al Oeste, y después de separarse algunas millas de la costa se dirigió al Sur.
El 4 del presente a las 9 a.m. avistamos un vapor que navegaba para el Norte, próximo a la costa; fuimos en su reconocimiento, y resultó ser el “Chala” de la Compañía Inglesa.
Terminado el reconocimiento hicimos rumbo a Sarco y llegamos a éste a las 10.30 a.m. En dicha caleta se encontraba fondeado el bergantín-goleta “Coquimbo” con pabellón inglés; pero registrados sus papeles, se vino en conocimiento que anteriormente al estado actual de la guerra éste enarbolaba la bandera chilena, y había obtenido permiso del cónsul británico en Coquimbo con fecha posterior a la declaratoria de guerra, el certificado provisional del registro para enarbolar el pabellón inglés. Por estos motivos y continuando el buque en ejercicio del mismo tráfico que había tenido antes del cambio de pabellón, fue remitido al Callao a cargo del Teniente 1º graduado don Arnaldo Larrea, con dos aspirantes y siete individuos de tripulación, a fin de que en ese puerto se la someta al juicio de presa respectivo. El capitán del buque y los individuos de tripulación fueron trasladados al “Huáscar” por vías de precaución.
A las 3.30 p.m. dejamos el bergantín a la vela con rumbo a su destino y continuamos para el Sur
El 5 del presente, a la 1.50 a.m. estuvimos en el fondeadero del puerto de Coquimbo y permanecimos en el una hora sin que nuestra presencia fuese descubierta. Se hallaban allí la fragata de guerra norteamericana “Pensacola” y la corbeta de S. M. B. “Thetis”. Después de este reconocimiento salimos del puerto y nos dirigíamos al Sur, haciendo rumbo a Tongoy, donde encontramos y reconocimos al “Cotopaxi” de la Compañía Inglesa, que pocos momentos después se dirigió al Sur.
A las 12.30 p.m. avistamos un vapor que atravesaba por la boca del puerto indicado y salimos en su demanda. A la 1.30 nos comunicamos con él y resultó ser el vapor “Ilo”, de la carrera, que se dirigía al Norte.
Después de este reconocimiento permanecimos aguantados frente al puerto de Coquimbo con el objeto de hacer algunas reparaciones a la máquina del “Huáscar” y terminada dicha operación a las 5 p.m. navegamos algunas millas hacia el N.O. para separarnos de la costa y en seguida hicimos rumbo al Norte.
A las 10 p.m. del mismo día se avistó una luz por la proa, nos aproximamos a ella y teniéndola al costado media hora después, pudimos reconocer que era un vapor de la carrera que se dirigía al Sur.
A las 12 p.m. del 7 del que rige, divisamos las luces del puerto de Antofagasta e hicimos rumbo sobre ellas. A la 1 a.m. del 8 arribamos al fondeadero y después de reconocerlo durante una hora salimos de la bahía a reunirnos con la “Unión”, que había quedado en la boca del puerto, lo que conseguimos a las 3.15 a.m. y nos poníamos a rumbo por el Norte cuando avistamos por la proa tres humos; nos acercamos lentamente a ellos para reconocerlos, y comprendiendo que eran buques enemigos. entre los cuales se cambiaban señales, hicimos rumbo al S.O. para separarnos de la costa y de la dirección de ellos. Al amanecer pudimos reconocer perfectamente al “Blanco Encalada”, la “Covadonga” y el “Matías Cousiño” del primero de los cuales nos separaba una distancia como de seis millas. El “Blanco” y la “Covadonga” nos siguieron en caza, habiéndose dirigido el “Matías Cousiño” para Antofagasta.
Puestas las máquinas a toda fuerza, el “Huáscar” con su andar de diez y tres cuartos de milla, logró pronto hacer proa sucesivamente al Oeste y al Norte quedando con su derrota libre hasta este lado, pero siendo perseguido por los buques antes mencionados. Así continuamos cuando a las 7.15 a.m. avistamos por el N.O. tres humos y pocos minutos después pudimos reconocer en ellos al “Cochrane”, la “O’Higgins” y el “Loa” que hacían rumbo a cortar nuestra proa. Se mandó entonces forzar la máquina para evitarlo, ganando camino hacia el Norte antes de ser cortados. La “Unión” que venía por nuestra cuadra de babor pasó a la de estribor y merced a su andar avanzó al Norte. No sucedió así con el “Huáscar” a pesar de los esfuerzos que se hicieron con tal objeto de suerte que a las 9 y 40 a.m. siendo inevitable el encuentro afianzamos nuestro pabellón disparando los cañones de la torre sobre el Cochrane a mil metros de distancia.
