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9 de enero de 2024

Nota sobre abastecimiento

Algunos alimentos que recibía el ejército

Nota del Intendente General del ejército y armada al Ministro de la Guerra, relativa al abastecimiento del ejército en campaña.

“Intendencia General del Ejército y Armada en Campaña.

Valparaíso, Enero 9 de 1880.

Señor Ministro:
Uno de los motivos que principalmente decidieron mi viaje de inspección al territorio de operaciones del ejército, fue el deseo de estudiar de cerca y por mí mismo el abastecimiento de nuestros soldados, la manera como se llevaba a cabo y las modificaciones que en la calidad y cantidad de alimento y forma de su distribución pudieran impartirse con ventaja para el soldado.

De regreso ya, habría deseado dar inmediatamente cuenta a V. S. del resultado de mis observaciones, conociendo el interés que un asunto de tanta entidad merece al Gobierno, y comprendiendo de cuanta satisfacción será para él y para el país saber que la situación actual del soldado en campaña está muy lejos de ser la tristísima y aflictiva que muchos han podido creer, merced a relaciones equivocadas y exageradas.

Hoy me es muy grato, señor Ministro, poder asegurar a V. S., por lo que yo he visto y observado, que nuestro ejército se encuentra abastecido con regularidad y abundancia de artículos de buena calidad.
Quizás, en un momento excepcional, este estado de cosas puede sufrir una momentánea interrupción; pero esto, que deberá siempre evitarse, no pasará de ser un caso aislado, un accidente que nunca se deberá tomar como el estado normal y ordinario.

Debe tenerse en cuenta las condiciones del territorio en que se opera; las dificultades de todo género que presenta aun en épocas ordinarias para el aprovisionamiento de sus habitantes en las mismas ciudades del litoral; y cuando aquello se ve de cerca y se piensa que nuestro ejército es una masa considerable de hombres lanzados repentinamente en un territorio destituido en lo absoluto de todo recurso, desde el agua hasta la leña, todo espíritu, desprevenido se siente indignado a ser indulgente con las faltas dolorosas pero inevitables de los primeros momentos.

Los escasos medios de acarreo proporcionados por el ferrocarril, han tenido que hacer un trabajo superior a cuanto pudiera creerse, pues con solo dos locomotoras había que subir los víveres y el agua, los pertrechos, el parque, el forraje para el ejército y el agua y combustibles para las mismas locomotoras.

Y aun cuando el ferrocarril hubiera bastado, habría quedado todavía el desembarco de agua destilada a bordo, de carbón, de víveres, de todo, en fin, sin muelles y sin lanchas, suficientes.

Todas estas causas combinadas, y digámoslo francamente, la falta de hábitos militares en un país que llevaba cerca de medio siglo de paz no interrumpida, hicieron que en un principio el servicio de abastecimiento careciera de la regularidad deseable; si bien jamás alcanzó el mal, según los informes que he tomado, las proporciones desastrosas que la exageración se complacía en darle.

Pero sea de ello lo que quiera, puedo hoy decir al Gobierno que el servicio se hace con regularidad y exactitud y que creo alejado todo motivo de queja justa o exagerada.

Desde mucho tiempo atrás, era uno de los principales asuntos de detenida consideración para esta Intendencia General el arreglo de una ración para el soldado, que reuniese las condiciones de trasporte cómodo, fácil preparación y poder alimenticio suficiente y conforme a los cargos de nuestro pueblo.

Se sabía que se iba a operar en un territorio en que no debía contarse con nada, ni aun el combustible para preparar la ración. Necesitando una base cierta a que atenerse para atender a la provisión, recabó esta Intendencia del señor General en Jefe que fijara la ración para el soldado en marcha una vez que dejase su cantón de Antofagasta; y con fecha 16 de Agosto ordenó constara de los siguientes artículos:
Charqui                460 gramos.
Harina tostada     200 gramos.
Galleta                 460 gramos.
Ají                      10 gramos.
Cebolla               120 gramos.

