José Antonio de Lavalle |
Ministerio de Relaciones Exteriores.
(Reservada).
Lima, Febrero 22 de 1879.
Nombrado V.S. Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario en misión especial del Perú en Chile, conforme me fué grato comunicárselo en oficio de ayer, paso ahora a darle las instrucciones necesarias para el desempeño del delicado cargo que le ha confiado el Gobierno. V.S. conoce ya el gravísimo hecho de la ocupación, por fuerzas chilenas, de Antofagasta, Mejillones i Caracoles; así como también el orijen, ostensible a lo menos, que ha dado lugar a tan graves acontecimientos. Está impuesto igualmente V.S. de que el Gobierno, por conducto de la Legación de la República en Santiago i La Paz, ofreció sus buenos oficios desde antes que tuvieran lugar los deplorables acontecimientos a qué he hecho referencia, i de que el Gabinete de Chile no ha tenido a bien aceptarlos, a juzgar por el telegrama que con fecha 12 del corriente dirijió a S.E. el Presidente, nuestro Encargado de Negocios señor Paz Soldán i Unánue, i no obstante la conversación satisfactoria que al respecto tuvo en Valparaíso el espresado funcionario con el señor Pinto, Presidente de aquella República. (Ambos hechos constan en los documentos anexos).
Respecto de Bolivia, aun no se conoce en este Despacho el resultado de las jestiones que debe haber iniciado nuestro representante; pero, a juzgar por la conversación oficial que en presencia de V.S. tuve ayer con el Plenipotenciario especial de aquella República,señor Reyes Ortiz, es de esperar que ellos serán aceptados.
Posteriormente a estos sucesos i con fecha 15 del corriente, autoricé de nuevo a nuestro Encargado de Negocios en Chile, según verá V.S. en una de las copias adjuntas, para que si a su juicio i con el conocimiento que tenia de lo ocurrido, no se comprometiera el decoro de la República i del Gobierno, hiciera un nuevo esfuerzo para que fuese aceptada por Chile nuestra amistosa mediación, no habiendo aun trascurrido el tiempo necesario ni para que dicha comunicación haya llegado a su destino.
Aunque habría sido quizá conveniente esperar el resultado de este nuevo i patriótico esfuerzo en favor de la paz de dos repúblicas hermanas i de los mui altos intereses de esta parte de América i en especial de la del Perú, que están al mismo tiempo comprometidos, deseando el Gobierno agotar cuantos medios dignos i honrosos estén a su alcance para evitar el escándalo i las funestas consecuencias de una guerra tan innecesaria, ha resuelto enviar la misión estraordinaria i especial de que ha sido V.S. encargado, con la esperanza de que, renovándose por el órgano de un representante de tan alta jerarquía, los buenos oficios i la mediación del Perú sean al fin aceptados.
Este es, pues, el objeto de la importante misión que el Gobierno confía a la ilustración i patriotismo de V.S.
Apareciendo la ocupación del litoral boliviano por fuerzas chilenas, como una consecuencia del decreto espedido por el Gobierno de la Paz rescindiendo el contrato de la Compañía de Salitres i Ferrocarril de Antofagasta, i no siendo decoroso para Chile ni para Bolivia, ni posible, por consiguiente, entrar en un arreglo pacífico sin que queden removidos tan graves inconvenientes por una i otra parte, propondrá V.S. a ese Gobierno, en caso que nuestra mediación fuese aceptada, el restablecimiento de los hechos al estado en que se encontraban antes de los últimos acontecimientos; esto es, la desocupación del territorio boliviano, siempre que aquella República esté dispuesta por su parte a suspender el mencionado decreto de rescisión i la lei porque se gravó con diez centavos la esportacion de todo quintal de salitre que haga la Compañía de Antofagasta, i consiguiente sometimiento de estas diferencias al arbitraje que ambos gobiernos tuviesen a bien constituir.
A esto deben dirijirse los esfuerzos de V.S.; i hará valer con tal fin, cerca de ese Gobierno,con la circunspección i altura necesarias, las consecuencias funestas que inevitablemente tiene que producir la guerra a ambos países i los demás peligros a que mui bien puede conducir la actual situación; i en jeneral, todas las consideraciones que S.E. el Presidente i yo hemos manifestado a V.S. en el curso de las detenidas conversaciones que hemos tenido.
Lo espuesto debe hacer comprender a V.S., que la aceptación por parte de Chile de nuestra mediación, debe ser precisamente bajo la base de la desocupación del litoral boliviano; pues mientras este hecho no se realice, Bolivia, que mira justamente en aquella ocupación un ultraje a su soberanía, sería imposible que aceptase ningún medio de avenimiento, ni el Gobierno se prestaría tampoco a proponérselo. Toda negativa, pues, a este respecto del Gabinete de Santiago, tendría la mui clara significación de no hallarse dispuesto a entrar en el camino de la equidad i prudencia, i haría enteramente inútil todo acto oficioso posterior de parte del Perú.
Acompaño a V.S.,además de los documentos de que he hecho referencia, los diferentes tratados de límites que se han celebrado entre Chile i Bolivia; i la correspondencia cambiada entre el Encargado de Negocios de Chile en La Paz i el Ministro de Relaciones Esteriores de Bolivia, desde que tuvo orijen esta fatal cuestión, hasta el momento en que el señor Videla pidió sus pasaportes. Van también adjuntas copias de las notas dirijidas por este Despacho a las legaciones de la República en Santiago i La Paz, en que verá V.S. los esfuerzos hechos por esta cancillería para evitar el rompimiento que desgraciadamente ha tenido lugar.
Creo necesario llamar la atención de V.S. hacia la circunstancia de que, habiendo sido anulado por el Gobierno de Chile, según lo declaró su representante en La Paz, el tratado de 1874, deberían de haber quedado las relaciones entre ambos países sujetas al anterior tratado de 1866, por el que se reconocía igualmente a Bolivia derecho i soberanía sobre el grado 23. La ocupación de Antofagasta, Mejillones i Caracoles, no se puede mirar, por tanto, como una consecuencia precisa i obligada de aquella declaración.
Cualquiera que sea el resultado que obtenga V.S., lo comunicará inmediatamente por el cable, haciendo uso de la clave que le adjunto; i continuará en su puesto esperando las instrucciones que se le dirijan por este Despacho. Finalmente, debe V.S., en todo caso, dar cuenta detallada de sus jestiones ante ese Gobierno i del curso probable de los sucesos.
Dios guarde a V.S.
M. IRIGOYEN
Al señor don José Antonio Lavalle, Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario en misión especial del Perú en Chile.
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Ahumada Moreno, Pascual "Guerra del Pacífico, Recopilación completa de todos los documentos oficiales, correspondencias i demás publicaciones referentes a la guerra que ha dado a luz la prensa de Chile, Perú i Bolivia" Tomo III, Valparaíso, 1886, p. 3 y 4.
Saludos
Jonatan Saona
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