Teniente de Marina.
I.
Casi en las afueras de la calle de la Compañía de Santiago habita hoi una honrada familia, tan apreciable como humilde, que vive de los estimación de la ciudad, pues su digno jefe, don Agustín Rodríguez, es cobrador del municipio.
Ahora bien: en el seno de ese hogar, pobre pero limpio i aun reluciente de virtud, nació el 10 de noviembre de 1852 un niño a quien pusieron por nombre Avelino, el cual, sin disputa, vino al mundo con aquellas dotes predestinadas del alma que en las escuelas, pruebas i combates navales forman a los Prat, i a los Thomson, a los Condell i a los Valverde, a los Contreras i a los Izaza, mozos todos hechos, por el destino i la naturaleza, de la madera de que se labran los héroes verdaderos.
I es esto lo que vamos a dejar demostrado en estas pájinas.
II.
Por su espíritu reconcentrado i casi taciturno, por su juiciosidad sombría i tenaz sobre los libros, por su alejamiento sistemático i sin esfuerzo de los placeres i atolondramientos de la niñez, reveló el joven Rodríguez a su padre i a su barrio desde temprano un carácter superior, i al decir de sus compañeros de armas i al contar de sus propias confidencias que vamos ampliamente a exhibir, fué el favorecido consecuente en todo a aquellos primeros jérmenes de su infancia. El árbol creció derecho. La madera no se trizó jamás.
III.
Educado primero en la escuela de primeras letras de don Pedro Barrenechea, uno de los preceptores de la Sociedad de Instrucción Primaria de Santiago, i en seguida (1863) en el Instituto Nacional, pasó en 1867, por elección de don Federico Errázuriz (a la sazón ministro de la guerra i a quien su padre había conocido a virtud de su humilde empleo en la intendencia de Santiago), a la escuela naval de Valparaíso. Tenía esto lugar poco antes que ésta fuese trasladada, por uno de los actos más inconcebibles de administración, al pié de los Andes, al viejo claustro de penitencia de los jesuitas, donde había un baño de cal i ladrillo en cuyas aguas (cuando lleno) podía cómodamente maniobrar para la enseñanza práctica de los alumnos una escuadra... de cáscaras de sandía, con mástiles de palitos de escoba....
IV.
Por fortuna para su aprendizaje efectivo, fue el cadete Rodríguez sacado en tiempo de la escuela naval mediterránea i embarcado en la Esmeralda en clase de aspirante en 1872. Trasbordósele dos años más tarde a la Chacabuco, i sucesivamente al Abtao i al Blanco Encalada en calidad de guardia marina.
En muchos de sus exámenes parciales había obtenido votación distinguida; i después en el campo de maniobras, conservando su carácter serio, tranquilo, reservado, cumplidor, mereció sucesivamente los aplausos de sus tres primeros jefes i maestros en el mar, los capitanes Simpson, Montt i López (1).
V.
Como escribimos principalmente estos recuerdos en beneficio i ejemplo de los jóvenes que hoi se educan para el ejercicio de Ja marina en la república, vamos a copiar en seguida los informes de esos peritos que reflejan en su unanimidad no escaso brillo sobre el mérito del guardia-marina que como modelo hemos elejido.
Esos informes dicen así:
“COMANDANCIA DE LA CORBETA “CHACABUCO"
El que suscribe, comandante del expresado buque, certifica que el guardia-marina don Avelino Rodríguez, durante los meses de marzo, abril, mayo i junio en que permaneció sirviendo bajo mis órdenes, ha observado una conducta ejemplar, i demostrado sus buenas aptitudes para el servicio.
Hizo también conmigo el viaje de Valparaíso a Magallanes, en el cual tuvo que desempeñar muchas comisiones, como reconocimientos de bahías, sus sondas, etc., i todas ellas con mui buen acierto.
Punta Arenas de Magallanes, julio 20 de 1874.
Enrique M. Simpson."
"COMANDANCIA DEL VAPOR “ABTAO"
El infrascrito, comandante de este buque, certifica: que el guardia-marina don Avelino Rodríguez González ha servido bajo mis órdenes desde junio del 74; durante este tiempo ha hecho una campaña de un año a Magallanes, una estación de diez meses en los puertos del norte á la república i un viaje a Quintero. En estos viajes ha acreditado empeño i celo en el cumplimiento de sus deberes, dedicándose con contracción al estudio de su profesión, habiendo mandado algunas maniobras por alto: viradas, tomar rizos, etc. a mi entera satisfacción.
Para los efectos del caso extiendo el presente certificado.
A bordo, etc., diciembre 23 de 1875.
Jorje Montt."
“COMANDANCIA DEL BLINDADO “BLANCO ENCALADA"
Durante los diez meses que ha estado embarcado el guardia marina don Avelino Rodriguez bajo mis ordenes, he tenido ocasión de notar su celo i entusiasmo por el servicio, como asimismo la contracción al estudio i buen desempeño de todas las comisiones que se le han encomendado.
En cumplimiento del reglamento i a petición del interesado doi el presente certificado.
A bordo, etc.—Valparaíso, noviembre 26 de 1876.
Juan E. López."
Según se ve, en sus pruebas técnicas del aula, el guardia-marina Rodríguez había obtenido unanimidad de votos de distinción como en sus pruebas prácticas del mar.
VI.
En este estado de cosas, i un poco más tarde, túvose la feliz idea de aprovechar el viaje del acorazado Lord Cochrane a Europa para enviar algunos jóvenes marinos a perfeccionarse en su carrera, obteniendo colocación a bordo de las escuadras en actividad de algunas potencias marítimas, i especialmente en la ilota de blindados de la Gran Bretaña i de Francia.
Como medida de estricta justicia (pues nunca alcanzaron favor en Chile i menos en Santiago los hijos de los empleados de menor cuantía), fue designado para aquella comisión el guardia-marina Rodríguez, i partió para aquel destino con sus brillantes compañeros Policarpo Toro, Silva Palma, Herrera i dos o tres más para Inglaterra a mediados de 1877.
No fué difícil a nuestro intelijente representante en París obtener de la deferencia inglesa i de la galantería siempre esquisita de la nación francesa, la colocación de aquellos aprendices en su Ilota de acorazados, según en otra ocasión, talvez con mayor prolijidad, habremos de contarlo. I cupo en aquella designación un buen lote al guardia-marina Rodríguez, porque en los primeros días de abril de 1878 embarcábase en Tolón a bordo del acorazado Magnanime, bajo la bandera del almirante Dompierre d'Hornoy, jefe de la escuadra de evoluciones en el Mediterráneo, que lucía su insignia a bordo del navío de coraza Richelieu. Todo a virtud de la orden siguiente, que copiamos de su orijinal. (2)
"París, febrero 23 de 1878.
