Militares bolivianos |
Parte Oficial de Severino Zapata sobre la batalla del Alto de la Alianza
COMANDANCIA GENERAL DE LA SEGUNDA DIVISIÓN DEL EJÉRCITO BOLIVIANO
La Paz, Junio 18 de 1880.
Señor General:
Tengo el honor de dar cuenta directamente al señor General Supremo Director de la guerra, en ausencia del señor Comandante en Jefe del ejército boliviano y por muerte del señor General en Jefe de Estado Mayor General del ejército unido, de todos los sucesos notables acaecidos en la batalla del memorable y desgraciado día 26 del mes anterior en los Altos de la Alianza, incluyendo original el parte que se me ha pasado por el señor coronel 1er. jefe del Batallón Padilla 6º de Línea.
El día 25, anterior al del combate, me hallaba de servicio como jefe de la línea. Hasta el momento antes de romper los fuegos, tengo dado, con esta misma fecha y en distinto oficio, el respectivo parte de todos los incidentes ocurridos en la noche del 25 y mañana del 26, en que se incorporó el ejército de la izquierda en el campamento general. Réstame, tan solo, darlo a como Comandante General de la 2ª División del ejército boliviano.
La división de mi mando componíase de los batallones Sucre 2º de línea, Viedma número 5 y Padilla número 6, comandados respectivamente por los señores coroneles Juan P. Ayoroa, Ramón González y Pedro P. Vargas.
Formada la línea de batalla, esta división ocupó el centro; pero en las reformas que los señores directores tuvieron a bien hacer en ella, en fecha 23 o 24 de mayo, se mandaron los dos primeros al costado izquierdo para reforzar esta ala que estaba débil, considerando estos cuerpos fuertes, y, en atención, según parecer del señor General en Jefe de Estado Mayor General del ejército unido, al que el centro no sería atacado con vigor. Permanecí en el centro únicamente con el Batallón Padilla, habiendo venido a llenar los claros que dejaron en la línea estos cuerpos, el Batallón Chorolque, al mando del señor coronel Justo de Villegas.
Comprometido el combate por el ala izquierda de nuestra línea y rotos los fuegos sucesivamente por este costado, previa orden del malogrado señor General Jefe de Estado Mayor General del ejército unido, que se presentó en los momentos más oportunos, mandé a los señores coroneles Pedro P. Vargas, 1er. Jefe del 5º y Justo de Villegas 1er. Jefe del Chorolque número 8, que atacaran al paso de vencedores y con todo ímpetu, conforme al plan e instrucciones recibidas del señor General Supremo Director de la guerra.
El señor coronel Pedro P. Vargas, antes de comprometer el combate, dirigió la palabra a su tropa inspirándoles todo el ardor bélico de que él se hallaba poseido y retemplando su patriotismo; habiendo tenido la felíz ocurrencia de entusiasmarlos más con la insinuación que les hizo para que quitaran las fundas de los morriones, a fin de distinguir su comportamiento. La tropa animosa, botó velózmente las fundas blancas y quedó con morriones colorados, que en efecto, era distintivo; y recibida la orden de hacer fuego, se lanzó con tal brio y energía, que hacen honra al soldado boliviano.
Los dos cuerpos enunciados hicieron tan recio ataque, que llegaron a la línea enemiga y consiguieron, de pronto, desordenarla, tomando prisioneros y armas. El crecido número de enemigos, cuyas líneas de combate eran distintas, fácilmente pudieron diezmar y destruir la nuestra, que en su apoyo no tenía fuerza alguna de reserva, la que, si bien existía antes del combate, ella debió haber sido conducida a otros puntos más necesarios, pues que éstas no dependían de los comandantes generales de primera línea. Sin esperanza de poder resistir por más tiempo al enemigo, que arreciaba aún más su ataque momento a momento por la superioridad numérica y calidad de sus armas, la poca fuerza restante de los expresados cuerpos emprendió la retirada, haciendo siempre fuego hasta llegar a su posesión anterior, de donde se notó que la derrota había sido ya declarada; pues que, a poca distancia el señor Director de la guerra, en compañía del señor general Montero, se esforzaba con una bandera en la mano, en detener a los dispersos, con objeto sin duda de reunirlos y hacer una retirada más ordenada.
No dejaré pasar desapercibido ante el señor General Supremo Director de la guerra, el comportamiento de los cuerpos que se hallaban al costado derecho de la división de mi mando, batallones Loa y Grau, que entraron a la vez y con igual energía que los batallones Padilla y Chorolque. El batallón peruano colocado a la izquierda del Padilla y la brigada de artillería boliviana comandada por el señor comandante Palacios, combatieron con todo heroísmo.
