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15 de febrero de 2021

Manuel Fernando Bonilla

Monumento a Bonilla Elarht en Miraflores
Manuel Fernando Bonilla

Manuel Fernando Bonilla nació en el Callao en 1868 en un hogar de mediana capacidad económica. Soñaba con ser médico y esta idea la atesoraba con fe y entrega íntegra a sus estudios. Al declarar Chile la guerra al Perú, Bonilla tenia once años y nadie entre sus familiares y allegados supuso que con el conflicto llegaba también el fin de aquellos sueños. Cursaba asignaturas en el Colegio Nacional de Nuestra Señora de Guadalupe y cuando el agresor apareció por Lima en 1881, pidió alistarse en las reservas, siguiendo el ejemplo de sus mayores.

Rechazado varias veces por su corta edad, insistió hasta ser admitido y así pudo concurrir a la batalla de Miraflores el 15 de enero de aquel aciago año, con el uniforme de soldado, combatiendo como un veterano, con coraje e inteligencia, hasta encontrar un sublime final.

La agresión fue tan aviesa y destructiva, incluso durante la ocupación de Lima, que la soldadesca no vaciló en ensañarse con nuestros niños, a muchos de los cuales flageló morbosamente.

La persona que acogió a Manuel Fernando Bonilla en la reserva fue el mismo Coronel Narciso de la Colina, asegurándole que ya pertenecía al Batallón No. 6 que jefaturaba. Pero al advertir Bonilla que no participaba de los desfiles, marchas, maniobras, ni de los ejercicios físicos, empezó a preocuparse. Su electrizante espíritu reclamó y no hubo sino aceptación ante gesto tan espontáneo como entusiasta.

Después de la derrota de San Juan, había que detener a los chilenos a como diera lugar, ese era el pensamiento del niño Bonilla.

Los reductos de Miraflores, los cuales estaban espaciados entre seiscientos y mil metros y no eran otra cosa que zanjas de siete metros de ancho por dos de profundidad, esperaban un demoledor ataque. Se designó al Batallón No. 6 del Coronel Narciso de la Colina para defender el reducto No. 3 de la chacra “La Palma”. Contaba con 280 integrantes... y un niño, Fernando Bonilla. El grupo formaba a la izquierda del cuerpo del ejército comandado por el Coronel Andrés A. Cáceres que reunía 3,800 hombres.

Apoyados por su armada, sus cañones y fusiles modernos, las gruesas tropas chilenas avanzaban seguras. Cáceres se replegó sobre el reducto No. 3 en el momento que caía muerto el Coronel Narciso de la Colina. Entonces Manuel Fernando Bonilla recogió el arma y se lanzó contra el adversario. Fue herido, pero continuó en acción, iracundo y audaz, hasta que la explosión de una granada lo destrozó, circunstancia que impidió el rescate de sus restos.

Quienes sobrevivieron, con lágrimas en los ojos, contaron la epopeya del osado soldado niño, ya que fueron testigos presenciales de su valor quintaesenciado, conmovedor porvenir de un treceañero, el cual se hizo hombre prematuramente al calor de la defensa de nuestra integridad territorial.

De los 7,850 peruanos que combatieron en Miraflores, fueron muertos o heridos las tres cuartas partes. Allí también estuvo citado para la posteridad Manuel Fernando Bonilla, guadalupano de 13 años de edad, un ejemplo a seguir por todos los peruanos.


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Comisión Permanente de Historia del Ejército Peruano (CPHEP). "La Gesta de Lima". Lima, 1981.

Saludos
Jonatan Saona

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