Antofagasta |
Parte Oficial de Justo Arteaga sobre el primer combate naval de Antofagasta
Antofagasta, Mayo 30 de 1879.
—A las 10 A. M. del lunes 26 del que rije, el vijía del puerto anunció a la vista al Suroeste un buque de guerra. Después de un corto rato de observación, se reconoció en él al blindado Huáscar, que a toda máquina se dirijía al surjidero.
Temiendo un ataque, impartí inmediatamente las órdenes del caso, tanto para preparar la defensa de la plaza, cuanto para poner a seguro el ejército i los trasportes surtos en la bahía.
Con tal motivo el Rimac, elijiendo oportuno momento, levó ancla i se dirijió al Noroeste, apegado a la costa.
El Huáscar, cambiando de rumbo, se echó sin demora en su seguimiento, disparándole a intervalos cinco cañonazos que no le ofendieron. Protejido por su andar, a las 2 P. M., el Rímac había ya salvado la puntilla i burlado la persecución. Minutos después, ambos buques se perdían de vista.
A las 3 i media P. M. se notó que el Huáscar ponía nuevamente su proa al puerto; i después de aguantarse a la distancia un largo rato sobre su máquina, se puso de nuevo en movimiento, observando la costa en todas direcciones. Finalmente, colocado como a mil ochocientos metros de las fortalezas, rompió sus fuegos con un cañonazo, que fué contestado al punto por la Covadonga, por las baterías de costa i por las piezas de campaña que se situaron en la playa. Debo advertir aquí que cuando el Huáscar emprendió su persecución contra el Rímac la Covadonga le disparó seguidamente sus dos cañones de a setenta, lo que, obligando al Huáscar a detenerse un instante, protejió sin duela alguna la fuga del Rímac, que pudo así ganar mayor distancia.
El combate, empeñado a las cinco quince, duró hasta las seis veinte, hora en que el Huáscar apagó sus fuegos, haciendo rumbo mar afuera, para regresar una hora después, lanzando de nuevo dos cañonazos que de nuevo también fueron contestados de tierra i de la Covadonga. Momentos mas tarde, el Huáscar se retiraba al Suroeste.
A las 10 A. M. del siguiente día, el Huáscar se presentó una vez mas en la rada; i después de practicar algunos reconocimientos mui cerca de tierra, se colocó hacia la parte Sur de la población, i echando dos botes al agua se ocupó solo en rastrear el cable bástalas cinco de la tarde, hora en que apareciendo por el lado Norte el vapor de la carrera, se fué a su encuentro i lo detuvo. Después de media hora de conversación, hizo rumbo con él hacia el fondeadero, en donde impidió toda comunicación con tierra, obligándolo a zarpar inmediatamente, pero nó sin que antes se hubiera conseguido tomar la correspondencia dirijida a este puerto.
De entonces acá, el Huáscar no ha vuelto a aparecer.
Tal es la relación de lo ocurrido en los días 26 i 27 del actual; i al ponerla en conocimiento de V. S. me es grato dejar constancia escrita ele la digna conducta observada por los marinos de la Covadonga, por los jefes i oficiales de artillería, i por las personas que quisieron permanecer en el pueblo dispuestas a correr la suerte ele cualquiera emerjencia, sin dejar por eso de hacer especial mención de los señores jenerales, jefes i oficiales del Estado Mayor, quienes durante todo el combate me acompañaron i estuvieron conmigo al lado de las baterías.
Dios guarde a V. S.
JUSTO ARTEAGA.
Al señor Ministro de la Guerra.
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Ahumada Moreno, Pascual. "Guerra del Pacífico, Recopilación completa de todos los documentos oficiales, correspondencias i demás publicaciones referentes a la guerra que ha dado a luz la prensa de Chile, Perú i Bolivia". Tomo I, Valparaíso, 1884.
Saludos
Jonatan Saona
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