Nació en la ciudad de Chiclayo el año 1857 y era hijo legítimo de don José María Torres Aguirre y de la señora María C. Paz.
Al iniciarse el conflicto con Chile tenía, pues, 22 años de edad y se encontraba cursando el tercer año de la Facultad de Jurisprudencia junto con Augusto Bedoya y Manuel Eduardo Lecca.
Durante sus estudios universitarios se hizo notar por su bondad de carácter, su vasta cultura, una gran modestia y sobre todo por sus aptitudes como brillante orador, que lo hicieron destacar notablemente en todas las asambleas universitarias.
De su paso por la Universidad anotaremos que el año 1877 entró en el sorteo de una mención honrosa en el primer curso de Derecho Romano.
Al mismo tiempo que efectuaba sus estudios trabajaba en la Imprenta de un tío suyo (Imprenta de Torres Aguirre), donde tenía el cargo de corrector de pruebas.
Su actuación desde el momento en que fué designado por la suerte hasta su incorporación al regimiento "Dos de Mayo" nos es ya conocida.
Torres Paz y sus dos camaradas se encontraban sirviendo en distintas compañías del cuerpo; pero como se comprende, desconocían las obligaciones militares que su clase les imponía. Una noche que se encontraba de guardia en el Hospital el subteniente Lecca, desertó de él un individuo de tropa, y este acontecimiento que en un miembro del ejército constituye una grave falta, obligó a que el hoy general Cáceres los colocase a su lado como ayudantes para evitarles los sinsabores que acompañan al desempeño de un puesto cuya función es enteramente desconocida.
Como ayudantes del jefe de la división hicieron la campaña que efectuó ésta después de la toma de Pisagua por las fuerzas chilenas. Marcharon con el ejército a la oficina de Pozo Almonte a donde llegaron el 18 de noviembre. Al día siguiente asistieron a lo que se ha dado en llamar batalla de San Francisco, en donde no tomaron parte activa, pues la segunda división se encontraba de reserva y únicamente combatió la primera división, la Vanguardia y la Exploradora. Pronunciada la retirada, el ejército tomó el camino de Arica.
En los últimos días de noviembre, el ejército peruano llegó a la ciudad de Tarapacá, donde el día 27 alcanzó una brillante victoria sobre el ejército chileno, que había pretendido sorprender a nuestras fuerzas. Los tres representantes de San Carlos combatieron bizarramente como ayudantes del ya citado coronel Cáceres.
De su comportamiento en la jornada habla el parte de éste último: ..."Los estudiantes universitarios subtenientes don José Andrés Torres Paz y Eduardo Lecca se han distinguido en su comportamiento. Estos caballeros con todo el ardor y abnegación inherentes a su edad y condiciones especiales, se han puesto a la altura de la alta misión que se les confiara...El subteniente Bedoya, de la misma comisión, ha cumplido así mismo con su deber.. ."
Durante la batalla recibió Torres Paz un balazo en el hombro y Bedoya uno en el brazo. Sin embargo, siguieron los tres al ejército en su retirada sobre Arica, a donde llegaron el día 19 de diciembre después de una marcha penosísima. En este último lugar procedióse a reorganizar nuevamente al ejército, constituyendo el segundo ejército del Sur que comandaba el contralmirante Lizardo Montero.
En los cuadros de la nueva formación figura Torres Paz en la plana mayor del batallón "Zepita N°. 2" como sub-ayudante del coronel Cáceres; Augusto Bedoya destinado en la tercera Compañía del mismo batallón y el subteniente Lecca, abanderado de dicho cuerpo. Pero al subteniente Bedoya, durante los penosos días de la retirada se le había agravado la herida notablemente; por tal razón se le envió a Lima en el vapor "Luxor" con el contingente de heridos de las primeras batallas. Por tal razón en la revista de comisario pasada el 9 de febrero en Tacna, Bedoya pasa revista como "enfermo en Lima” .
Los subtenientes Torres Paz y Lecca se encontraron en la batalla librada en el Alto de la Alianza el 26 de mayo de 1880, habiendo resultado nuevamente herido, Torres Paz, como aparece en las listas de bajas del batallón "Zepita".
Aquí es preciso consignar un detalle muy poco conocido.
Durante el trascurso de la batalla de Tarapacá fué tomado un oficial perteneciente a distinguida familia de Chile, el cual se libró de ser muerto durante el fragor de la lucha debido a la oportuna intervención de Torres Paz. Ya como prisionero de guerra fué dicho oficial conducido a Arica, habiendo llegado durante la retirada con los comisionados de San Carlos. El "rotito" como amigablemente le designaban, fué canjeado en este último lugar y al despedirse de ellos lo hizo profundamente conmovido.
