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15 de diciembre de 2019

Alberto Pérez Gandarillas

Alberto Pérez Gandarillas
Don Alberto Pérez Gandarillas
Capitán Ayudante del Batallón Melipilla

VII.
Alberto Pérez Gandarillas. hijo de una beldad que ayer viéramos nacer i extinguirse en su propio florecimiento, era, al sonar el clarín de alarma de la guerra, uno de esos apuestos, brillantes i seductores adolescentes que las madres temen i sus hijas adoran en los salones de Santiago. Elegante, espiritual, cortésmente atrevido, buen mozo, i sobre todo esto dotado de esa irresistible "simpatía", que es la belleza del alma extraída de su fondo i derramada por la mano de las gracias en el rostro i en los ademanes de jenerosa juventud, Alberto Pérez Gandarillas habría sido tomado como el emblema de todas las fáciles dichas, de todos los embriagadores triunfos de la primera edad de la vida en que la mujer es alíjera mariposa i el corazón del hombre fúljida llama.

VIII.

Pero el corazón del arrogante mancebo no era sólo eso, porque, tras la olorosa rama de azahar que en el vals o el coloquio lucía en la solapa de su frac escondíase, un pecho levantado i capaz de todas las pruebas de una enérjica virilidad.

Por esto, sin propósito de hacer carrera, sin vanidad jactanciosa ni guerrera, sólo por obedecer a un impulso nobilísimo del alma i por seguir a sus compañeros de la víspera en la alegría, ceñidos ahora por la aureola de Pisagua i San Francisco, alistóse en el batallón Melipilla i marchó al desierto en los primeros meses de 1880.

IX.
Mas. el destino risueño i aún pródigo de favores para el novel capitán en los hogares i bajo la misteriosa enramada del sarao, tornóse contra él sañudo i acerbo desde que se ciñera una espada. Los que gustan de las imájenes de los dioses habrían dicho tal vez que Marte mostrábase enfadado al ver a Adonis usurparle a hurtadillas sus arreos i su cetro.

X.
Cupo, en efecto, al Melipilla el mal lote de ir a custodiar en lejano páramo la fríjida aldea boliviana de Calama, en pleno invierno, i en los días de fuego de Tacna i Arica, cuyas palmas inmortales otros cojerían. El capitán Pérez Gan-darillas sintióse vivamente contrariado por aquella desigualdad en los repartos de la guerra; i si bien es cierto que en el corazón del invierno hizo la campaña, que nosotros llamamos "de los hielos," hacia el interior de Bolivia, a las órdenes del comandante Letelier, en mayo, junio i julio de 1880, no por esto quedó su ánimo, sediento de fama i no de botín, satisfecho sinó agriado.

"Me alegro mucho,—escribía a su buen padre desde Antofagasta el 30 de octubre de 1880, —que haya escrito al coronel Urriola para mi pase a otro cuerpo. Ojalá algo se consiga, pues este batallón marcha a pasos de jigante a la tumba, i me sería mui desagradable llegar "disuelto" a Santiago.

"...Todo hace temer que se disuelva el Melipilla, i yo no quiero volverme sin batirme una vez siquiera. Si algo favorable llega a saber de mí, me lo comunicará lijerito."

XI.
No se realizaron por fortuna los temores del entusiasta mozo santiaguino después de su ruda campaña a las punas de las cordillera de Ascotán i de Huanchaca; i por el contrario su cuerpo fué incorporado a la primera división confiada en noviembre de 1880 al jeneral Villagrán i en seguida al contra almirante Lynch.

"Desde hace dos días,—volvía a escribir con la expansión de un verdadero regocijo a su padre, desde a bordo del Itata, el 23 de diciembre de 1880,—estamos fondeados en una caleta situada a diez millas de Lurín i a mui corta distancia de la famosa Lima.

"Hasta esta hora no hai novedad alguna; a no ser díceres de que las avanzadas se han batido en Lurín, pero sin seguridad ninguna. Parece que antes de quince días Lima estará en nuestro poder.

"...Todo el camino ha sido mui alegre, no se oía sinó resonar por todas partes las músicas de los treinta i tantos buques que marchaban.

"El desembarque se principió ayer por la mañana sin que haya salido una mosca que nos impida el paso; todo esto viene a nuestro favor para la victoria, pues a brutos i cobardes como los peruanos no más se les ocurre dejarnos llegar a seis leguas de su capital sin hacernos una baja.

"Hoi continúa el desembarco, pero con toda calma i tranquilidad, i según me parece no se concluirá hasta mañana; quedan todavía varios buques repletos de jente.