" Señor guardia-marina:
"Con fecha 19 del actual i en despacho recibido hoi en esta Legación, el señor ministro de relaciones esteriores del gobierno francés me anuncia que el señor ministro de marina le ha comunicado que, en consideración a mi solicitud, se ha reservado un puesto de "Enseigne de Vaisseau" para usted a bordo de uno de cualquiera ele los encorazados Savoie o Surveillante. Me agrega el señor ministro que, en esta virtud, puede usted trasladarse desde luego a Tolón, cuyas autoridades marítimas se hallan ya prevenidas de su próxima llegada.
Sírvase usted trasladarse a la mayor brevedad a Tolón, sirviéndose, para atender a los gastos del viaje, de los fondos que tiene recibidos en anticipo a cuenta de sus sueldos. Llegado a Tolón pasará usted a ponerse a las órdenes de las autoridades marítimas de aquel puerto, quienes le indicarán a usted el buque en que debe embarcarse. Adjunta encontrará usted una nota de introducción para el comandante del buque que le sea a usted designado por las autoridades marítimas de Tolón. Al efecto he dejado en blanco en la dirección de dicha nota de introducción el nombre del buque para que usted pueda llenarlo.
Usted cuidará de dar cuenta a la Legación de su llegada a Tolón, de su entrevista con las autoridades i de su embarque, enviando al mismo tiempo la cuenta de sus gastos de viaje a fin de que su monto le sea declarado a usted de abono.
De esta nota acusará usted el correspondiente recibo, indicando la fecha en que se pondrá en marcha para su nuevo destino.
Dios guarde a usted.
A. Blest Gana.
Señor don Avelino Rodríguez, guardia-marina de la armada de Chile.—Londres."
VII.
Veamos ahora cómo siete meses más tarde el joven aprendiz respondía a estas esperanzas i a estos encargos:
"ACORAZADO "MAGNANIME"
Tolón, octubre 15 de 1878.
“Señor ministro:
Tengo el honor de comunicar a V. S. mi arribo a éste después de una ausencia de dos meses i medio que hemos empleado en recorrer toda la costa sur de la Francia (hasta la frontera de España), la Córcega i parte de la Arjelia.
La escuadra ha continuado sin interrupción su plan de maniobras i ejercicios, los que tomaron un doble interés después de la incorporación de la división acorazada del norte, que vino al Mediterráneo con el exclusivo objeto tic maniobrar en unión de ésta i pasar la revista jeneral de inspección.
El 12 del presente la división del norte se dirijió a la Mancha i la nuestra en dirección a este puerto, en donde ha fondeado en la mañana de hoi.
Sin pérdida de tiempo ha principiado el apertrechamiento de las buques que la componen, no con el objeto de emprender un nuevo viaje, sinó para dar cumplimiento a las órdenes vijentes sobre la materia, que determinan que la escuadra debe estar siempre lista para, hacerse a la mar, con sus carboneras llenas i sus pañoles provistos de municiones, repuestos i víveres para tres meses.
Toda la estación de otoño e invierno la pasará, ya en este puerto, o bien en los de Golfo Juan o Villefranche, por manera que las evoluciones de táctica naval, que forman su principal objeto, tendrán que cesar durante todo el tiempo de la invernada.
A fines del presente mes el almirante Dompierre d'Ornoy entregará el mando en jefe a su sucesor el vice-almirante Cloué.
Dios guarde a V. S.
Avelino Rodríguez.
Al señor ministro de Chile en París"
VIII.
Del Magnánimo, comandante Comte, pasó el guardia-marina Rodríguez, a consecuencia de una orden ministerial recibida de París siete días después de escrita la nota precedente, al acorazado Tridente, comandado por el capitán de Vignes, el mismo que, según lo tenemos entendido, ha escrito últimamente (marzo de 1883) un notable artículo científico sobre el meridiano único i la hora universal de las naciones. Seis meses después pasó, por orden de su propio almirante, a servir en la capitana acorazada Richelieu, surta en el Golfo Juan, el 10 de abril de 1879.
IX.
Durante este intervalo de tiempo consagrado a activas operaciones de mar, el intelijente i laborioso guardia-marina chileno había aprovechado con tesón todas sus horas para hacerse digno de la confianza de su gobierno i de la hospitalidad extranjera. A fin de rendir con lucimiento su examen de guardia -marina había escrito en Londres un excelente tratado científico sobre la Defensa de torpedos, que tenemos a la vista, i poco después remitió desde Tolón al ministro de Chile en París, dos nuevos trabajos profesionales que despertaron en el criterio del último i distinguido funcionario el más vivo interés. Esos trabajos versaban sobre la Táctica naval aplicada a las maniobras a vapor i sobre el Cañón jiratorio de Holchkiss, cuyas piezas científicas, dignas de ser estudiadas según opiniones competentes, yacen hasta hoi en el olvido.
X.
Mas, mientras ocurría todo esto i el guardia-marina Rodríguez iba a ser trasladado al navío almirante por orden expresa del jefe de la escuadra acorazada del Mediterráneo, había estallado ya la guerra de Chile con sus vecinos del litoral, i debiendo ser la primera faz de aquella exclusivamente marítima, recibióse precisamente dos días mas tarde en Tolón un telegrama del ministro de la marina en París en que a petición del gobierno de Chile ordenaba desembarcar a todos los aspirantes de nuestra escuadra a fin de que regresasen inmediatamente a su país en armas i en apuros.
Abandonó, en consecuencia, el guardia-marina Rodríguez las nobles naves a cuyo bordo durante un año cabal había adelantado su honrosa carrera con los ejemplos del deber, de la hidalguía ¡ del honor; pero en esta vez, como en la escuela i como a bordo de los barcos chilenos, llevó consigo los mas dignos testimonios de sus jefes. "La opinión que me he formado,—decíale espontáneamente en una carta datada en Tolón el 17 de abril de 1879 i que orijinal tenemos a la vista, su primer jefe el capitán Comte;—la opinión que me he formado de vuestro carácter i de vuestro valor durante el tiempo que habéis servido a mis órdenes, me hace esperar que sabréis, si la ocasión se presenta, prestar servicios señalados a vuestra patria, por la cual yo hago los votos más sinceros en recuerdo de la acojida altamente simpática que en otras ocasiones he recibido en ella.