Habiéndose pronunciado la derrota en el Campo de la Alianza, comenzó el enemigo a mostrar sus feroces instintos, ultimando prisioneros y heridos aún cuando se encontraban amparados por la Cruz de Ginebra. Durante estas escenas de vandalismo, Torres Paz, que ya se encontraba herido de la mano, estuvo a punto de ser asesinado, cuando el "rotito" su compañero de unos días, lo reconoció y deseando pagar con nobleza la deuda de gratitud que con él tenía contraída, evitó enérgicamente que fuera victimado y lo hizo fugar del campo del desastre.
Las tropas derrotadas en Tacna se retiraron por Aguas Calientes y Tarata hacia Puno; pero el bravo ayudante de Cáceres siguió ruta distinta, por cuya razón traspasó la frontera de Bolivia, país en el que fué bien recibido, distinguiéndose en este sentido la señora Cusicanqui de Bustillos. Esta fué la causa de que no pudiera llegar a la ciudad de Puno sinó después del día 15 de junio, porque en la revista de comisario pasada en este lugar el indicado día 15 no figura su nombre, no así Lecca que pasó revista.
Distribuido el segundo ejército del sur y refundidos los cuerpos en Puno hasta constituír una pequeña división, quedaron gran número de jefes y oficiales sin colocación alguna. Entre los primeros figuraba el coronel Cáceres con sus dos ex-ayudantes, Torres Paz y Lecca, los cuales emprendieron viaje a Lima a principios de Agosto. En esta capital prepárabase el nuevo ejército que debía impedir su captura. Cáceres fué nombrado jefe del cuarto cuerpo de ejército; Torres Paz en el mes de Noviembre, fué nombrado ayudante del detall de la quinta división del ejército del Norte, y Lecca, ayudante auxiliar del detall de la misma división. En cuanto a Augusto Bedoya, una vez restablecido de su herida, se encontraba sirviendo de ayudante en el torreón Manco Cápac (Callao). Los tres tenían la clase de teniente.
Más tarde los primeros pasaron a ser ayudantes del ya citado general. Desempeñando estos puestos el año 1881 asistieron a las batallas libradas en los alrededores de Lima. En la de Miraflores terminó la brillante actuación de nuestro biografiado.
Siendo la una y media de la tarde, más o menos, en momentos en que el general Cáceres se encontraba recorriendo las líneas, Torres Paz que marchaba a su lado, recibió un balazo que le produjo instantáneamente la muerte.
Fué arrebatado por el Destino, como los héroes de las tragedias esquíleas, cuando aún no había cumplido el ciclo de su vida, y ya que no podemos erigir en su tumba desconocida la piedra lapidaria que congrega a las multitudes admiradas, en el más hermoso de los cultos: el de los héroes, consagremos un instante de nuestras horas para recordar el hermoso poema de su vida.
En cuanto a los otros dos ayudantes, mencionaremos que Lecca recibió un balazo en el brazo, de cuyas resultas lo perdió, y minutos más tarde Bedoya, que era el décimo cuarto y último ayudante de Cáceres, recibió también un balazo en el brazo.
Augusto Bedoya tomó parte en las batallas de San Juan y Miraflores, porque abandonó el Callao al escuchar el cañoneo realizado durante el reconocimiento que efectuó Barboza sobre nuestras líneas, creyendo que era la batalla decisiva. No habiendo comenzado todavía la verdadera acción, el teniente Bedoya se presentó al general Cáceres y obtuvo de éste el nombramiento de ayudante. Por esta razón encontróse presente en estas acciones de armas.
Diremos cuatro palabras sobre el papel que siguieron representando los sobrevivientes de la comisión Carolina.
El teniente Lecca, cuando se encontró restablecido de la herida, que le ocasionó la pérdida del brazo, se incorporó nuevamente a las fuerzas de Cáceres en el Centro. En abril del año 83 fué nombrado subprefecto y comandante militar de Tarma, teniendo la clase de sargento mayor, y concluida la campaña nacional siguió actuando durante la guerra civil al lado de su antiguo jefe hasta la época de su muerte. Traidora enfermedad cogida en los días penosos de la guerra, rindió su existencia cuando se dirigía de la Oroya a Tarma.
Augusto Bedoya, restablecido ya, se dirigió a su ciudad natal, Tarma, donde se incorporó nuevamente a las fuerzas de Cáceres, prestando importantes servicios como ayudante de la jefatura y oficial del escuadrón "Tarma" (julio de 1881), ayudante de campo de S. E. (noviembre de 1884), y agregado al estado mayor con la clase de sargento mayor en diciembre del mismo año; hoy es coronel de ejército y diputado a congreso, siendo el único sobreviviente de la Comisión Carolina.
****************
Carbajal y Seminario, Francisco. "La Universidad de Lima y la Guerra del Pacífico". Lima, 1929.
Saludos
Jonatan Saona
No hay comentarios.:
Publicar un comentario