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2 de enero de 2020

Enero de 1881

Pedro Manuel Rodríguez
Diario de Pedro Manuel Rodríguez, desde el Reducto 2 de Miraflores 

Primera semana de Enero de 1881

Sábado 1 de enero de 1881 
A las 7.00 A.m. vino Piérola acompañado de Aurelio  G. y García y de Orbegoso y de otro ayudante a visitar el campamento, su vista fue indiferente para todos, la guardia que la montaba la 3° Compañía, un grupo de 8 formados lo vivó con mucho desgano. 
Después fuimos al trabajo del reducto, todos con entusiasmo se consagraron a la labor. A las 9 ½ A.m.  se suspendió el trabajo por el calor. 
En la tarde nada de notable. A las 5 entré de guardia me tocó la del centro del reducto como en la vez anterior de 2 a 3 A.m., y de 3 ½ a 4 ½ me tocó hacer centinela; dormí envuelto en mi frazada sobre las piedras. 

Domingo 2 de enero de 1881 
En este día como se ha dicho estuve de guardia. El general Zegarra, creyendo sin duda hacer una acción heroica tomó en el camino una negra que era un verdadero fenómeno, que venía de Pachacamac de donde los chilenos la habían votado. La negra era flaca, no era verdaderamente negra, era atravesada con blanca, estaba flaca, rotosa y tenía una cabeza inmensa por la lana apelusonada, pues nunca el pique habría parado, por una cabeza excepcional, que estaría llena de piojos. La negra ésta ninguna razón daba de los Chilenos acerca de su número y posición; el comandante la mandó al estado mayor general del ejercito de reserva.
A las 5 P.m. fuimos reservados de la guardia. 

Lunes 3 de enero de 1881 
En este día me tocó el turno en la cocina con el amigo Jerman Leyva y otros dos, tuvimos que buscar leña, y emprender un verdadero trabajo. A las 2 P.m. fui con Quiroga y Medina a bañarme, regresamos a las 4 ½ P.m. 
Deseaba ir a Lima a ver a mi ejemplar esposa y a mis tiernos hijos; pero por no sufrir con la vista de ellos y tener que regresar al campamento, me los tengo en mi [resolución]. 

Martes 4 de enero de 1881 
Después de pasar la lista a la hora de costumbre, fuimos al trabajo del reducto.  Todos con igual entusiasmo se consagraron a la obra de defensa, unos con lampas, otros con picos, algunos con combas, los que no tenían ninguna herramienta esperaban que los compañeros se fatiguen para sustituirlos en el acto.

Como en todo cuerpo no faltan personas poco honorables, estas se distinguían por su indolencia; mientras los hombres distinguidos trabajaban con celo disputándose las herramientas, aquellos o estaban sentados mirando o en sus ranchos tirados en la lona o en los puestos de venta bebiendo.  Nunca el estímulo del bien encontró eco en espíritus incultos y extraviados por los vicios.  Desgraciadamente en la Compañía 5 a la que pertenezco existen algunos de estos badulaques, contándose entre ellos algunos cabos y un sargento que no sé cómo les hayan dado unas clases; solo se explica porque también el capitán es poco apropiado para nuestra compañía; existe además un subteniente muchacho sin educación. 

A las 9 ½ termino el trabajo, me retire a mi rancho, para acordar con Quiroga, Pino y Medina algo sobre el almuerzo, resolvimos hacer un poco de arroz graneado, y puse mano a la obra, agrado bastante a los amigos participe a otros. 

El rancho estuvo mal, y el almuerzo se limitó a tomar un poco de caldo, a carne fría y al arroz. 
Estando en la cocina me llamaron avisándome que de mi casa habían mandado a verme; me encontré con mi chino Mariano.  Mi Ysabel me había mandado algunos víveres; su carta y las de mis hijitos Rosa e Ysabel me han impresionado mucho. Cada día comprendo más los beneficios de la Divina Providencia, que nunca me ha desamparado, y me ha hecho feliz dándome una mujer ejemplar, y unas hijas dotadas de tiernos y nobles sentimientos ojala que sigan las huellas de su respetable madre y los sabios consejos de su Papa abuelito; que mi Pedrito tenga la inteligencia de su abuelo y el corazón de su madre, así mi felicidad será completa, no dudo que Dios me concederá esta nueva gracia. 