Por su parte, M. de Vignes, comandante del Trident, agregaba en otro documento orijinal que el aspirante de la marina chilena "había observado siempre a bordo una conducta ejemplar (une conduite toujours exemplaire); agregando que se había mostrado animado del mejor espíritu i del más sostenido celo, por todo lo cual podía afirmar que había adquirido un gran éxito (un grand résultat) como fruto de sus trabajos profesionales."
"El señor Rodríguez, —añadía el distinguido jefe francés,—ha dado siempre a bordo pruebas de poseer un carácter serio i amable que lo han hecho apreciar por sus jefes i que al mismo tiempo ha conquistado el afecto de sus camaradas."
XI.
Tenemos a pechos, al tratarse de este nobilísimo mancebo, exhibir como ejemplo vivo a los que han de seguir su estela breve pero brillantísima en la carrera del mar, como él evidente i estudiosamente siguiera en la guerra del Pacífico la del capitán Prat, su maestro; i a este título, como verdaderos timbres de orgullo nacional, reproducimos el tema textual de los documentos que dejamos extractados i que así dicen en su enseñador lenguaje orijinario:
"Je suis tres heureux de constanter que Mr. Avelino Rodríguez, aspirant de la marine chilienne, a été embarqué pendant un an sur les cuirassés de 1.° rang de la marine francaise la Magnanime et le Trident; qu’il s’est toujours montré animé du meilleur esprit, du zéle le plus soutenu. Sa conduite a toujours été exemplaire et je suis assuré qu'il a obtenu un grand résultat á la suite de son travail assidu.
Monsieur Rodríguez a toujours donné les preuves d'un caractere sérieux et aimable, qui l'ont fait apprécier par ses chefs et qui lui ont conquis son affection en méme temps que celle de ses camarades.
Il m est agreable de corroborer l’opinion que mon prédécesseur avait émise a son sujet en me remettant le commandement du Trident.
Bord, rade du Golfe Jouan, 12 avril 1879.
Le capitaine de vaisseau commandant.
L. VIGNES.
_______
"Toulon, 17 avril 1878,
Mon cher monsieur Rodríguez:
Jai bien pensé en voyant que la guerre était déclarée entre le Chili et le Pérou, que vous alliez vous empresser de réclamer votre part dans les dangers que vont courir vos compatriotes. L'opinion que je me suis faite de votre caractére et de votre valeur, pendant le temps que vous avez passé sous mes ordres, me font espérer que vous saurez, si l´occasion se présente, rendre des Services signalés á votre patrie pour la quelle je fais les voeux les plus sinceres en souvenir du bien sympathique accueil que j'y ai recu.
Adieu, mon cher monsieur, je vous souhaite une heureuse destinée et je souhaite aussi que vous n'oubliez pas trop vite la Magnanime et le Trident ainsi que tous vos camarades de la marine francaise parmi les quels vous laissez les meilleurs souvenirs.
Mille amitiés et bien á vous.
Lecomte." (3)
I era de esta manera como aquel mancebo tranquilo i reservado, pero intensamente jeneroso i patriota, en sus adentros, no solo había logrado hacerse amar de sus compañeros de armas sino que había hecho amar su propio, lejano i casi desconocido país.
XII.
Incorporado a la escuadra de Chile con sus compañeros en junio de 1879, el guardia-marina Rodríguez entró a servir en la O'Higgins, i de seguida vamos a anotar su juicio sobre la manera cómo se gobernaban en esa época embrionaria de la guerra las cosas de nuestra armada, después de conocer la admirable i expedita maquinaria que de capitán a paje gobierna las flotas europeas siempre listas para zarpar. Advertiremos que el presente juicio i los que más adelante publicaremos eran comunicados por el guardia-marina Rodríguez a su amado padre en el seno de la más íntima i profunda reserva, circunstancia que es indispensable tener presente por los jóvenes lectores de estas pájinas para comprender toda la elevación de alma i la rara independencia de criterio del noble mozo cuya vida en largos paréntesis trazamos.
El buque que el guardia-marina Rodríguez montaba era, según vimos, la O'Higgins, corbeta excelente, pero que habiendo salido a campaña con sus calderos rotos por economía fiscal, no había podido prestar en el norte ni el más insignificante servicio, i había regresado al departamento para ser remendada de prisa i de la mejor manera posible. "Si me pusiese a contarle,—decía con este motivo a su padre el joven marino afrancesado, desde la rada de Valparaíso el 19 de julio de 1879.—si me pusiese a contarle todas las barbaridades i economías que hacen en este solo ramo serla para nunca concluir." I luego agregaba:
"El servicio no ha cambiado; la chicharra continúa; el fastidio i el aburrimiento han echado sus reales en esta, i como esta es ya una vida normal, forzoso es ir acostumbrándose a ella. De manera que mis rabias i malos ratos me los paso a menudo con un poco de agua, cuando la tengo a mano, o bien con un cigarro. Le puedo asegurar que soi un hombre de roble para el servicio i de fierro para los trabajos, necesidades i otras regalías de la profesión; pero lo que yo no puedo sufrir, ni menos tolerar, son las indolencias, el desorden, la indiferencia i otras gracias más que he tenido que notar i soportar en esta; lo mismo que me ha envenenado la sangre i que si no me ha hecho saltar es porque deseo mucho conservarme para cuando sea necesario. En fin. paciencia i aguantar, que pronto hemos de salir de la calle de la Amargura."
XIII.
Cambia ahora de improviso el escenario, i reparado de lijera su buque, ha ido él mismo a su bordo al encuentro del barco que trae las primeras armas pedidas para Chile, i del cual se decía andaba perseguido en los mares australes por la Unión, ájil corbeta peruana. I hé aquí como el noble mancebo contaba a su hogar, en medio de su habitual reserva, sus briosos apetitos de combate:
...«Cuando en el Estrecho de Magallanes el tope anunció un humo por la proa, que supusimos fuera la Unión. creí llegado el día mis grande de mi vida. Era hermoso i por demás soberbio contemplar el cuadro que presentaba nuestro buque en son de combate.
