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8 de mayo de 2019

Uladislao Rospigliosi

Uladislao Julio Rospigliosi
(Texto tomado de "El Perú Ilustrado" Lima, 13 de julio de 1889)

Consecuentes con lo que ofreciéramos poco ha, damos hoy el retrato del Dr. D. Uladislao Julio Rospigliosi, á quien sus amigos comienzan á exhibir como candidato á la presidencia de la República.

Los datos biográficos referentes al Dr. Rospigliosi, que ocupa en la actualidad puesto distinguido en la magistratura nacional, los debemos á nuestro ilustrado colega Adelaed y ellos permitirán á nuestros lectores juzgar los méritos del ciudadano que tratamos.

El Dr. D. Uladislao Julio Rospigliosi

El Dr. D. Uladislao Julio Rospigliosi, nació en la ciudad de Arequipa, cuna de tantos hombres ilustres,.el día 7 de Febrero de 1834.

Fueron sus padres el señor D. Juan de Mata Julio Rospigliosi, notable hacendado de la provincia de Camaná y la señora doña Petronila García Bustamante, ambos de la sociedad más distinguida de Arequipa, pues el padre descendía nada menos que de un hermano del Papa Clemente IX, y la madre era hija de un noble de España, el Marqués don Fernando García, hermano del Marqués don Manuel García que falleció en su hacienda de Supe; teniendo el doctor Rospigliosi la particularidad de que toda su ascendencia, desde que tiene noticia en más de doscientos años, haya sido legítima y generalmente respetada.

Educado en el «Colegio de la Independencia» de aquella ciudad, bajo la dirección del Ilustrísimo Dean, Monseñor í doctor don Juan Gualberto Valdivia, de muy venerable memoria, tuvo por condiscípulos á los doctores don José María Quimper, don Francisco García Calderón, don Antenor Tejeda, y otros ilustres peruanos que se han distinguido notablemente en el foro, en la Iglesia y en la tribuna parlamentaria.

El vehemente deseo del doctor Rospigliosi fué, no obstante, dedicarse á las labores de la agricultura, haciéndose cargo de la hacienda de Pucchun, propiedad de sus abuelos en la rica provincia de Camaná; más, como su señor padre no consintiera que se ocupase de otro género de trabajos, antes de terminar sus estudios, se empeñó asiduamente en complacerlo, habiendo logrado graduarse de Bachiller, Licenciado y Doctor en Jurisprudencia, en la Universidad del Gran Padre San Agustín, en Julio de 1852.

Cursando su práctica para abogado se hallaba en aquella ciudad, cuando estalló a memorable revolución de 1854; y, aunque no tomó parte en ella como todos los demás que militaron bajo esa bandera política, su tío el muy ilustrado doctor don Pedro José Bustamante, Secretario General que fué entonces del Gran Mariscal don Ramón Castilla, le ofreció voluntariamente un puesto en la Secretaría, el cual aceptó el doctor Rospigliosi animado de los más nobles sentimientos del patriotismo, á la vez que por el deseo que tenía de visitar las importantes poblaciones del interior del Sur del Perú.

La revolución duró todo el año de 1854, y en ella prestó el doctor Rospigliosi importantísimos servicios que le captaron la más distinguida consideración de parte del Gran Mariscal Castilla; el mismo que, una vez terminada la penosa campaña y establecido su nuevo gobierno en la capital de la República, no le permitió regresar á Arequipa á satisfacer sus antiguos deseos, pues decía, lo mismo que su Ministro favorito el ilustre doctor don Manuel Toribio Ureta, que, habiendo prestado tan útiles y tan abnegados servicios á la causa de la Libertad, sería poco honroso para él y para el mismo Gobierno á quien había servido, que regresara á su país sin ir á ocupar el puesto que en justicia merecía.

