A bordo del vapor "Huáscar
Al ancla, Mollendo, Junio 4 de 1879.
Al Director de la Guerra i Director de Marina.
Cumpliendo las instrucciones que V. E. se dignó comunicarme por telégrafo al puerto de Pisagua, zarpé de éste, en la primera noche del 2 del presente, después de haber tomado durante el día todo el carbón que me fué posible.
Me dirijí al Sur pasando a quince millas del puerto de Iquique, i aproximándome después a la costa, para reconocerla de cerca.
En la madrugada del 3 estando frente a Huanillos avisté dos buques a vapor, sobre los cuales me dirijí en son de combate, suponiendo, según las indicaciones del telegrama de V. E., que fuesen las corbetas chilenas Chacabuco i O'Higgins; pero como los dos buques se dirijían también sobre el Huáscar, pronto, a las 6 h. A.M. i a la distancia de 5 millas, pude reconocer que uno de ellos era el blindado Blanco Encalada i el otro la cañonera Magallanes. Prevenido por V.E. de rehuir en este caso el combate hice rumbo al Oeste i aumenté el andar, a fin de evitar el encuentro de los buques enemigos, que tomaron las aguas del Huáscar i le perseguían en caza.
Nuestro andar en el principio era bastante para mantener constante la distancia que nos separaba del blindado; pero después de la primera hora notó que ella se estrechaba, i aunque esto tenía lugar lentamente, comprendí que había de terminar por obligarme al combate, desde que no era posible dar al Huáscar mas de 9 millas de andar, en razón a que el carbón tomado en Pisagua i en Ilo de que hacía uso, no podía elevar suficientemente la presión del vapor.
Con el fin de alijerar el buque i de dejar libres los tiros de retirada de los cañones de la torre, tuve que botar al agua las dos falúas que llevaba en los pescantes de estribor, las que estaban algo destruidas a consecuencia del combate de Iquique.
La distancia continuó estrechándose i como a tres millas el blindado hizo dos disparos. En este momento afiancé el pabellón i me dispuse para el combate, que próximamente debía dar principio.
En efecto, a la 1 h. 10 m. P.M. a 4,000 yardas de distancia rompí los fuegos, conservándome en retirada. El blindado, que entonces venia por la aleta de estribor del Huáscar, rompió también los suyos, haciendo uso de los cuatro primeros cañones de proa; pero como para esto tenia que maniobrar, guiñando a una i otra banda, circunstancia que le permitía avanzar poco, aproveché de la oportunidad para alargar la distancia que nos separaba, hasta estar fuera del alcance de sus tiros.
El número de tiros hecho por el blindado fué el de 9, sin habernos causado avería alguna, porque aunque traían buena dirección, eran mui bajos o tan elevados que pasaban sobre el Huáscar. Este solo hizo 7 con los cañones de su torre, que cayeron al parecer mui próximos a la proa del blindado. La cañoñera no tomó parte en este encuentro por haberse quedado mui atrás.
A la par que logré aumentar la distancia que nos separaba del blindado, se consiguió activar los fuegos de las hornillas, haciendo uso de un resto de carbón de buena calidad que quedaba del tomado en el Callao, i levantar suficientemente la presión de manera que obtuvo el andar necesario para evitar un nuevo encuentro.
Sin embargo, los buques enemigos continuaron su persecución, aprovechando de la claridad producida por la luna, hasta que frente al Morro de Sama a las 12 h. P. M., desistieron de su empeño i se dirijieron hacia el Sur, haciendo antes cuatro tiros de cañón.
La circunstancia de no poder contar con el andar suficiente para evadir una nueva persecución, por las causas que antes he espuesto, i la falta de proyectiles convenientes en tal caso, me han decidido a suspender la espedición al Sur que V. E. me indicó por telegrama, conforme a las prevenciones que verbalmente me había hecho. I a proximidad al puerto de Mollendo, en donde, según los informes que he recibido en lio, se había establecido el bloqueo por dos buques de la escuadra enemiga, me ha hecho preferir como mas conveniente mi recalada a este punto, con el fin de reconocerlo con precaución. I no pudiendo conseguir en estos lugares carbón de buena calidad a la vez que necesitando hacer en el buque algunas reparaciones en su casco, arboladura i maquinaria, do acuerdo con las indicaciones de V. E. me dirijo al Callao en la fecha.
No puedo dejar de dar cuenta a V. E. de una desgracia tan lamentable como imprevista que ha tenido lugar últimamente a bordo. En el momento en que cambiábamos nuestros tiros con el blindado, cayó un hombre al agua sin que fuese posible hacer para salvarle mas que botarle un salva-vidas, acontecimiento del cual tuve noticia con mucha posterioridad, debido a que solo fué apercibido por uno de los individuos de la tripulación. La persona caída es el joven Antonio Cucalón, quien se me presentó en el Callao solicitando un puesto cualquiera a bordo para prestar sus servicios en defensa de su patria i fué tanto su empeño i entusiasmo que le acepté como ayudante del detall. Cumplo con el deber de manifestar a V. E. que durante el tiempo que ha permanecido a bordo, ha cumplido con su deber, particularmente en los lances de peligro.
Todo lo cual tengo el honor de poner en conocimiento de V. E., esperando que merezcan su aprobación los procedimientos de que doi cuenta.
—Miguel Grau"
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Ahumada Moreno, Pascual. "Guerra del Pacífico, Recopilación completa de todos los documentos oficiales, correspondencias i demás publicaciones referentes a la guerra que ha dado a luz la prensa de Chile, Perú i Bolivia" Tomo I, Valparaíso, 1884.
Saludos
Jonatan Saona
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