"Se espera mañana la segunda brigada de la primera división que se vendrá en buques, porque se volvió a Pisco; nosotros desembarcaremos con ella.

"En esta caleta el mar es mui manso i comparable con la laguna del Parque Cousiño. En el día parece que estuviera en el 18 de setiembre: hai un movimiento de botes de un buque a otro que no se corta i llenos de oficiales que van a hacer sus visitas i otros a pagarlas: es un bochinche comparable con una fiesta.

"El capitán Bell, que era ayudante, se quedó en Tacna, i el comandante Balmaceda me va a hacer a mí ayudante; pero le he pedido que me deje en mi compañía hasta después del pleito, i después le admito.

"Reciban, querido papá i hermanos, un fuerte abrazo de su hijo que está en vísperas de largarle todo el ñeque (1) a los peruanos."

XII.
No hemos suprimido de propósito en estas epístolas de la cariñosa intimidad filial, cuya comunicación debemos a la expansión de vieja amistad en la familia i en el aula, ni los arranques jeniales de la frase, que revelan un alma feliz i retozona, ni los recados afectuosos del hogar que son en el rudo campamento de rudos soldados que van a batirse, como un perfume de heroica ternura. Pero tenemos a la vista una carta del adolescente capitán del Melipilla, escrita apresuradamente con lápiz, como suelen escribirse los testamentos militares, i vamos a copiarla íntegramente, porque sus rasgos injenuos forman los perfiles de una naturaleza rica en colorido i ésta aparece delineada en la tela de los afectos, de los recuerdos i hasta de las expansiones bajo la lona de la tienda como si fuera un retrato.

XIII.
Hé aquí en efecto ese postrer mensaje del corazón que sería, antes de la batalla, el postrer adiós de la vida.

XIV.

"Campamento de Lurín, diciembre 28 de 1880.

"Señor don Cesáreo Pérez.
Querido papá:

Hace cuatro días que estamos acampados después de una marcha de la caleta de desembarco a ésta, de lo más odiosa i cansadora que se puede tener idea; todo el camino fué por arenal de playa en que se perdía todo el pie; salimos como a las diez del día i llegamos a las ocho i media de la noche; había momentos que renegué mil veces de haber nacido, porque es imposible que en esa comprendan lo... que son los que dirijen la guerra i la tropa de disparates que cometen a cada tranco. La marcha que nos han hecho hacer a nosotros con una parte de artillería fué de seis a siete leguas i marcha forzada; es menester tomar en cuenta que a la hora que recibimos la orden no habíamos tomado ni café; todo esto sucedía porque en este campamento, que está a | veinte cuadras del pueblo, se había tiroteado una avanzada del Esmeralda, muriendo un soldado nuestro i varios de ellos, pero no pasó de ser una simple sinfonía. Si en la marcha nos salen 100 hombres, nos hacen sonar; creo que ninguno habría resistido más de diez minutos por el cansancio i falta de alimento.

“Nuestro campamento es una hacienda bastante grande, mui verde i con bosques espesísimos. Se titula San Francisco. Nosotros, es decir, la primera división, formamos una línea de batalla cerca del río, frente a un bonito puente de cimbra de magna construcción, pero sin objeto. La línea ocupa varios potreros, apoyando la cabeza el 2.0, en seguida la Artillería de Marina, Atacama, Colchagua, Talca i Melipilla; a la izquierda está la segunda brigada.

"Estos campos son mui fértiles, sobretodo en camotes, plátanos i caña de aziícar. Las cargas que hemos dado a los plátanos i camotes han sido atroces, pues nos han tenido día i medio sin víveres. Con un camote, que la mayor parte son del tamaño de una sandía, tenemos para almorzar. Los plátanos se han concluido, pues no están todos maduros i los granjeos de gallinas i pavos por los alrededores también han llegado a su fin; no se puede internar mucho porque hace tres días una avanzada enemiga casi se chifla a unos soldados, pues estamos sólo a tres i media leguas de los famosos gamos.

"Al mui noble pueblo de Lurín no le dejaron las primeras tropas que llegaron ni los santos de la iglesia, pues id pasar nosotros encontramos las imájenes formadas en batalla en la plaza, con kepi i un palo por fusil: a cualquiera se la pegaban que eran vivos. Una de las capas de los santos me sirve de mandil para la silla de un burro que he conseguido para mi uso, pues este ejército trae otro de burros granjeados en Pisco i también un gran número de chinos. Estos dos elementos que acompañan al ejército son de mucha utilidad para ayuda de los soldados en las marchas.