Así, pues, el doctor Rospigliosi tuvo que continuar en el Ministerio, como oficial segundo de la Sección de Gobierno, puesto en el que tuvo ocasión de adquirir vastos conocimientos en materia de administración, por la inmediata relación, en que se hallaba, con todos los empleados que eran sus compañeros de campaña, y por haber sido llamado por los señores Ministros para servir el cargo extra de Secretario Privado en sus acuerdos; ascendió, en 1858, á Oficial 1°, Jefe de la Sección de Obras Públicas, en cuya colocación permaneció hasta el año 1863, en que, después de haber desempeñado hábilmente las funciones de Oficial Mayor de Gobierno, en la época del Gran Mariscal San Román, salió á servir la importante Judicatura de 1° Instancia del Callao, en la que, como es sabido, se desempeñan á la vez los delicados cargos de Auditor de Guerra y Marina y Juez Asesor de Aduanas y Comercio. Y es público y notorio que el doctor Rospigliosi ha servido durante muchos años esta laboriosísima Judicatura, captándose, la estimación y el aprecio de los Gobiernos, del Tribunal Superior y de todos los vecinos del Callao.

En Noviembre de 1876, fué ascendido á Vocal Interino de la Ilustrísima Corte Superior de Lima; y en Agosto de 1880 le concedió la propiedad de esta Magistratura el señor don Nicolás de Piérola; habiendo servido además otros destinos y comisiones de importancia. Así, por ejemplo, en 1868 marchó al Sur de la República formando parte de la Comisión que presidió el señor Ministro de Justicia doctor don Luciano B. Cisneros, para auxiliar á los damnificados por el memorable terremoto de aquel año; y entonces se vió al doctor Rospigliosi prestando los más importantes servicios y con la más laudable actividad, tanto en la ciudad de Arequipa como en las poblaciones de Quilca, Camaná y Ocoña, hasta donde se dirijió, siendo en Arequipa el que, por designación especial del señor Ministro, organizó setenta y tantas comisiones con las que se entendía directamente para la distribución de los auxilios.

El Doctor Rospigliosi ha manifestado en todos los actos de su vida un amor entrañable á todos sus semejantes, sirviéndolos desinteresadamente siempre y en cuanto le ha sido posible, sin distinción de clases sociales ni de colores políticos: de suerte que puede decirse que, en todo lo que ha viajado y servido, no tiene un solo enemigo.

En la última guerra con Chile, comenzó á servir como Auditor de Guerra y Marina, cargo anexo al de Juez de 1° Instancia del Callao, que á la sazón desempeñaba; y así se le vió asistir á todos los Consejos de Guerra que se formaban en aquel puerto, aún en medio de las balas enemigas que lo acribillaban en los diarios bombardeos. Después mereció la distinción de ser considerado como segundo Jefe del segundo batallón de Reserva que se organizó en el Palacio de Justicia.

El 16 de Enero de 1881, día de memorable congoja para la capital del Perú, el Dr. Rospigliosi, alentado por el amor á la Patria, recorría las calles de Lima viendo lo que podía hacerse aún en su defensa; y con este fin se constituyó en Palacio, para animar á los Jefes que allí se encontraban reunidos á la formación de un Consejo que procurase, por todos los medios posibles, que no se dispersaran las fuerzas que aún tenían bajo sus órdenes; y como uno de aquellos le dijera: — «Dr. Rospigliosi ¿quiere U. que aún demos una tercera batalla?» se le oyó contestar, con toda la energía y el entusiasmo de un verdadero patriota, lo siguiente: —«Si yo fuera U. no haría semejante pregunta, sino que diría: vamos á dar cuantas nos sea posible, hasta vencer ó morir. Pero no es esto lo que yo exijo, sino que se conserve este ejército y se le lleve al interior, para que, viendo los chilenos que aún podemos amenazarlos con esta gente resuelta á sacrificarse hasta el último por el amor á su patria, propongan y hagan un tratado de paz lo más honroso que nos sea posible.» Mas no pudo lograr, desgraciadamente, su objeto, porque ya todos trataban de retirarse á sus casas.

Hoy sus numerosos amigos de Arequipa y de otras poblaciones del Sur y Norte lo exhiben como candidato á la Presidencia de la República.

No es este el lugar de hacer minuciosas apreciaciones á este respecto; apreciaciones en todo caso inoportunas, tanto porque los apuntes que anteceden bastan para que el país juzgue los antecedentes del ciudadano que nos ocupa, cuanto porque, no hacemos sino usar de la hospitalidad que los Editores de «El Perú Ilustrado», han querido prestar estas líneas, que complementan la exhibición que hace hoy este periódico, en cumplimiento del compromiso que tiene contraído con sus numerosos favorecedores.

Adelaed.


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Texto e imagen tomados de "El Perú Ilustrado" núm 114, Lima, 13 de julio de 1889.

Saludos
Jonatan Saona

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