(1877 a 1878 1887 a 1888 1889 a 1890 – 1891 a 1892)
El 27 de Mayo de 1832, nació en Ayabaca el Contralmirante Lizardo Montero. Educóse en el Ecuador y concluida su instrucción regresó al Perú, ingresando como cadete a la marina de guerra, donde merced a su vocación por la carrera náutica, hizo rápidos progresos. A los 24 años alcanzaba el grado de alférez. de fragata después de rendir lucidas pruebas, y con este carácter se plegó a la revolución que iniciara el General Vivanco contra Castilla, sublevando en unión de Miguel Grau la escuadra, en la que el caudillo rebelde se embarcó para atacar el Callao el 7 de Abril de 1857, pero fracasado en su empresa tornó a Arequipa, donde nuevamente la suerte de las armas le fue adversa, terminando este episodio sangriento el 7 de Marzo de 1858.
Ante tal situación y sin tener ya nada que hacer, Montero que se había insurreccionado en la Apurímac rindió la escuadra y se dirigió a Europa, de donde regresó cuando Castilla daba término a su mandato. Se incorporó nuevamente a la marina, vistiendo ya el uniforme de capitán de corbeta, y destinándosele como comandante del vapor Lerzundi.
Gobernando el General Juan Antonio Pezet, por fallecimiento del Gran Mariscal San Román, se produjo un grave conflicto con España, y como las negociaciones diplomáticas que celebrara aquella administración para zanjar las dificultades surgidas, se considerasen lesivas para el honor nacional, se levantó en armas en Arequipa el Coronel Mariano Ignacio Prado, quien fue secundado en la campaña que iniciara por la gran mayoría del ejército y la marina. Montero en esta oportunidad no permaneció indiferente a los móviles que informaban aquel movimiento, y en consecuencia volvió a sublevar la escuadra al frente de un grupo de oficiales entusiastas y animosos. Insurreccionado el Lerzundi que comandaba, se aprovechó de un motin ocurrido a bordo de la Amazonas surta en Arica para ganársela a la causa revolucionaria, corriendo igual suerte la América anclada en Pisco y que obedecía las órdenes del comandante Pardo de Zela. En esos mismos días los agentes del Coronel Prado reducían a la Unión y de esa manera, prácticamente, toda la escuadra a órdenes de Montero, desconocía al gobierno de Pezet.
Triunfante la revolución y acreditados el tino y sagacidad de Montero, fue nombrado Ministro Plenipotenciario en Colombia, desempeñando con inteligencia y sagacidad la comisión que se le confiara cerca de la Cancillería de Bogotá. Se necesitaba ganarse a la causa americana a las Repúblicas de este hemisferio, y tal fue la labor desempeñada por Montero, casi en vísperas de la guerra con España. Llegado al Perú en momentos de gran efervescencia, con el conflicto bélico a las puertas, Montero se alistó de los primeros en las filas de los defensores, y se encontró presente el 2 de Mayo de 1866, batiéndose contra el enemigo en las improvisadas fortalezas del Callao.
Terminada la contienda, Montero fue designado por la superioridad para dirigirse al Sur a recibir al Huáscar y a la Independencia, que habían sido ya entregados por los astilleros de Inglaterra.
Los sucesos políticos que se desarrollaron con posterioridad, destacan con singular relieve la personalidad de Montero. Combatió tenazmente a Balta desde los primeros momentos, y fue uno de los más fieles y decididos partidarios de don Manuel Pardo. Al producirse la sangrienta rebelión de Julio de 1872, Montero en unión del doctor Távara, luchó a brazo partido contra el pueblo aunque sin conseguirlo, por salvar la vida de Tomás Gutiérrez que descubierto por las turbas cuando salía del fuerte de Santa Catalina, fue muerto en la botica de Valverde, establecimiento en que el Dictador de pocas horas, creyó encontrar su salvación.
Vencido el período constitucional de Pardo, Montero se presentó como candidato a la primera magistratura de la República, pero fue vencido en los comicios por su opositor el Coronel Prado.
Al estallar la guerra con Chile, se le nombró comandante en jefe de las fuerzas que operaban en el sur, batiéndose con denuedo en el Alto de la Alianza donde fue vencido, regresando entonces a Lima, y concurriendo a las batallas de San Juan y Miraflores, libradas a las puertas de la capital, el 13 y 15 de Enero de 1881 respectivamente.
Los sucesos desarrollados a raíz de estas infaustas jornadas, que trajeron como su consecuencia la ocupación de Lima por el enemigo, determinaron el retiro de Piérola y la proclamación de García Calderón por un grupo respetable de notables, designándose en aquella reunión a Montero como Vicepresidente, al propio tiempo que se le nombraba Jefe Superior del Norte, de donde bajó a Huaraz, hecho cargo del mando, por expatriación violenta del Presidente en funciones. No habiendo tenido solución satisfactoria las conferencias que en Huaráz mantuvo Montero con el plenipotenciario americano Mr. Trescott, lo determinaron a marchar a Arequipa, asumiendo la Jefatura militar y política de aquella circunscripción, pero cuando el enemigo se apoderó de esa plaza, Montero se vió precisado, y ante la inutilidad de la resistencia, a dirigirse a Buenos Aires, lugar en el que permaneció hasta 1886, en que gobernando el General Cáceres regresó al Perú, actuando nuevamente en la política como senador por Piura. Vencido su período legislativo, permaneció algún tiempo alejado de toda actividad, hasta que se le nombró Vocal del Consejo Supremo de Guerra y Marina, cargo que sirvió con toda eficiencia y rectitud, hasta la fecha de su fallecimiento, ocurrido en Lima, el 5 de Febrero de 1905, a la edad de 73 años. En el centro de la plaza de Ayabaca, su tierra natal, se levanta una modesta columna, sobre la que descansa el busto de Montero, y que sus comprovincianos quisieron erigirle como homenaje a su memoria.
E. S. C.
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"Reseña Histórica de la Benemérita Sociedad Fundadores de la Independencia, Vencedores el 2 de mayo de 1866 y Defensores Calificados de la Patria. En el primer centenario de su fundación". Lima, 1957.
Saludos
Jonatan Saona
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