Estas son, señor, las acciones que he notado en los supremos momentos en que se decidía la suerte de dos naciones, que defendían el pabellón de la alianza con todo el valor y denuedo que impone la patria, cuando se trata de recobrar su honra mancillada.
Es deber mío recomendar ante el país y ante el señor General Supremo Director de la guerra, la conducta heróica de los señores jefes, oficiales y tropa de los cuerpos que combatieron bajo mis órdenes, muchos de los que han traido hasta este Cuartel General rifles Comblain, arrebatados al enemigo, que atestiguan su digno comportamiento.
Los señores jefes Pedro P. Vargas y Vicente Crespo del Batallón Padilla, y Octavio Rivadeneira del Estado Mayor de la 2ª División, merecen particular mención, así como los jefes y oficiales del Batallón Chorolque, cuyo 1er. jefe coronel, Justo de Villegas, deberá pasar el parte o detall de su cuerpo a quien corresponda.
Los jefes y oficiales del Estado Mayor Divisionario, que se hallaban a pie, combatieron también en la línea de batalla, habiendo el coronel Francisco Solís tomado al enemigo un rifle Comblain, que actualmente conserva en su poder.
La patria, reconociendo el sacrificio de sus hijos que tomaron las armas en su defensa, sufriendo los rigores de una ruda y penosa campaña de 13 meses, quedará satisfecha, y la historia les dedicará una página que brillará eternamente; pues, si la suerte nos fue adversa, no por esto se oscurecerá el comportamiento heróico de los soldados de la alianza, que cedieron el campo a la superioridad del enemigo y después de haber dejado en él más de la mitad de su número total.
Con sentimientos del más distinguido aprecio y respeto hacia la persona de V. S., señor General, me es honroso suscribirme como su más atento y obsecuente servidor.
SEVERINO ZAPATA
Al señor General Supremo Director de la guerra.
COMANDANCIA GENERAL DE LA SEGUNDA DIVISIÓN DEL EJÉRCITO BOLIVIANO
La Paz, Junio 18 de 1880.
Señor General:
Tengo el honor de dar cuenta directamente al señor General Supremo Director de la guerra, en ausencia del señor Comandante en Jefe del ejército boliviano y por muerte del señor General en Jefe de Estado Mayor General del ejército unido, de todos los sucesos notables acaecidos en la batalla del memorable y desgraciado día 26 del mes anterior en los Altos de la Alianza, incluyendo original el parte que se me ha pasado por el señor coronel 1er. jefe del Batallón Padilla 6º de Línea.
El día 25, anterior al del combate, me hallaba de servicio como jefe de la línea. Hasta el momento antes de romper los fuegos, tengo dado, con esta misma fecha y en distinto oficio, el respectivo parte de todos los incidentes ocurridos en la noche del 25 y mañana del 26, en que se incorporó el ejército de la izquierda en el campamento general. Réstame, tan solo, darlo a como Comandante General de la 2ª División del ejército boliviano.
La división de mi mando componíase de los batallones Sucre 2º de línea, Viedma número 5 y Padilla número 6, comandados respectivamente por los señores coroneles Juan P. Ayoroa, Ramón González y Pedro P. Vargas.
Formada la línea de batalla, esta división ocupó el centro; pero en las reformas que los señores directores tuvieron a bien hacer en ella, en fecha 23 o 24 de mayo, se mandaron los dos primeros al costado izquierdo para reforzar esta ala que estaba débil, considerando estos cuerpos fuertes, y, en atención, según parecer del señor General en Jefe de Estado Mayor General del ejército unido, al que el centro no sería atacado con vigor. Permanecí en el centro únicamente con el Batallón Padilla, habiendo venido a llenar los claros que dejaron en la línea estos cuerpos, el Batallón Chorolque, al mando del señor coronel Justo de Villegas.
Comprometido el combate por el ala izquierda de nuestra línea y rotos los fuegos sucesivamente por este costado, previa orden del malogrado señor General Jefe de Estado Mayor General del ejército unido, que se presentó en los momentos más oportunos, mandé a los señores coroneles Pedro P. Vargas, 1er. Jefe del 5º y Justo de Villegas 1er. Jefe del Chorolque número 8, que atacaran al paso de vencedores y con todo ímpetu, conforme al plan e instrucciones recibidas del señor General Supremo Director de la guerra.