Al mismo tiempo se fijó también otra ración de campamento qué, como su nombre lo indica, debía servir para el soldado cada vez que fijara por más de un día su residencia en un lugar. Esa ración, que agregaba a lo anterior, artículos que requerían ser cocinados, se componía de los artículos siguientes:
 Frejoles             350 gramos.
 Charqui             230 gramos.
 Harina tostada   200 gramos.
 Galleta             200 gramos.
 Grasa                50 gramos.
 Ají                     10 gramos.
 Sal                     9 gramos.
 Cebolla          100 gramos.

V. S. observará que en estas raciones no entraba la carne fresca, ni otra bebida que el agua; y ello se explica por las dificultades de trasporte. No obstante, apenas hubo nuestro ejército ocupado una parte del territorio enemigo, remitieron animales en pie, en el número posible primeros días, a contar desde el primer trasporte que vino a Caldera; y en seguida regularmente, a razón de 80 a 100 bueyes por semana.

Se celebraron al propio tiempo contratos con particulares para suministrar al ejército 50 bueyes por semana, con el fin de evitar que un entorpecimiento cualquiera en los suministros que continúa haciendo esta Intendencia General por trasportes de vapor y vela, se tradujera en escasez de carne para el ejército.

Arreglada ya de una manera estable la provisión de carne en pie, se trató de aprovechar la enseñanza adquirida durante la campaña, en beneficio de la salud y el agrado del soldado. Se procedió entonces a fijar la ración fresca de campamento, que será suministrada por lo menos día por medio a la tropa, y que se compone de los siguientes artículos:
Carne                     460 gramos.
Papas                     150 gramos.
Frangollo o arroz  120 gramos.
Grasa                     50 gramos.
Ají                         10 gramos.
Sal                         9 gramos.
Galleta o harina     200 gramos.
Harina tostada      200 gramos.
Cebollas              100 gramos.
Azúcar                 25 gramos.
Café                     10 gramos.

V. S. notará que además de la carne, hay en esta ración otras modificaciones que la hacen distinguirse de la ración seca fijada en 16 de Agosto, cuales son: la introducción del café y el azúcar, aconsejados por la experiencia como muy saludables en aquel clima y con aguas que no siempre son bastante buenas, y del frangollo o arroz; y con el derecho acordado a la tropa para optar entre la galleta y la harina flor. Esto último es de más cantidad que lo que a primera vista pudiera creerse, pues el soldado, apenas establecido en campamento, se procura los medios de amasar y cocer pan, y entonces no solo toma con gusto harina flor en vez de galleta, sino que aun abandona una parte de su harina tostada para aumentar la ración de harina flor, aumentando así también su pan.

Esas mismas modificaciones se han extendido a la ración seca de campaña, es decir, la que se da en los días en que no se distribuye carne fresca. Al presente esa ración ha quedado compuesta como sigue:
Charqui                 239 gramos.
Frejoles                 350 gramos.
Frangollo o arroz  120 gramos.
Galleta o harina     200 gramos.
Harina tostada      200 gramos.
Cebollas               100 gramos.
Grasa                     50 gramos.
Ají                         10 gramos.
Sal                         9 gramos.
Azúcar                 25 gramos.
Café                     10 gramos.

Debo prevenir a V. S., para evitar falsas inteligencias, que la carne se entrega a razón de un buey para cada 500 hombres, por no ser posible pesar con la prontitud deseable la carne al repartirla; y como el peso de cada buey en el momento varía entre 650 y 750 libras, resulta que en todo caso cada soldado recibe más de 460 gramos de carne.

Antes de terminar este punto de mi informe, no estará demás, señor Ministro, que, como elemento de comparación, dejo consignada aquí la ración que se suministra en campaña a uno de los ejércitos mejor alimentados de Europa, al ejército inglés. Esa ración se compone de lo que sigue, según lo dice Sir Garnet Wolseley en su libro titulado: “Soldicos Sacket Bock for field service (1851)”.
Galletas     1 libra.
Carne         1 libra.
Café          1/3 onza.
            1/6 onza.
Azúcar      2 onza.
Sal             ½ onza.
Pimienta  1/36 onza.