Todo el mundo estaba en sus puestos; todos alegres i serenos esperando el ansiado momento en que se descubriera la bandera enemiga para romper el fuego. Su hijo se movía en todas direcciones impartiendo órdenes a popa i a proa (soi el ayudante del comandante), i viendo que todo estuviera listo i nada faltase para obtener el triunfo de nuestra suerte i de la de nuestra querida patria. Pero ¡oh! qué desencanto! Qué baño de lluvia tan helado i tan copioso el que recibimos al distinguir la bandera inglesa en el pico de mesana del buque en cuestión!
Nuestra actitud debió ser imponente (así lo juzgaron los ingleses), i en cuanto a nosotros, nos retiramos silenciosos i despechados de los puestos que hubiéramos querido sellar con la gloria o con la muerte. "
XIV.
Todo esto era hermoso, porque era sincero i tenía lugar como una esperanza frustrada en agosto de 1879. Pero la realidad en breve sobrevino, i vamos a traicionar la íntima modestia del guardia-marina Rodríguez, al referir a los suyos el combate de Pisagua, en que murieron a su lado sus brillantes camaradas Luis Victorino Cuatreras del Cochrane, i J. M. Izaza de la O'Higgins. «I no crea usted, querido papá,— decía en efecto dos días después de este carnicero hecho de armas a su padre,—-que yo esquivaba el cuerpo. Mui al contrario: parado sobre los bancos de mi bote, alentaba a mi jente, atendía al desembarco, i tomaba disposiciones para salvar mi embarcación del peligro de hacen pedazos a impulso de las olas que amenazaban estrellarlo contra las rocas. En el primer viaje que hice en reemplazo de Santa Cruz, volví con sólo 4 hombres de los 12 que llevaba, i en el segundo con sólo 5. El bote estaba medio de sangre, i para desaguarlo era necesario valerme de baldes. En los dos viajes perdí a los patrones del bote, teniendo yo no sólo que reemplazarlos sinó también que tomar remos para salvar mi embarcación i la jente. Todos los marineros que estaban cerca de mí cayeron, i yo quedé impávidamente en pié sin haber recibido ni el mas pequeño rasguño"
XV.
Se habrá de notar probablemente por el lector más adelante, que en el fondo de todas las manifestaciones del alma del joven marino aparece, como el ancla que sostiene al esquife desde el fondo de la arena a través del vaivén de las ondas, un profundo sentimiento relijioso; i esta faz del heroísmo ha sido común en Chile, en muchos de sus héroes verdaderos: en Prat como en Flores, en Escala como en Riveros; i los siguientes pasajes tomados de las revelaciones del peregrino al hogar pobre i querido, dan testimonio de cuán sincera i levantada era su fe.
Promovido a teniente después del combate de Pisagua, escribía en efecto el 29 de noviembre de 1879:
«Usted me conoce más de lo suficiente para poder considerar mi promoción como un algo que no halaga mi ambición, mando, o vanidad, sinó para ver en él el cambio de una situación que en adelante me ofrecerá mas consideraciones, fueros, comodidades i recursos. Es en este sentido que la acepto i aprecio como honor, el cargar las modestas insignias de teniente 1.° de la armada.
“Desde luego me uno a usted i toda la familia para agradecerle al Todopoderoso ese don de bondad con que se ha dignado favorecerme, i a usted satisfacerle las esperanzas tan nobles i lejítimas que desde tanto tiempo atrás acariciaba."
I algunos meses más tarde, vertiendo su fuego juvenil i creyente en el corazón de los suyos, agregaba desde el mismo puerto, en enero de 1880:
«Estamos esperando el recibo de la circular que el ministro ha pasado al almirante, decretando el bombardeo de todos los puertos fortificados del enemigo, para darnos el honor de batir a la mui poderosa plaza de Mollendo. El combate será desigual: cuatro fuertes de tierra bien parapetados, contra un buquecito de madera; pero esto no ha de arredrarnos: contamos con la protección del ciclo, con la pujanza de nuestro valor, con el blindaje de nuestros corazones, con nuestros buenos cabos de cañón para obtener la victoria i demoler los últimos atrincheramientos del enemigo. Tenemos fe en la buena estrella de la O' Higgins i esperanzas de que un día brille el sol que nos ha de herir con los resplandores de una gloriosa victoria"
XVI.
Enardecido en estos mismos propósitos, cuando el 5 de abril de 1880, un año cabal después del comienzo del bloqueo de Iquique, dirijióse la armada desde Pacocha a comenzar el bloqueo del Callao, expresábase todavía el teniente Rodríguez en los términos siguientes, que revelan siempre al héroe dentro del cristiano:
«A pesar de que voi mui contento, sin embargo, no me hago ilusiones por lo que este mi buque pueda hacer; pues hai más de uno que teme comprometer a la O'Higgins nada más que porque es un buque de madera. De modo que nos reservan un papel ridículo que nosotros por nada de esta vida queremos desempeñar; pues nos sobra voluntad i valor para meternos adentro del Callao i ponernos bajo los fuegos del más inespugnable de sus castillos. ¡Ojalá que el Dios de los ejércitos nos depare una buena fortuna i haga nuestra la palma de la victoria, que deseamos ofrecer a la patria como una prueba de nuestro amor hacia ella, i de nuestras nobles aspiraciones por verla grande, próspera i feliz"
XVII.
Cumplió el teniente Rodríguez antes de marcharse repentinamente al teatro de la guerra de bloqueos, que a la sazón iba a iniciarse, guerra estéril en resultados i dolorosa en privaciones, un voto antiguo de su corazón, grato deber de amigo i de discípulo, yendo a depositar una corona i una plegaria en la tumba solitaria en que dormía el sueño de su grandeza aquel que en el banco del aula i sobre el puente del Huáscar, había mostrado a sus jóvenes secuaces el camino que conduce a la inmortalidad dentro del deber i más allá del deber.
Dejémosle por tanto referir a él mismo esta tierna casi sublime peregrinación, contada con el lenguaje de la intimidad de padre a hijo, que hoi justiciera admiración exhuma.
Es una carta escrita en la rada del Callao con fecha 16 de abril de 1880, es decir, una semana después de iniciado aquel bloqueo que duró diez meses, i la cual dice textualmente como sigue:
XVIII.
“Una vez desembarcados i orientados sobre el camino que debíamos seguir para llegar al cementerio, emprendimos la marcha en ese sentido, acompañados de otro compañero.
"La ida fué alegremente conversada; la variedad de cuadros que encontrábamos en el camino nos proporcionaba abundante tema para la charla, la observación o la crítica: de este modo se nos pasó más que lijero el tiempo o la distancia que teníamos que recorrer.