El señor coronel Pedro P. Vargas, antes de comprometer el combate, dirigió la palabra a su tropa inspirándoles todo el ardor bélico de que él se hallaba poseido y retemplando su patriotismo; habiendo tenido la felíz ocurrencia de entusiasmarlos más con la insinuación que les hizo para que quitaran las fundas de los morriones, a fin de distinguir su comportamiento. La tropa animosa, botó velózmente las fundas blancas y quedó con morriones colorados, que en efecto, era distintivo; y recibida la orden de hacer fuego, se lanzó con tal brio y energía, que hacen honra al soldado boliviano.
Los dos cuerpos enunciados hicieron tan recio ataque, que llegaron a la línea enemiga y consiguieron, de pronto, desordenarla, tomando prisioneros y armas. El crecido número de enemigos, cuyas líneas de combate eran distintas, fácilmente pudieron diezmar y destruir la nuestra, que en su apoyo no tenía fuerza alguna de reserva, la que, si bien existía antes del combate, ella debió haber sido conducida a otros puntos más necesarios, pues que éstas no dependían de los comandantes generales de primera línea. Sin esperanza de poder resistir por más tiempo al enemigo, que arreciaba aún más su ataque momento a momento por la superioridad numérica y calidad de sus armas, la poca fuerza restante de los expresados cuerpos emprendió la retirada, haciendo siempre fuego hasta llegar a su posesión anterior, de donde se notó que la derrota había sido ya declarada; pues que, a poca distancia el señor Director de la guerra, en compañía del señor general Montero, se esforzaba con una bandera en la mano, en detener a los dispersos, con objeto sin duda de reunirlos y hacer una retirada más ordenada.
No dejaré pasar desapercibido ante el señor General Supremo Director de la guerra, el comportamiento de los cuerpos que se hallaban al costado derecho de la división de mi mando, batallones Loa y Grau, que entraron a la vez y con igual energía que los batallones Padilla y Chorolque. El batallón peruano colocado a la izquierda del Padilla y la brigada de artillería boliviana comandada por el señor comandante Palacios, combatieron con todo heroísmo.
Estas son, señor, las acciones que he notado en los supremos momentos en que se decidía la suerte de dos naciones, que defendían el pabellón de la alianza con todo el valor y denuedo que impone la patria, cuando se trata de recobrar su honra mancillada.
Es deber mío recomendar ante el país y ante el señor General Supremo Director de la guerra, la conducta heróica de los señores jefes, oficiales y tropa de los cuerpos que combatieron bajo mis órdenes, muchos de los que han traido hasta este Cuartel General rifles Comblain, arrebatados al enemigo, que atestiguan su digno comportamiento.
Los señores jefes Pedro P. Vargas y Vicente Crespo del Batallón Padilla, y Octavio Rivadeneira del Estado Mayor de la 2ª División, merecen particular mención, así como los jefes y oficiales del Batallón Chorolque, cuyo 1er. jefe coronel, Justo de Villegas, deberá pasar el parte o detall de su cuerpo a quien corresponda.
Los jefes y oficiales del Estado Mayor Divisionario, que se hallaban a pie, combatieron también en la línea de batalla, habiendo el coronel Francisco Solís tomado al enemigo un rifle Comblain, que actualmente conserva en su poder.
La patria, reconociendo el sacrificio de sus hijos que tomaron las armas en su defensa, sufriendo los rigores de una ruda y penosa campaña de 13 meses, quedará satisfecha, y la historia les dedicará una página que brillará eternamente; pues, si la suerte nos fue adversa, no por esto se oscurecerá el comportamiento heróico de los soldados de la alianza, que cedieron el campo a la superioridad del enemigo y después de haber dejado en él más de la mitad de su número total.
Con sentimientos del más distinguido aprecio y respeto hacia la persona de V. S., señor General, me es honroso suscribirme como su más atento y obsecuente servidor.
SEVERINO ZAPATA
Al señor General Supremo Director de la guerra.
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Saludos
Jonatan Saona
Esos valientes dejaron un gran ejemplo.....todos en la mansión de los héroes y del recuerdo!!!
