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9 de octubre de 2008

Juan José Latorre

Juan José Latorre
Leamos el siguiente relato escrito por Galvarino Riveros

"LOS DOS PARTES DEL COMANDANTE LATORRE.

El mismo día del combate redacté mi parte oficial, i al siguiente pedí al comandante Latorre que me remitiese el suyo a la brevedad que le fuese posible, a fin de enviarlo conjuntamente con el de los demás jefes de la Escuadra al Supremo Gobierno.

Contestóme el comandante Latorre que siendo aquel el primer combate naval empeñado entre blindados de tipo moderno, i estando por esto destinado a fijar la atención i el interés de las jentes de la profesión, deseaba pensarlo con detenimiento i quería disponer de algún tiempo más para redactarlo.

Ofreció enviármelo en todo caso a Antofagasta al día siguiente. La observación del comandante Latorre era mui justa, sus deseos mui naturales, i no tuve objeción alguna que poner al plazo que deseaba darse.

Dos días después, próximo ya a salir de Antofagasta para Valparaíso, donde me llevaban las reparaciones urjentes que necesitaba el Blanco, i que ya no tenían motivo de retardo, telegrafié al comandante del Cochrane, recordándole nuevamente la conveniencia de que me enviase pronto su parte; más no recibí por entónces respuesta a mi telegrama.

Por fin, estando ya en Valparaíso, recibí por el vapor del 22 de octubre el parte del comandante Latorre. Lo recorrí mui a la lijera, en rápida lectura, porque tenia en el comandante Latorre, como en todos los jefes de la Escuadra, la más completa i merecida confianza, i no noté en él otra inexactitud que la hora que indicaba para la entrada del Blanco en acción, hora que estaba en notable desacuerdo con la que yo había marcado en mi parte oficial. En consecuencia, ordené al mayor de órdenes de la Escuadra que remitiese al Supremo Gobierno aquel parte, haciendo sobre ese punto la observación del caso. Así se hizo ese mismo día.

Entretanto, mí parte oficial i el de los otros jefes se había dado a la publicidad; los días i las semanas pasaban, i el del comandante Latorre se mantenía oculto. La murmuración tomó pié de este misterio para echar a circular una multitud de pequeñas fábulas que se comentaban maliciosamente en los corrillos. Se aseguraba que el parte del comandante Latorre era una fuerte i continuada censura contra el gobierno del Blanco durante el combate. I como en los días de grandes sucesos, cuando la curiosidad pública está excitada, cada uno quiere aparecer como poseedor de los secretos que ignora la multitud, a medida que alguno refería las cosas a su manera, otro se apresuraba a agregar un nuevo detalle de su invención, para manifestar que estaba mucho mejor informado que su vecino. Así fué cómo nacieron i cómo fueron tomando cuerpo i consolidándose ante el vulgo las invenciones más antojadizas i más absurdas.

Súpose por entónces que el parte del comandante Latorre le había sido devuelto por el Supremo Gobierno, í la murmuración vió en esto la más decisiva confirmación de todas sus fábulas. Es indudable, se dijeron los solícitos inventores de inepcias, que el parte del comandante Latorre contenía los más graves cargos contra el jefe de la Escuadra i comandante del Blanco; por eso el Gobierno, que por honor del país no quiere que se dé a nuestros adversarios i a todo el mundo que presencia esta contienda, una prueba de la torpeza de nuestros marinos, atestiguada en un documento oficial, ha devuelto su parte al comandante del Cochrane, ordenándole que suprima todos los cargos i modifique sus aseveraciones.

¿Qué había de cierto, entretanto, en medio de todo esto?
El público va a verlo. Tengo a la mano el parte primitivo del comandante Latorre, el que le fué devuelto por el Gobierno i su lectura va a probar hasta qué grado de falsedad i de falta absoluta de fundamento suelen llegar las especies que circulan como cosas evidentes i seguras.

(Después de transcribir ambos partes)

Como se vé, todas las variaciones pedidas i hechas, consisten solo en dos o tres palabras. Donde el parte primitivo decía: “UNA RESISTENCIA QUE ENALTECE EL VALOR DE LOS JEFES, OFICIALES, I TRIPULANTES DEL MONITOR HUASCAR”, el segundo parte dice. “una resistencia tenaz i vigorosa”. Esto fué todo.

El Gobierno no quería, sin duda, que en un documento público i oficial se hiciesen elojios de los insultadores sistemáticos de nuestra patria, de nuestro ejército i de nuestra marina; de aquellos que en su despecho, más dignos de lástima que de cólera, habían injuriado de una manera soez i cobarde la memoria de los héroes de Iquique, que habían despertado la admiración del mundo entero. Por eso pidió al comandante Latorre que modificase su parte en ese pasaje; el comandante Latorre se limitó a cambiar dos palabras, después de conservar el parte largo tiempo en su poder, lo que esplica el considerable retardo de su publicación, i volvió a enviarlo al Supremo Gobierno sin cambiar en todo lo demás ni una sola letra.

Tal es la historia auténtica de los dos partes del comandante Latorre, que no son en realidad más que uno solo, con algunas letras de diferencia; confío en que la publicación que de ellos he hecho bastará para poner término definitivo a las dudas i a las vacilaciones de los que, a menudo apesar suyo, se dejan influenciar por rumores que a fuerza de ser repetidos, llegan a pasar como la espresión de la verdad. Confío, sobre todo, en que la Historia, que debe ser más serena, más justa, más precavida i más investigadora que la multitud, no buscará en adelante sus relaciones entre los murmuradores i los noveleros, sino en el exámen detenido de los hechos i en la comprobación de los documentos auténticos"


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Texto Galvarino Riveros: "Refutación a los cargos hechos al Jefe de la Escuadra", 1882.

Saludos
Jonatan Saona

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