Páginas

20 de enero de 2025

La Rabona por Prince

Rabonas lavando
"La rabona

La rabona, llamada también amorosa, es un tipo sui generis. Podemos decir que ella es el complemento del soldado peruano, pues sin ella no tendría éste resignación ni valor.

En los cuerpos peruanos no hay cantineras, como en los de otras naciones, porque no son precisas, desde que cada soldado tiene su rabona que le prepara la comida, tanto en los cuarteles cuanto en los campamentos, y ella también es la que le lava su ropa y cuida de su limpieza.

Si el soldado es sufrido é infatigable en las marchas, otro tanto es la rabona, que lo sigue á todas partes, soportando con santa resignación todas las penas y fatigas de una larga jornada por caminos escabrosos y escarpados.

Cuando algún cuerpo está en marcha, las rabonas van á su retaguardia y caminan al igual de la tropa, y esto no es solamente ahora que hay ferrocarriles y anchas carreteras, sino que fué también en las épocas y tiempos en que no se contaba con tales adelantos y facilidades.

Es en extremo sorprendente la resistencia de esas pobres mujeres, y lo que sobre todo parece inverosímil, y que sin embargo ha sido presenciado y referido por multitud de testigos oculares, es que las indias y principalmente las rabonas, llegan á alumbrar en los caminos, y para no retrasar su marcha, acto continuo de dar á luz la criatura, la cargan á la espalda y siguen el viaje, como si nada les hubiera acontecido.

Es de advertir que la india acostumbra cargar su cría en las espaldas, y, ni sufre angustias, ni experimenta mayor cansancio con ese peso. En campaña, soporta con mucha resignación el fardo que lleva en las espaldas, pues á más de su cría, carga también á la vez todos los útiles de cocina y su ropa, llevando además en los brazos un asqueroso perro á quien idolatra tanto como á su hija.

Ello es, que la india, en todo caso, se acomoda perfectamente á las circunstancias, y siempre resignada y pacienzuda, continúa en todas sus labores acostumbradas, preparando el rancho para su soldado, lavando y haciendo, en fin, todas sus faenas ordinarias, con el gusto que caber puede en esa gente tímida é incapaz de ser festiva, por sus hábitos y natural tristeza.

Para terminar este articulito, reproduciremos un gracioso acápite del festivo y fecundo escritor Dr. D. Manuel A. Fuentes, que trata de la rabona, y que extractamos de su bello libro "Lima." Dice así:

"El soldado, en pago de la adhesión que le tiene su rabona, la peina, la saca á paseo los días festivos, la obsequia chicha y no le escasea golpes. Porque me quieres me pórreas: es un principio entre las mujeres de la sierra; es decir que el grado de amor que un hombre profesa á su mujer, se aprecia por el número, repetición y fuerza de los golpes que le da. La rabona venera ese principio hasta el fanatismo. Ella y el soldado son muy aficionados á la chicha, con la cual se embriagan con alguna frecuencia. En tal estado el indio quiere dar á su compañera pruebas de su grande ternura. Patadas, mojicones, pedradas, tirones de cabellos y otros agazajos de esta clase, ponen á la india en un calamitoso estado; la sangre le vierte por las narices y por varias heridas hechas en la cara y en la cabeza; pero ¡desgraciado de quien, con alma compasiva, quiera intervenir en esa escena de amor! La india que sufre los golpes y apenas lanza débiles gemidos, se irrita contra el mediador oficioso, y llena de furia lo apostrofa, diciéndole: Vos qué cuentas tienes. Bien hecho que me pega, que para eso soy so mojir."

Uno de los rasgos más característicos de la rabona es, su ascendrada abnegación, la que en casi todas las circunstancias raya en élla el fanatismo.

Pero si es cierto que, principalmente en el seno de su vida conyugal, manifiesta la mayor resignación, no debemos desconocer que también es capaz de acometer acciones heróicas cuando su vida ó la de su marido están en peligro. Numerosos ejemplos se han ofrecido en que la rabona se ha distinguido por esos actos de heroicidad.

A este propósito, el inspirado y joven poeta, D. Elías Alzamora, en su lindo poemita, titulado: "Mariacha," pinta admirablemente la abnegación varonil de la rabona, como se puede juzgar por los siguientes versos con que finaliza dicha composición:

Ya tras de larga travesía, inmensa, 
Tras de duros tormentos y fatigas, 
Se preparan las fuerzas enemigas 

A hacer de sus pendones la defensa, 
Ya el ronco ruido del cañón se escucha! 
Ya comenzó la lucha! 


**********
Prince, Carlos. "Lima Antigua. Serie 3°". Lima, 1890.

Saludos
Jonatan Saona

No hay comentarios.:

Publicar un comentario