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4 de noviembre de 2023

Recavarren sobre Pisagua

Escuadra chilena en Pisagua
 
Narración del Combate de Pisagua el 02 de noviembre de 1879 enviada por el coronel Isaac Recavarren al Gral. don Juan Buendía.

Escrita en el campamento de San Juan el 06 de enero de 1881.
Fuente: Copia Digital Juan Carlos Flórez Granda. Original Archivo Recavarren

Campamento de San Juan
Enero 6 de 1881

Señor general Don Juan Buendía – Lima
Mi respetado señor General:

Cumplo con el deseo que se digna Ud. expresarme en su apreciable del 2, haciéndole la siguiente ligera narración de lo ocurrido en igual fecha de Noviembre de 1879 con motivo del desembarco de las fuerzas de Chile en el puerto de Pisagua, porque la falta de documentos, dejados guardados en Lima en momentos en que nuestras armas se medirán nuevamente contra las de nuestro afortunado enemigo, siempre dejan recuerdos a mi memoria, nunca fiel , la narración de los hechos, que para satisfacer a la solicitud (y de Ud.), voy a narrarle.

Habiendo sido honrado con el nombramiento de Jefe Político y Militar de la plaza de Pisagua y provisto de las instrucciones del caso me constituí en él, sin pérdida de tiempo, por cuanto comprendí la importancia de acelerar los trabajos de fortificación, un tanto descuidados, no obstante que, poca confianza me inspiraba el éxito satisfactorio que podía alcanzarle con los cañones del sistema vetusto de Parrot de calibre cien, proyectil esférico, los cuales fueron montados al sur y norte del puerto.

Entrar en el pormenor de los obstáculos y dificultades insuperables que se me presentaron para terminar la obra, sería detalle inoficiado desde que son conocidos de Ud., como lo fueron del J. de E. M. y demás autoridades superiores; sólo sí diré, que el del Norte quedó en mejores condiciones que el del Sur, y que el día 2 debía probarle para conocer los desperfectos en que por falta del material adecuado o impericia de los operarios pudieran haberlo ocurrido.

Con este objeto y el de avistar la División Boliviana que obedecía al señor Villamil, llegó Ud. a Pisagua el día 1 de noviembre de 1879, acompañado de su secretario Don Pedro Cisneros Rubín de Celis, del Cirujano en Jefe del Ejército Dr. D. Julián Sandoval, del corresponsal del periódico “La Patria” Don Benito Nieto, y de los ayudantes de Ud., Sargento Mayor Demetrio Mantilla y Capitanes Juan Mantilla y Francisco Meneses. 

Hasta muy tarde de la noche de ese día me ocupé de dar cuenta a Ud. del estado de la defensa: de la reducida fuerza de nacionales que había conseguido organizar, vestir y armar, de mis planes y de todo aquello que se relacionaba con los fundados rumores y avisos que se tenían de un próximo desembarco del enemigo por el norte ó sur de Iquique.

Muy pocas horas después de haberme separado de Ud. en la madrugada del 2, el Capitán de Fragata Becerra, que lo era también del puerto, me comunicó, que por el N.O. se divisaban varios humos que llevaban dirección a la bahía.

Salí precipitadamente de mi alojamiento y me persuadí de la verdad del hecho, contando ya al rayar la aurora 10, 12 hasta 20 buques chilenos escoltados por cuadrillas extranjeras.

Pasé en el acto a participarlo a Ud., así como a poner en su conocimiento que, la locomotora que se hallaba encendida arrastrando algunos carros de arroz y manejada por el único maquinista con que contábamos, había abandonado la estación del ferrocarril, encaminándose hacia las estaciones del Sur; y que el telegrafista, llevándose el aparato respectivo, observó igual criminal conducta.

Juntos nos dirigimos a recorrer los diferentes lugares de defensa y los cantos del ferrocarril donde se encontraban dos compañías del Batallón “Independencia”, de Bolivia, pues el resto de este cuerpo, como el íntegro del “Victoria”, también de nuestra aliada, permanecían en el alto del Hospicio distante seis millas del puerto. 

Los nacionales del Perú defendían la playa.