ResponderBorrarMONTERO,había estudiado en la escuela mlitar de Brienne,Francia,siendo alumno aventajado.En Tacna,reforzó el ala izquierda creando una especie de martillo, con los batallones Chorolque,Sucre, Padilla,bolivianos, Grau,A roma y Victoria peruanos, reforzados por Los Colorados,que dieron dura batalla a la Primera División chilena.El BUIN entro´a la lid al grito multitudinario de todo el BUIN a coro¡¡DONDE ESTAN LOS COLORADOS!!(" memorias de FLORENCIO MARMOL capitán argentino al servicio de Bolivia) A lo que grito UN SARGENTO DE LOS COLORADOS"¡Sujétense los calzones, ROTOS que aqui entran Los Colorados" ySE ENZARZARON enla más feroz ,sangrienta y reñido de los cuerpo a cuerpo de toda la guerra, participando,además el PADILLA,CHOROLQUE,VIEDMA Y SUCRE bolivianos Y GRAU,VICTORIA Y AROMA peruanos con los regimientos chilenos ESMERALDA,CHILLAN, BUIN Y CAZADORES de caballería.Pasado el primer envión,el contrataque chileno diezmo a los Aliados y LOS COLORADOS, FORMARON CUADRO contra la caballeria siendo EXTERMINADOS en el lugar.Fueron los únicos que no se retiraron.El resto de los Aliados huyó a la desbandada
ResponderBorrarMEMORIA Y GLORIA AL BATALLÓN COLORADOS
ResponderBorrarRESERVA ALIADA QUE ESTABA ANSIOSO DE ENTRAR EN COMBATE, Y AL FINAL OFRENDARON CON SU SANGRE AQUEL 26 DE MAYO DE 1880
Quisiera saber la ruta que siguieron los Colorados al salir desde la paz hasta el teatro de operaciones en su inicio al mando de daza.
ResponderBorrar..el Zepita quedó en la misma linea de batalla del Colorados...por no retroceder también fue totalmente diezmado, y todo herido fue "repasado" por los triunfantes chilenos que les decían "Toma Tarapacá"...por la vergonzosa derrota que hieran a los chilenos en la anterior batalla.
ResponderBorrarDice el capitán argentino , al servicio de Bolivia, Florencio Mármol, que los Krupp, artillería chilena, disparaban por elevación y muchas granadas quedaban enterradas en la arena. Entonces las cholas indígenas vivanderas, las rabonas de todo tipo y laya, corrían al lugar y levantaban en sus manos los schcrammpells sin estallar, y bailaban , entre ellas , levantando sus polleras, en son de burla, en un baile, entre macabro y mortal, porque algunas veces esos proyectiles explotaban.Al ceder el ala izquierda, perú-boliviano,dónde fueron exterminados Los Colorados, cuenta como huían estas mujeres , con chicos de la mano,otros a la espalda, y ollas de comida, aún caliente, para algún compañero ,que ya era cadáver, en las arenas de Tacna.Dice que algunas lágrimas caían de sus ojos, abiertos y despavoridos, ante la tremenda debacle bélica de los Aliados.Ver " Memorias de mis Campañas en Bolivia". Autor Florencio Mármol.
ResponderBorrarEL REPASE:Era costumbre en los Ejércitos sudamericanos del siglo XIX,rematar a los heridos y a los aparentemente muertos y a los muertos.En la larguísima Guerra de Arauco, que duró ´mas de trescientos años, esto era una obligación ,pues el indígena, de repente , saltaba y te degollaba, estando aparentemente muerto. Eso en Chile, y es una forma de guerrear nacida en esas circunstancias. .EL Repase fue usado contra los paraguayos , en forma indiscriminada, en la Guerra de la Triple Alianza contra Paraguay, en que Argentina ,Brasil, y Uruguay, exterminaron a los guaraníes, reduciendo su población de 1.000.000.-de habitantes a unas 180.000.- personas, la mayoría mujeres. Este GENOCIDIO, se mantiene oculto y no se toca por los argentinos uruguayos,y brasileños.En Tarapacá los heridos y prisioneros chilenos fueron repasados , por peruanos y bolivianos.Luego quemados vivos los heridos y las cantineras violadas y empaladas. Esto enconó la crueldad de los enfrentamientos y a partir de allí fue la norma , en todos los enfrentamientos de la Guerra del Pacífico. El Repase, se usó profusamente el la Campaña de la Breña, por ambos bandos, con descuartizamiento de hombres mujeres y niños, como en La Concepción , por ejemplo contra los chilenos.Esto era la práctica común de la indiada que seguía a Cáceres , el cual abominaba de estas prácticas.
ResponderBorrarQuienes empesaron el repase en la guerra del salitre fue CHILE en la batalla de pisagua
ResponderBorrarEl repase lo inicio chile, mucho antes de Pisagua. En la batallia de caballeria de Germania, donde jinetes peruanos y bolivianos ya rendidos fueron vilmente ejecutados.
ResponderBorrarGermania fue despues de Pisagua
ResponderBorrarAlguien sabe donde se alojaron o donde fue el cuartel de los colorados en Tacna? también quisiera saber donde estaba el alojamiento de Hilarion Daza en Tacna.
ResponderBorrarInteresante inquietud y que es emocionante encontrar que aún esas edificaciones existen en nuestro tiempo.
BorrarEn Arica por ejemplo, aún esta la casa usada como Cuartel General y habitacion de Bolgnessi.