“Llegamos al cementerio, (cuya descripción omito porque usted ya debe conocerlo bien por las vistas fotográficas que de él deben encontrarse en los almacenes de esa); en la puerta, como es natural, encontramos al portero, un español cuya nacionalidad trasciende desde a legua.
“Lo saludamos cortésmente, i sin más que ver nuestro uniforme, nos dice sobre la marcha: “Allí en el fondo, a mano izquierda, están.
“No nos hicimos repetir la seña: tan rápidamente habíamos comprendido su indicación, como él intelijentemente el objeto que nos llevaba a ese lugar santo, de paz i de recuerdos. Dimos las gracias i tomamos la calle de arbolillos que nos conducía a ella. Continuamos nuestro camino hasta llegar a una sepultura sencilla, rodeada de una reja de madera pintada de blanco que tenía una cruz en su cabeza, en la que se leía esta inscripción: Arturo Prat, 21 de mayo.
“No sabría explicarle mi situación en presencia de esa fosa que contenía los preciosos restos del antiguo profesor, del pundonoroso oficial, el hijo amante i cariñoso, del joven estudioso, el excelente esposo i padre de familia, i por último del heroico i sublime capitán de la Esmeralda, que con su sangre jenerosa diera a Chile días de gloria, asegurara su victoria i le marcara el envidiable i risueño porvenir que la Providencia le depara. La vida de ese grande hombre, en todas sus faces, se me presentaba alumbrada por d luminoso faro de sus virtudes; i así me parecía verlo, ya cadete, ya oficial, ya comandante, i siempre sencillo, modesto, digno, grave i caballero.
“No hai duda que el capitán Prat era uno de esos seres predestinados para ser los jenios benefactores de su patria, los hombres que le dan el nombre al siglo en que vivieron, i por eso me parece muí exacta i mui feliz la idea de Vicuña Mackenna, de llamar al presente el siglo de Prat, al menos por lo que se refiere a Chile.
"Los maderos i listones que forman la cruz roja, se encuentran cubiertos de sentidas inscripciones que la gratitud i la admiración de los que han llegado hasta su morada han dedicado a su memoria.
"Al lado de la sepultura del capitán Prat se encuentra la del teniente Serrano. Son perfectamente iguales, como erijidas por el mismo jeneroso i noble corazón: abunda en las mismas inscripciones.
"Las flores i las coronas nunca han sido mejor empleadas que en el adorno de estos queridos mausoleos.
"La Magallanes i el Tolten han tenido la buena idea de erijir un pequeño recuerdo a los héroes que atestigüe el patriotismo i gratitud de sus tripulantes. Nosotros también pensamos erijirle el nuestro tan pronto como las necesidades de la campaña nos permitan proporcionarnos los materiales i el tiempo que habernos menester.
"El regreso del cementerio hizo gran contraste con la ¡da. Volvimos mustios, cabizbajos i pensativos. Λ la ida habíamos recorrido a Iquique como quien recorre una de nuestras ciudades de Chile; ahora recordábamos que Iquique era una ciudad peruana, la llave de un emporio de riquezas, que el sacrificio de Prat nos la había conquistado i que cualquiera que fueran las manifestaciones que Chile agradecido hiciera a su memoria, no sería nada al lado de su merecimiento i de su gloria"
XIX.
A fin de comprender en toda su extensión la jenerosidad de alma del malogrado mozo a cuyo apartado i entristecido hogar hemos ido a pedir los testimonios auténticos de estas confidencias, debemos completar su franqueza con la nuestra, porque, sin decirlo, él había partido siempre su escaso sueldo con los suyos, i aun dejado la fracción mayor de la partija a beneficio de los últimos. Por esta causa, i escribiendo en este, mismo sentido a su padre en una ocasión de apuros, decíale desde Moliendo el 24 de febrero de 1880, estas tiernísimas palabras:
"Si Dios fuera conmigo tan bondadoso que no sólo me concediera, después de terminada la guerra, la gracia de la vida i de los medios necesarios para que lo pasáramos tranquilos i felices, yo sería el más agradecido i rendido de sus criaturas. De todos modos, pueden contar ustedes que encaminaré todos mis esfuerzos, todas mis aspiraciones a la realización del noble fin indicado"
Esta sumisión tranquila al destino i a las voluntades de lo Alto, no debilitaba en el ánimo del joven teniente ni en lo mas mínimo la enérjica independencia de juicio de que le hemos visto dar ya graves i aun compromitentes pruebas. Todo lo contrario. Era un espíritu que veía siempre claro i que vertía sus opiniones con trasparente i aun arrogante diafanidad.
Habíalo ya hecho al comenzar la campaña respecto del mando del ejército, después de Pisagua, escojiendo para ello estos francos términos:
"Del ejército de tierra le diré a usted con toda franqueza, que tengo mucha confianza en él, i por consiguiente en el triunfo, pero que desgraciadamente la dirección es pésima i que si no experimentamos un revés serio, es porque la providencia de Dios hace cansa común con nosotros.
"Se habla mui en voz alta de falta de armonía entre los jefes; de planes disparatados, de expediciones desgraciadas, de desórdenes, de falta de cabeza, i todo por andar con contemplaciones i paños tibios, i no retirar de una plumada la causa de tanto desacierto i contratiempo. Estas faltas que se han ido amontonando, como la misma basura, es la mejor explicación de la prolongación de la campaña en la provincia de Tarapacá. de los sacrificios de sangre, dinero i tiempo que nos cuesta i del que todavía tiene que costamos, esto es, contando con el éxito final.»
¿I por ventura todo eso más o menos no se ha cumplido por aquella falla de cabeza que el intelijente marino señalaba al comenzar?
XX.
Pero cuando el sereno i valeroso oficial chileno levantó el diapasón de su crítica i aún el de su cólera hasta cerca de algo que es vedado a todo espíritu entero i bien templado, hasta el conato moral de la rebelión, fueron en aquellos días de eterna vergüenza cuando los peruanos nos echaban a pique nuestros buques con traidores torpedos, i cuando, en vez de castigar la traición incontinenti con el fuego i con el hierro, se pedía consejo a la pusilanimidad de la Moneda, que a escondidas negociaba a esas horas con el enemigo, con ese mismo enemigo aleve que nos apellidaba "salteadores", solicitando amparo ajeno para malbaratar el precio de los heroicos sacrificios del pueblo chileno en armas.