A las 6 y 55 am se dejó sentir el primer disparo del “Cochrane” con uno de sus cañones de gran calibre, generalizándose de esta manera el combate entre nuestros dos únicos fuertes y las naves chilenas. Al primer disparo que en contestación se hizo quedó desmontado el cañón del Sur, y no pasaron muchos minutos sin que corriere igual suerte el del Norte, pues colocado a tiro de pistola el blindado “Cochrane”, y sin riesgo de ser ofendido por los cañones Parrot”, en atención a las razones expuestas al principio de esta, tuvo la fortuna de colocar en el centro mismo del fortín una de sus poderosas bombas, que, al explosionar, lo inutilizó por completo, causando inmediatamente la muerte de casi todos los jefes, oficiales é individuos de tropa de su dotación.

Apagados nuestros fuegos de artillería, los enemigos se ocuparon ya, eran las 8 1/2am, de las maniobras de desembarco: al ser este hecho notado por Ud., me manifestó la necesidad de trasladarse a la parte alta (El Hospicio), para impartir sus órdenes al grueso de nuestro ejército, y disponer que bajaran los batallones “Independencia” y “Victoria” en apoyo de las dos compañías del primero y de nuestras guardias nacionales.

Como se encontraba Ud. pié a tierra y conociendo la importancia del asunto, le ofrecí mi caballo que aceptó Ud., seguido del Dr. Sandoval, Neto y Mayor Mantilla (estos a pié), reencargándome, al separarse, de la completa dirección de la defensa, como desde al principio de la acción tuve la honra de merecerlo de Ud. La cabalgadura me fue devuelta momentos después.

A las 9am se rompieron los fuegos con más vigor, no solo sobre nuestras fuerzas que ocupaban las posiciones que les señalé, sino sobre la indefensa población y los vecinos que la abandonaban, siguiendo todos diferentes caminos, pero con dirección al Hospicio.

Como era de esperarse, muy pronto se declaró el incendio en los edificios, en el carbón y salitre depositados en la estación del ferrocarril y en cuanto se encontraba al alcance de sus múltiples y variados elementos de destrucción.

A las 10 1/2am y al son del himno nacional chileno, comenzó el desembarque en 44 lanchas construidas ad hoc, dirigidos por oficiales de marina y tripuladas, cuando menos, por 25 hombres de su ejército. Esta primera expedición, como la segunda, fue rechazada por los nuestros, a quienes ordené no dispararan sus armas sino cuando estuvieran a tiro de rifle. 

Con la tercera reforzada considerablemente, y que eligió para lugar de desembarco la caleta de Huata (al N), desguarnecida por la ausencia de las tropas bolivianas, no hubieron el mismo éxito, porque diezmados ya los nacionales, y sin que afortunadamente llegaran en nuestro apoyo los batallones “Independencia” y “Victoria”, (bolivianos), no me quedó otro recurso, después de heroica y sangrienta lucha, que ceder el campo al número y superioridad del armamento del enemigo cuyo movimiento por la caleta de Junín que ya se había iniciado y que se me avisó, púsome en el caso de salvar a los ochenta nacionales que me acompañaban, pues su sacrificio hubiera sido estéril, mientras que el grueso de nuestro ejército podía aprovechar del denodado valor de que acababan de dar testimonio elocuente. Así lo dispuse, abandonando el campo a las 4 1/2pm, marchando a unirme con Ud.

Por el secretario Cisneros y por Neto a quienes encontré acompañados de los capitales Mantilla y Meneses, ya en lugar muy avanzado, supe que se había Ud. adelantado hacia la estación de San Roberto, donde llegué a las 6pm, y donde di a usted cuenta de todo lo ocurrido desde nuestra separación de Pisagua hasta ese momento.

Como aquí cesó la misión que se me había confiado, teniendo la completa satisfacción de que mis procedimientos fueran aprobados por Ud., me creo relevado de narrar cuanto ocurrió hasta nuestra llegada a “Pozo de Almonte”, donde volví a encargarme de mi puesto de Jefe de E.M. de la Segunda División comandada por el Sr. Coronel Andrés A. Cáceres, porque nada de lo acontecido durante la marcha hasta el 6 de noviembre del 1879 en que nos reunimos al grueso del ejército fue ignorado por Ud.

Quédome complacido de que esta verídica relación satisfaga los fines que se ha propuesto Ud. al solicitarla de su respetado subalterno, amigo y atentos SS.
Isaac Recavarren


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Publicado por Renzo Castillo en "Grupo de Estudio de la Guerra de 1879".

Saludos
Jonatan Saona

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