El “Blanco” y la “Covadonga” venían a seis millas por nuestra popa; la “O’Higgins” y el “Loa” se dirigieron a cortar el paso a la “Unión”. El “Cochrane” no contestó inmediatamente a nuestros disparos, sino que estrechó su distancia merced a que traía mayor andar que nosotros, de manera que sólo cuando estuvo a doscientos metros por babor hizo sus primeros disparos; perforó el blindaje del casco, de la sección de la torre, a un pie sobre la línea de agua y el proyectil estalló dentro de esta sección sacando doce hombres de combate; otro de ellos cortó el guardín de babor de la torre de combate y nos obligó a gobernar con aparejos.
Como diez minutos después de haber recibido estas averías sufrimos otra de mayor consideración. Un proyectil chocó en la torre del comandante, la perforó y estallando dentro hizo volar al Contralmirante señor Grau, que tenía el mando del buque, y dejó moribundo al teniente 1º don Diego Ferré que le servía de ayudante.
Tomó entonces el mando del buque el Segundo Comandante Capitán de Corbeta Elías Aguirre, y bajo sus órdenes se continuó el combate cada vez más tenaz y sostenido. Las dificultades del gobierno no permitían al “Huáscar” mantener una dirección constante, de manera que sólo aprovechaba parte del andar que le producía la máquina; esto fue causa de que el “Blanco” y la “Covadonga” llegasen a estrechar su distancia hasta ponerse a 200 metros por la aleta del estibor. En esta situación, no contando ya el “Huáscar” con la ventaja de su andar y encerrado entre los blindados, a la par que dirigió sus fuegos sobre el “Blanco” viró para embestirlo con el espolón, ataque que fue prontamente evadido y que dejaba al buque a merced de la buena puntería de los blindados y aún de la “Covadonga”. En estas circunstancias, el que suscribe, que se encontraba al costado del cañón derecho de la torre, fue herido por los destellos de una bomba que penetró en la torre y estalló dentro de ella, e imposibilitado de continuar por sí mismo las demás circunstancias del combate fue conducido a la sección de la máquina donde se le prodigaron las atenciones que su estado exigía.
El parte adjunto del teniente 1º don Pedro Garezón, en quien recayó por ordenanza el mando del buque, a consecuencia de la muerte del Segundo Comandante Aguirre y del estado en que se encontraba el que suscribe, dará a V. S., los detalles de la manera como llegó a su fin este reñido y desigual combate.
El “Huáscar” cayó en poder del enemigo cuando no le fue posible continuar su resistencia, inutilizados los cañones, roto su timón y diezmada su tripulación.
Como último recurso se abrieron completamente las válvulas para sumergir el buque y si hubiera conseguido este resultado si al llegar al costado del “Huáscar” las embarcaciones del enemigo, hubiera sido posible resistirlo de algún modo. No siendo esto así, sus tripulantes tomaron posesión del buque, detuvieron su sumersión cuando ya tenía cuatro pies de agua en sus fondos, extinguieron algunos incendios que aún se conservaban a proa y popa del buque y finalmente lo condujeron a Mejillones, no sin algunas dificultades, favorecidos por la tranquilidad en que se hallaba el mar. Todos los tripulantes que, heridos en su mayor parte, sobrevivían, fueron tomados prisioneros y transbordados a los blindados donde se les prodigó la más exquisita consideración y asistencia.
Antes de terminar séame permitido expresar a V. S. el profundo sentimiento que ha causado en los oficiales y demás tripulantes del monitor “Huáscar” la irreparable muerte del valiente Contralmirante don Miguel Grau y de sus dignos subordinados el Capitán de Corbeta don Elías Aguirre, y los Tenientes Primeros don Diego Ferré y don Melitón Rodríguez, a quienes he tenido ocasión de ver desaparecer cumpliendo hasta el último con su deber, y recomendar asimismo a la consideración de V. S. el valor, entusiasmo y serenidad que durante este desigual combate ha distinguido a los oficiales y demás tripulantes del “Huáscar”.
Adjunto encontrará V. S. la lista de presentes a bordo durante el combate, igualmente que la de muertos y heridos.
En el puerto de Mejillones quedaron el Teniente 2º don Enrique Palacios, el cirujano Mayor doctor don Santiago Távara y varios de la tripulación que por el mal estado de sus heridas, no ha sido posible trasladar a este lugar. Los demás heridos se encuentran en Valparaíso, en Santiago y en esta población conforme al estado de su gravedad.
Todo lo que tengo el honor de poner en conocimiento de V. S. a fin de que, por su digno órgano, llegue al Excelentísimo señor General Supremo Director de la Guerra.
Dios guarde a V. S. señor Comandante General.
MANUEL MELITÓN CARVAJAL
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Saludos
Jonatan Saona
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