"... Lo más natural habría sido, -exclama con este motivo el indignado oficial chileno, testigo presencial de todas aquellas ajenas i supremas cobardías,—que en esa misma noche (la del hundimiento de la Covadonga, i así pensaron i lo pidieron entonces muchos que no son marinos ni soldados en Chile) i sobre calentito hubiéramos bombardeado i quemado a medio Callao; pero está escrito que esto no harían jamás los que dicen no tener orden del gobierno para bombardear, para repeler un ataque, para castigar una alevosía, i sin embargo tienen derecho para suspender hostilidades, para declararnos en el hecho en armisticio i para poner dificultades o aconsejar que el comandante Lynch no cumpliese con su comisión.
"La indignación i asombro en la escuadra por esta extraña conducta, no reconocía límites, i cada cual se prometía cumplir con las exijencias del patriotismo humillado i encadenado, delatando a la opinión pública a los incapaces e indignos de representar a la patria.
"Nos ha dado rabia i vergüenza convencernos de que haya hombres en Chile que sean capaces de traicionar sus intereses i de mentir a la faz de la nación asegurando que el ministro Christiancy había ido a Santiago como caballero particular, i aquí ese mismo señor llega asegurando lo contrario, que casi hai negociaciones i que en octubre irá un buque peruano con los comisionados a concluir la paz en Arica, con los que nuestro buen gobierno tenga a bien nombrar. Esto lo sabíamos nosotros el 14 por la mañana, es decir, antes que el señor ministro mintiera miserablemente en pleno parlamento.
"Como corroboración de lo que dejo dicho esta mañana (2 de octubre) partió para Arica el Chalaco llevando a su bordo a los comisionados peruanos.
"Dicho buque va convoyado por un buque americano. Hasta aquí llega el interés de Mr. Christiancy por economizarle a los peruanos cualquiera humillación!
"Como el Chalaco debía ser reconocido a la partida por uno de los ayudantes del estado mayor, el citado ministro consiguió con el almirante que no se practicara esa visita, diciendo que él salía de garantía i que iba exclusivamente a cumplir una misión de paz. Allá veremos cómo corresponde el enemigo a esta nueva condescencia! ¡Quién sabe a quién le toca ahora su turno!!!..."
Hasta aquí, aunque ajeno a su carrera profesional i al deber del combatiente armado, que la Constitución Política de la República declara "no deliberante", no había nada digno de censura sino de aplauso en los desahogos del vehemente patriota contra un gobierno inepto, porque trasmitíalos en secreto a su padre. Pero en esa misma epístola agregaba este párrafo, que aunque valiente, era en el fondo subversivo:
«A la verdad que si esta vez ha habido calma, confiando en que se hará justicia, me parece que pira la próxima tendremos nosotros que hacérnosla. La disyuntiva es por desgracia dolorosa, pero también es necesaria.
"Un cambio en la cabeza se hace cada día más necesario; si el país no lo cree, si el gobierno no lo acepta, no vayan mañana a tener que arrepentirse mui de veras por no haber dado satisfacción i hecho justicia a nuestras quejas,"
XXI.
De la desairada O Higgins pasó poco más tarde el teniente Rodríguez a la nave almiranta, i esto fue para morir. Todos recordarán que el "entusiasta i valiente teniente Rodríguez", según las palabras de su austero almirante, batióse con señalada bravura al mando de una ametralladora, cañoneando desde el mar el morro de Chorrillos el día de la batalla de este nombre, librada el 13 de enero de 1881; i pocos habrán olvidado que dos días mas tarde, cuando se apagaban ya los fuegos de una segunda victoria en Miraflores, estalló casualmente una bomba del Blanco en la boca del cañón, dejando a nueve marineros i al teniente Rodríguez, que había mandado durante el combate la pieza de proa, fuera de combate.
XXII.
He aquí como en una de sus biografías (porque el teniente Rodríguez las ha tenido como el capitán Prat) cuéntase suceso tan glorioso como deplorable ocurrido en los momentos en que la victoria batía sus alas sobre el campo i el mar de Miraflores:
"Ya nuestras tropas llegaban a paso de carga al sitio objeto i mira de los fuegos de los buques, cuando el teniente Rodríguez recibió la orden de no disparar un solo proyectil más, puesto que el enemigo, aterrorizado, abandonaba el campo al empuje incontrastable de las bayonetas chilenas.
"Obedeció Rodríguez, i al efecto dispuso que se descargase sobre el mar la bala con que ya el cañón estaba preparado, pues al extraerla de la pieza que la contenía, a más de ser operación engorrosa, pudiera dar ocasión a un serio desastre, siendo, como era, de retrocarga el cañón, i el proyectil de los de celosísima espoleta de tiempo.
"Preparábase la jente que servía el cañón a cumplir lo ordenado por el teniente Rodríguez, cuando recibe éste el imperioso mandato de extraer el proyectil.
"Sin hacer la menor reflexión como fiel i sumiso cumplidor de su deber, aunque previendo la catástrofe próxima a sobrevenir, ordenó Rodríguez a uno de sus marineros que sacase la bala, con todo tino i cuidado, del interior de la pieza que la encerraba.
"Apenas el marinero la tuvo sobre sus robustos brazos, notó que la espoleta se comenzaba a inflamar rápidamente.
—¡Mi teniente, exclamó aterrado, la bala está ardiendo!
—¡Arrójala al mar! gritó Rodríguez, mientras sereno i de pie junto al cañón hacía señas de que se precaviesen a todos los que de cerca le servían.
“No bien el marinero había dado un paso, cuando la más estruendosa de las detonaciones poblaba el aire de humo i desgarradores lamentos, i la cubierta de cadáveres i heridos horriblemente mutilados.
“El proyectil había hecho explosión, causando destrozos que la pluma se resiste a describir.
“El denodado teniente Rodríguez palpitaba sobre un charco formado por su propia sangre.
"Junto a la masa cerebral habíansele incrustado cuatro o seis cascos de granada que le ocasionaron no solo supremos dolores, sino, lo que es más triste i lastimoso, el desconcierto completo de la armonía de su razón.
"Poseído de la fiebre, de la locura i de las más desesperantes angustias, pasó Rodríguez cinco días postrado en el lecho de su camarote.
"Cuando merced al rigor de sus sufrimientos le volvía el extraviado juicio, todo su anhelo i afán consistía en informarse del éxito de la batalla i de la suerte que hubieran corrido sus compañeros i amigos.
