Fue la primera víctima.
En la mañana nebulosa y triste del 17 de Marzo del año 73 de nuestra independencia, los adalides briosos de esta santa causa que ha sacarlo á flote los estancados elementos de bien, caballeros en generosos corceles de guerra, dieron el gran asalto á la capital que dormía el sobresaltado sueño del despotismo. Amparados por la neblina circundaba al rayar la aurora los alrededores de la ciudad, esos hambrientos, esos descamisados, esos jadeantes mendigos de libertad, con la decisión á la victoria la muerte, burlaron las coronadas cumbres enemigas y entraron con el paso de vencedores de la frase clásica, por la portada de Cocharcas, donde comenzó la lluvia de plomo, el trueno de las ametralladoras y el traqueteo de la fusilería más espantosa que ha presenciado la tantas veces revolucionada Lima.
El pincel de un artista nacional, de más imaginación sintética que, de talento analítico, ha estampado para siempre sobré amplio lienzo esa entrada maravillosa de las tropas rebeldes, con el denodado jefe á la cabeza, animoso, febril, vibrante, entre el acompañamiento de nueve amigos: Bustamante y Salazar, Adolfo Reyes, Leoncio Lanfranco, Daniel Rivera, Pedro Rivera y Piérola, José Gregorio Prada, Celso Zuleta, Alvaro Garfias y Juan de Dios Lora y Cordero. A la lista de estos nombres hay que agregar otro, otro de alguien que no aparece en el cuadro, por que este es tomado en momento histórico después que el Coronel Adolfo Bermúdez, anciano de corazón joven, cayera muerto de su corcel, cuyos cascos quedaron siempre estampados en buen camino. Alma hermosa en cuerpo aún fuerte, pesar de los años, alimentaba esperanzas más que de victoria personal de triunfo patrio y la suerte, cruel á las postrimerías con quien había recibido de ella pruebas de respeto en cien peligros, cercóle los ojos antes que viera el nuevo día de gloria, pero si de después de haberle concedido entrar por la brecha salvadora de la ciudad esclavizada.
Prestó a la buena causa, que abrazara siempre, servicios de importancia, esfuerzos de patriotismo y vigores de juventud inagotable
Cuando recién amanecía la lucha que diera por tierra con el entronizado despotismo, él, alistóse en Huacho, en son de guerra: y aumentando las legiones regeneradoras contribuyó decisivamente á esas victorias imposibles y a esas derrotas honrosas que terminaron con la toma de Lima y con la muerte del Coronel Bermúdez.
No hemos querido de propósito hacer una biografía, sino apuntar un nombre merecedor del recuerdo nacional y diseñar la silueta de un patriota resuelto ante todo peligro.
Fue la primera víctima; y su espada que habría abierto la brecha en las contrarias filas manchándose con la sangre de los opresores, se lavó entónces con la sangre que de ese corazón salió en torrente generoso.
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"La Neblina" quincenario de artes y letras, Lima, 20 de marzo de 1896.
Saludos
Jonatan Saona
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