A esta ración, en la que la galleta puede ser reemplazada por 1 y 1/2 de pan, se agregó en Crimea 1 libra de verdura, 1 onza de arroz y una pequeña cantidad de ron.

Este servicio de provisión del ejército se hace por medio de un personal que por decreto de esta Intendencia General, de 13 de Octubre, aprobado en seguida por V. S., quedó organizado en esta forma:
Un desembarcador.
Seis ayudantes de desembarcador.
Un guarda almacenes.
Cuatro ayudantes de guarda almacenes.
Cuatro proveedores de división.
Doce proveedores de regimiento.

Este personal se halla hoy en aptitud de atender con la exactitud debida el importantísimo asunto sometido a su cuidado; y se halla sujeto a reglamentos claros y precisos, que fijando los deberes de cada uno, le dan los formularios que han de facilitarle sus tareas, dejando al mismo tiempo resguardados en cuanto es posible los intereses fiscales.

Fue objeto también de especial observación para mí lo relativo a alimentación de caballería. Encontré que la caballada del ejército se encontraba por lo general en buen estado; pero considero que conviene aumentarle un poco el grano, manteniendo la de pasto.

Con ese fin, la ración de cada caballo ha quedado fijada de esta materia:
Cebada         4 kilógramos.
Pasto             9 kilógramos.

Terminado lo referente a la alimentación del ejército y sus caballerías, tengo que agregar algo referente a alimentación de la escuadra.

Esta, cuya ración seca o de campaña se hallaba ya establecida de antemano y después de prolijos estudios de mucho tiempo atrás, ha debido, sin embargo, ser objeto de la preocupación de la Intendencia General para no agregar a las penalidades inherentes a la ruda profesión del mar, las penalidades que podrían traer epidemias o enfermedades a bordo.

Pero, por más buena voluntad que exista, la naturaleza misma de las operaciones de la escuadra impiden el establecer para ella una provisión regular de carne fresca y legumbres. Para obviar estos inconvenientes, se ha dispuesto que los buques de la escuadra que arriben a Iquique reciban víveres frescos conforme a sus reglamentos; y los que estén en Pisagua reciban bueyes y legumbres de los destinados al ejército. Por último, se ha ordenado que todo trasporte que conduzca carbón a las divisiones o buques bloqueadores, les lleve también animales en pie, y legumbres, si es posible.

Se espera que estas medidas eviten los males apuntados antes y alivien la suerte de nuestros marineros.

Para concluir, señor Ministro, solo me queda que agregar, después de detallar con la detención que he considerado indispensable, lo referente a alimentación del ejército de operaciones y la escuadra, solo me queda que agregar, decía, que el ejército de reserva estacionado en Iquique y en Antofagasta, se abastece por el sistema de contrata; más cómodo, de administración sencilla y fácil fiscalización, pero por desgracia inaplicable, a mi juicio, al ejército de operaciones, siempre en movimiento y que debe tener en sí mismo todo cuanto necesite para emprender una expedición en un momento dado, sin ser esclavo de los arreglos y conveniencia de los proveedores a contrata.

Confío señor Ministro, que V. S. y el Gobierno verán con agrado que la situación actual de nuestro ejército en el importante ramo de alimentos es completamente satisfactoria, atendidas las condiciones del clima y territorio en que se opera; y esta convicción no podrá menos que tranquilizar la alarma tan justamente manifestada ante los denuncios que se hacían y según los cuales los bravos defensores de la República sufrían, no solo las inclemencias del clima y los peligros propios de la guerra, sino, lo que habría sido horrible y cruel, los rigores del hambre y de la sed.

Dios guarde a V. S.
Vicente Dávila Larraín”


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Ahumada Moreno, Pascual. "Guerra del Pacífico, Recopilación completa de todos los documentos oficiales, correspondencias i demás publicaciones referentes a la guerra que ha dado a luz la prensa de Chile, Perú i Bolivia" Tomo II, Valparaíso, 1885. 

Saludos
Jonatan Saona

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