"Se dice que el ataque a Lima, o a Chorrillos más bien dicho, no será antes de diez días, pues hai como 50,000 hombres i parece que se ha pedido a Tacna 3,000 de la reserva; pero también se sabe que de los 50,000 no hai más que 30,000 que pueden hacer alguna resistencia: los otros están armados con escopetas, palos i piedras; a los últimos se corren a puñetes.

"Ayer se pasaron mis propuestas al Estado Mayor para ayudante de este cuerpo. Creo que hoi seré nombrado; voi a llegar a esa de jeneral"

XV.
Pero llegando a este punto de las esperanzas i de as alegrías, hubiera parecido que negra i fugaz nube hubiera cruzado aquel cielo azul de ilusiones guerreras, porque en un párrafo posterior inmediatamente, el simpático niño añadía, sin desmentir por esto su jovial, festivo, inagotable buen humor, herencia antigua de su raza: “Mi salud está mui buena i es una gran mentira lo que dicen que es preciso cuidarse mucho por el clima. Cuanta golosina se me ha presentado me la he tragado, i hasta aquí nada he tenido. Creo que lo único que me hará mal será una panzada de plomo, pero me parece que no tendré ese apetito..."

XVI.
I como estaba escrito por la mano avisadora del presentimiento, así aconteció.

Tendido en guerrilla el batallón Melipilla, junto con el rejimiento Coquimbo, en la playa que corona como sombría diadema el Morro Solar, desde la hora en que la primera división, a que pertenecía, rompió sus fuegos antes de la claridad del alba, comenzó a recibir desde lejos los disparos de las mortíferas ametralladoras con que los peruanos habían coronado todas sus alturas.

"Los soldados del Coquimbo i del Melipilla continuaban avanzando por el lado del mar, agazapados i echándose alternativamente de bruces, soldados i oficiales, todos en orden disperso i avanzando lentamente para contestar los fuegos, cuando una bala de ametralladora cayendo casi perpendicularmente sobre el hombro derecho del capitán Pérez Gandarillas, le bandeó de parte a parte atravesándole los pulmones, herida que era la muerte.

Tenía lugar tan doloroso lance en la medianía de la batalla, esto es, a las 9.55 minutos de la mañana, i media hora después el joven héroe espiraba resignado en los brazos de uno de sus compañeros de armas, el teniente del Melipilla don Carlos Herrera Gandarillas. nConservó,— decía el último al padre de la víctima,—la plena posesión de sus sentidos hasta el último momento, recordando con especialidad a todos los de su familia."

XVII.
Junto al heroico mozo, a la misma hora i de idéntica manera, era derribado para morir al siguiente día a bordo del Itala, un niño tan valeroso como él i que había sido parte principal a su enganchamiento de voluntario.

Ese jeneroso voluntario que merecería un recuerdo aparte en este libro, si sus brevísimos días en parte no lo estorbaran, fué el teniente Federico Valdivieso Huici, mozo de 21 años i de bellísimas esperanzas.

Uno i otro, Pérez i Valdivieso habían tenido el presentimiento de su prematuro fin, i parece cosa singular que ellos fueron los únicos oficiales del Melipilla inmolados en la jornada del Morro Solar.

XVIII.
Alberto Pérez Gandarillas nació en Santiago el 14 de setiembre de 1856. El primojénito de su familia i un hijo del jeneral Freire, que murió temprano como su hermosa madre, le llevó a la pila cual si hubiera querido unjirle soldado junto con nacer. 'Había vivido por consiguiente sólo 24 años cuando una bala peruana tronchó su existencia llena de esperanzas i de alegrías, cambiando para los suyos en perenne luto la memoria fresca i risueña de su paso veloz por el hogar i las esperanzas.

I no fueron sólo sus deudos los que le lloraron, porque en el fondo del parco bagaje del joven soldado encontraron sus amigos, al hacer el triste inventario de sus arreos de batalla, como las hojas marchitas del jardín de la vida, muchos testimonios de que el joven adalid había sido coronado por dulces beldades e inocentes gracias en todo su camino de batallador, desde el brillante salón de Santiago a la lóbrega fosa de la ciudad quitada por el plomo vengador al enemigo.

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(1) "Ñeque" es un modismo peruano equivalente a "enerjía".


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Texto e imagen tomado de "El Álbum de la gloria de Chile", Tomo I, por Benjamín Vicuña Mackenna.

Saludos
Jonatan Saona

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