El recuerdo de mis hijos ha ocupado mi espíritu todo el resto del día. 
A las 5 P.m. recibimos la noticia de los sucesos de Ancón de un modo muy variado, se decía que los batallones de reserva acantonados en [ILEGIBLE] habían tomado parte en rechazar a los chilenos, que pretendieron desembarcar en aquel puerto, y que había habido algunos muertos y heridos. 

Miércoles 5 de enero de 1881 
Pasada la lista fuimos nuevamente al trabajo, siempre con entusiasmo.  A las 2 P.m. vino Pierola y visitó el campamento. 

Jueves 6 de enero de 1881 
Se pasó la lista, se volvió al trabajo. A las 9 A.m. El Coronel [Erausqui] pasó por nuestro campamento a caballo y nos comunicó que el enemigo estaba a la vista frente a San Juan, dos minutos después se oyeron cañonazos en la dirección de San Juan.  Se  mandó  tocar genérala y un cuarto de hora bastó para que todos estuviesen listos con mantas a la cintura y listos para el combate. Reina el mayor entusiasmo en todos. Llega el Comandante General del Ejército lee un parte manifestando la presencia del enemigo. Nos manda estar listos (ROTO) Lira el cañonero le dice 
que el enemigo se ha retirado fuera del alcance de nuestros cañones, nos ordena ir a descansar formando pabellones. 

A las 4 ½ de deshacen los pabellones. 
A las 5 ½ entre de guardia que con el reconocimiento de la mañana iba bastante importante: a las 6 ½ P.m. y a las 3 ½ hasta las 4 ½ me tocó hacer de centinela.

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Cartas de Pedro Manuel Rodríguez a su esposa Isabel Lorente Benel

Reducto Nº 2, enero 1 de 1881 
Querida Ysabelita 
He amanecido bien, ojalá que este año sea feliz para ti y mis hijitos a quienes darás muchas frutas a  nombre de su Papá que a cada momento los recuerda. 
Mi Rosita mi Ysabelita mi Elvirita mi Pedrito y mi Maria Teresa que no dejen de mentar el nombre de su Papá y tu ruega por tu esposo 
Pedro 
Mándame unos ponchos y un par de medias. 

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Reducto Nº 2, enero 6 del 881 
Amada Ysabelita 
Recibí tu carta veo con placer que tú y mis hijos se hallan sin novedad y con deseos de verme, yo también tengo este deseo, Dios querrá que pronto se cumpla nuestras aspiraciones. 

A las 9 una fuerte avanzada enemiga vino por el lado de San Juan a hacer un movimiento después de unos 15 minutos de tiroteo y de algunos cañonazos se retiró la avanzada. 
Estos preludios anuncian que pronto se resolverá la cuestión, es probable que nosotros no tomemos parte en el combate, pues el ejercito activo esta muy entusiasta y ha ofrecido dar cuenta del enemigo; aun cuando llegara el caso de combatir será parapetados en los reductos. 
Te mando algunas cosas que no me son útiles, me han dado porta capotes, guarda las correas [ILEGIBLE] 
Si pasado mañana por la tarde no se ha resuelto la  cuestión, me mandarás una camisa, un calzoncillo y un par de medias y dos pañuelos. 
Un abrazo a Papá y a la Tía Petita, un besito a mis hijos y tu recibe el corazón de tu Pedro 
Ayer vi a Sebastián en el Barranco 



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Párrafos del documento tomado del artículo "Unas cartas desde el reducto de Pedro Manuel Rodríguez" escrito por Antonio Coello Rodríguez en UKU PACHA. Revista de Investigaciones Históricas. Año 5, Nro. 10, Diciembre 2006.

Saludos
Jonatan Saona

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