"Por fin, al amanecer del día 20 de enero, el teniente Rodríguez fallecía a bordo del Blanco Encalada, con el nombre de la Patria en los desfallecidos labios, el espíritu fijo en Dios i el corazón en el lejano i querido hogar, donde dejaba un padre anciano i una madre amante i desesperada." (4)
XXIII.
"La pérdida del teniente don Avelino Rodríguez fué mui sentida por todos sus compañeros, —agrega por su parte un escritor nacional, que le viera morir,—tanto por lo inesperado de su muerte, cuanto porque el joven teniente era una brillante muestra de esa nueva jeneración de oficiales de marina que cultivan con amor e intelijencia los difíciles i complicados ramos de su noble carrera. Rodríguez descollaba por su rica intelijencia, por su aplicación al estudio i por su afable i bondadoso carácter, prenda esta última de tan primordial importancia entre personas llamadas a vivir constantemente en familia i para las cuales cada buque se convierte en un verdadero hogar." (5)
XXIV.
Prolijos i aun minuciosos hemos sido sin duda en el examen, desarrollo i documentación de esta vida que a muchos habrá parecido oscura i sin la suficiente justificación moral para presentarla entre las más altas figuras de la guerra, siendo como fué quien nos ha arrancado estos recuerdos un mozo casi oscuro, pobrísimo i humilde; pero dado nuestro propósito no sólo de perpetuar hechos dignos de guarda perdurable, sinó el mucho más necesitado de estampar en la historia aquellas virtudes que más vivos reflejos arrojan sobre la humanidad i sobre la juventud que es su vanguardia, no nos parece que, como en el caso del capitán Prat, habrá de atribuirse a demasía lo que de los hechos i pensamientos de este joven héroe muerto a los 28 años hemos recordado.
El imitador había sido digno del modelo; i en comprobación i remate de tan alto concepto, séanos lícito reproducir a la conclusión de esta pájina postrera el testamento que el jeneroso mancebo legara a los suyos i a su patria, cuando en la víspera del asalto de Arica, que debió tener lugar el 4 de octubre de 1879, dejó constancia de su fe, de su patriotismo, de su grandeza de alma de patriota i de cristiano en el documento siguiente, extraído de un humilde legajo, tesoro inapreciable de familia, que así dice:
XXV.
"En el mar, (fraile a Arica), octubre 3 de 1879, a las 7 de la noche.—... Declaro en este acto solemne, que creo en Dios uno i trino, que amo entrañablemente a mi patria, que tengo conciencia de la justicia de su buena causa, por la cual ella se encuentra actualmente en guerra con el Perú i Bolivia, que confío en el buen éxito de la contienda, que me creo feliz i orgulloso con derramar mi sangre por asegurar su autonomía de nacida, que le deseo el mas brillante porvenir, que tengo confianza en su destino, pues espero que Dios ha de concederle a sus hijos todas las grandes cualidades que enaltecen a los buenos ciudadanos i hacen felices a los pueblos.
"Declaro, con la mano puesta en el corazón, que durante toda mi vida le he profesado el más solicito i abnegado cariño a mi familia, i que mi único afán i empeñado anhelo ha sido contribuir a su bienestar i felicidad.
«A mi amigo Tomás 2.° Perez (muerto más tarde como él i antes que él), en testimonio de mi más vivo reconocimiento por los mil servicios i atenciones con que durante toda mi vida de marino me distinguió con su abnegación, su jenerosidad, su desinterés i su bien templado corazón, dejóle como recuerdo de mi gratitud, el puñal que llevaré a mi cintura en el momento de mi muerte.
"Habiéndome despedido ya de mi familia, amigos i compañeros, declaro con sinceridad que no me reprocho de haber hecho mal a nadie, pues siempre la regla de conducta de toda mi vida fué tratar de ser un buen hijo, un buen amigo, un buen compañero i un inofensivo prójimo. De todos modos, pido mil perdones por los dichos o hechos con que hubiere inferido agravio o perjuicio a tercero.
"Dejo en primer lugar a mis ancianos i queridos padres, mi recuerdo i la evocación de mi último suspiro.
"Déjoles todo cuanto me pertenece en ropa, libros u otros objetos para que con su venta se atienda al pago de la cuenta que le adeudo al fisco.
"Lego a la futura Escuela Naval el curso de torpedos i de estudios que se cursa a bordo de la fragata-escuela Flora i de la Escuela Naval de Brest (Francia).
"Debo al gobierno la cantidad de cuatrocientos cincuenta i nueve pesos setenta i tantos centavos, cantidad que recibí en Europa como adelanto a mis sueldos, para compra de uniforme i varios otros objetos.
"De dicha cantidad he amortizado ciento veintiséis pesos desde el 1,° de mayo hasta el presente. A más el gobierno me debe el monto de la cantidad que en la solicitud que presenté con mis compañeros Santa Cruz i Herrera debe abonarnos por mayor gasto de embarque en marina extranjera. De suerte que con buenas razones, creo que mi deuda al fisco, en el presente, no excede de doscientos veintinueve pesos; pues no reconozco como deuda más que la cantidad de que he hecho mérito anteriormente.
"Las cuentas i resumen que existen en la tesorería de Valparaíso adolecen de un gran error i por eso lo digo, con la mano puesta en la conciencia, que mi deuda no era más que la ya referida cantidad.
"Por fin, lleno de fe i esperanza en la misericordia divina, me despido de mis queridos padres i hermanos, los abrazo con toda la ternura de mi corazón i les deseo conformidad i resignación por los implacables fallos del Eterno.
"Si la patria ha exijido mi vida es porque ella era necesaria para hacer respetar su integridad i soberanía. Repito una vez más, que me considero mui feliz i orgulloso con ese pequeño sacrificio, i que confío en que la patria ha de ser bastante magnánima i jenerosa para apresurarse a subvenir a sus apremiantes necesidades.
"Muero creyendo en Dios e invocando su nombre i el de nuestra querida patria
Avelino Rodríguez González."
XXVI.
En la espesura del bosque, rodeado de corpulentos robles i de mástiles de alta talla, había caído así, legando ejemplos de virtud, de valor, i de consagración a la patria, a Dios i a la familia, el joven adalid que vivió apenas lo suficiente para servir de modelo a los que, en su preclara carrera, siguen hoi desde la infancia sus pasos. I por esto, al recorrer sus hechos tan prematuramente interrumpidos por el hacha de un destino adverso, no hemos podido menos de estampar aquí nuestra creencia de que si el teniente Rodríguez no alcanzó, como Prat ni como Thomson, a consumar proezas dignas de la inmortalidad, era de seguro de la misma estructura física i moral de esos i otros héroes dignos de imperecedera fama i de perdurable ejemplo.
