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| Florentino Portugal |
(Texto tomado de "El Perú Ilustrado" Lima, 14 de marzo de 1891)
En nuestra primera página aparece el retrato del pundonoroso jefe, cuyo nombre dejamos escrito.
Su tránsito por la tierra fué breve, pero dejó huellas imperecederas escritas con la fe del patriotismo.
Florentino Portugal nació en Arequipa, del matrimonio del señor don Mariano A. Portugal, con la señora María Gavina Prieto, y fue educado en el Seminario, siendo discípulo predilecto del ilustre obispo Bartolomé Herrera.
Portugal permaneció prescindente de la política hasta el año 1874 en que, comprometido para trabajar por la candidatura presidencial del Contra—Almirante Montero, alcanzó á organizar un partido colosal en Arequipa. Vino á esta capital, con las actas que lo acreditaban como Senador suplente por aquel departamento; pero, no obteniendo ellas la calificación, resolvió quedarse en Lima, como profesor de Cálculo en el Colegio Americano del señor Chavarry.
Algún tiempo después fue á visitar su país natal, y se dedicó á la agricultura, cultivando caña en el valle de Tambo. Ahí le tomó la nueva de la declaratoria de guerra hecha por Chile, y allí comenzó la epopeya de su noble comportamiento y de su abnegada peregrinación, hasta encontrar temprana sepultura.
Vendió cuanto poseía, y se alistó en el ejército del sur al lado del General Cáceres, que llegó á tener cariñosa predilección por Florentino; tales eran sus dotes morales, y la lealtad de sus servicios. En dos ocasiones salvó la vida al ilustre caudillo de la resistencia, á quien hoy excécran los mismos que ayer manejaban el incensario en las gradas del solio presidencial. Portugal sostuvo desigual combate con fuerzas chilenas durante la persecución del centro, y con igual denuedo peleó en el Campo de la Alianza, en San Juan y Miraflores, y después de nuestros desastres pasó al Cerco de Pasco, para reunirse después á las fuerzas que organizaba el General Cáceres.
En uno de los encuentros de guerrillas que tuvo con los enemigos, fué gravemente herido, en la madrugada del 25 de Mayo; y llevado á la hacienda La Mejorada: donde falleció el 21 de Junio de 1885. Su muerte llevó el profundo desconsuelo al corazón del General Cáceres y de todos los compañeros de vivac, entre quienes no había más que palabras de cariño para el infatigable jefe. Sus restos fueron depositados en una caja en la capilla de la hacienda citada, sobre la margen izquierda del Yscuchaca; y de allí han sido traídos por el tren de Chicla á esta capital, y serán conducidos hoy al Cementerio General donde descansarán junto á los compañeros de martirio.
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Texto e imagen publicados en el semanario "El Perú Ilustrado" núm. 201, Lima, 14 de marzo de 1891.
Saludos
Jonatan Saona
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