Era de la madera verdadera de los héroes verdaderos.
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(1) En esta parte su hoja de servicios dice así—"Distinguido en jeografía física, derecho internacional e inglés, aprobado en jeografía descriptiva, construcción naval, cosmografía, hidrografía, maniobra, navegación e inglés. En la clasificación jeneral, obtuvo el 7.° lugar, que es el de antigüedad en el servicio.
El 3 de marzo de 1874 fué trasbordado a la corbeta Chacabuco. El 17 de mayo salió de éste de estación a Magallanes. En julio fué trasbordado al vapor Abtao que se hallaba en ese lugar, en que regresó al Departamento. El 27 de noviembre salió de estación para Mejillones de Bolivia.
El 16 de octubre de 1875 salió para Quintero en viajé hidrográfico. Fué trasbordado al blindado Almirante Cochrane, i salió para Inglaterra.
(2) La galante orden de incorporación a la marina francesa del aspirante chileno se hallaba concebida en los términos siguientes:
"ESCUADRA DE MANIOBRAS Estado mayor.
"En conformidad alas ordenes del vice-almirante senador, comandante en jefe, i a un despacho ministerial del 18 de febrero de 1878:
Ordénase al señor guardia-marina de la marina chilena Avelino Rodríguez embarcarse en el acorazado de primer orden el Magnánimo, comandado por el capitán de navío M. Comte.
La presente orden será rejistrada en el rol de equipaje del Magnánimo.
A bordo del Richelieu, en Villafranca, abril 10 de 1878.— El jefe de estado mayor.—J. Comte.
Rejistrado en el estado mayor de la escuadra.—REMMANES".
(3) Forman vivo pero natural contraste con estas efusiones de pechos extranjeros, las tristes confidencias de parsimonia i de miseria contenidas en la carta siguiente, contemporánea de las anteriores, escrita por un noble chileno, a nombre de un gobierno que había resuelto hacer economía a costas de toda la nación, pero no de su propio bien pasar en sueldos i en prerrogativas, que era por donde debieran comenzar.
«París, enero 27 de 1879.
Señor don Avelino Rodríguez (Tolón).
Mui señor mío i amigo:
He recibido su carta del 21 del presente, que no he contestado antes por haber mediado entre su recibo i esta contestación el despacho de un correo para Chile. Sus trabajos sobre Táctica naval aplicada a las maniobras a vapor, i sobre el Cañón jiratorio de Hochkiss adoptado en esta marina han sido igualmente recibidos en esta legación i van a ser remitidos en estos mismos días al departamento de marina, donde estoi cierto no pasarán desapercibidos, pues el mismo señor Ministro de Marina, teniendo noticias del primero, ha pedido su pronta remisión.
Si el saber positivamente que sus trabajos serán leídos juzgados, i en caso de ser considerados útiles, aplicados en la práctica de la marina nacional, puede servir a usted de algún estimulo, esté usted cierto de que así pasara con los suyos (?).
Pοr lo que hace a recompensas de otro orden, de ascensos o de aumento de gratificaciones, usted debe estar al comente de cuán angustiada es la situación financiera por que atraviesa Chile actualmente. Ustedes permanecen estacionarios en sus modestos destinos i con sus emolumentos de siempre, i sufren porque no progresan en la medida a que ustedes creen que les hacen acreedores su aplicación i constancia; ¿qué diremos nosotros los que formamos el personal de esta legación, desde capitán a paje, a quienes han reducido sus sueldos de un 50 por ciento, dejando al plenipotenciario en condición de encargado de negocios, al secretario que ésta escribe con los honorarios de oficial agregado, i al antiguo oficial ganando treinta días al mes? Nuestros servicios no han sido, sin embargo, menos activos ni menos constantes durante diez años en los mismos puestos, sin promoción i sin espectativa, asumiendo además todas las responsabilidades que gravitan sobre destinos como éstos i obligados a llevar una existencia dispendiosa hasta cierto punto, a fin de que no deje de estar nunca a la altura del decoro que corresponde a la representación nacional en el extranjero. Ya ve usted que si ustedes no adelantan, nosotros vamos, para atrás, i que si a ustedes no se les recompensan sus nuevos servicios, a nosotros, excepcionalmente, hasta se nos despoja de los derechos adquiridos!
¡Qué hacer, mi amigo! No tenemos libre ni el derecho de pataleo, porque es la patria la que en momentos de angustia impone el sacrificio, i como dice usted mui bien, cada ciudadano debe, sin murmurar en tales casos, sobrellevar su parte de prueba. La nuestra es más dura que la de ustedes, i aún cuando no se lo comunico a usted como un consuelo, se lo hago saber para que cobre paciencia i se persuada de que no están así ni porqué se les desconozca, ni porque se les olvide (?).
Yo aprovecharé toda ocasión que se me presente ¡rara encomiar oficialmente el celo de ustedes en comunicaciones oficiales, i la primera oportunidad se me presentará mui pronto, cuando redacte la memoria anual de esta legación, que ve la luz pública en la Memoria de estado de Relaciones Exteriores todos los años. En la sección de ese documento correspondiente al departamento de Marina enumeraré los trabajos que ustedes han hecho, i demostraré que, lejos de malgastar el tiempo i de desaprovechar la oportunidad que su país les ofrece para formarse marinos ilustrados, están ustedes entregados con toda su alma a la tarea sin salir del terreno profesional. El ministro, que abunda en buenas disposiciones hacia ustedes, no tendrá el menor inconveniente de confirmar oficialmente todo esto (?).
Mañana me ocuparé del arreglo de lo correspondiente a su ajuste, pidiéndole mil perdones por estas involuntarias demoras, inevitables desde que los empleados se reducen sin reducirse las ocupaciones.
Salude en mi nombre afectuosamente al señor Herrera i del mismo modo a Santa Cruz cuando llegue próximamente de su viaje a mares asiáticos, i usted disponga como guste de su afectísimo amigo i seguro servidor.
Carlos Morla Vicuña".
(4) M. Del Campo.—El teniente de la Armada de la República A. Rodrigues.—Páj. 21 (1880).
(5) Eloi Caviedes.—Corresponsal del Mercurio.
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Texto e imagen tomado de "El Álbum de la gloria de Chile", Tomo I, por Benjamín Vicuña Mackenna.
Jonatan Saona
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