Ismael Montes

Ismael Montes

"El hombre que hoy baja del poder 

15 de agosto de 1917. 

Don Ismael Montes. 

Su nombre ha llenado los últimos veinte años de nuestra historia. 

No tiene aún 56 años. Los ha de cumplir recién el 5 de octubre próximo. 

Cuando fué Presidente de la República por primera vez, apenas contaba 43 años; pero, desde cuatro años atrás, ejercía ya una influencia decisiva sobre los destinos del país. 

Mas, no adelantemos. 

Montes nació aquel año terrible de 1861 que marca dos fechas trágicas en nuestra historia política: el 23 de octubre — Loreto, y el 23 de noviembre — Yáñez. 

Por uno de esos contrastes de la vida que desconciertan, en los mismos días en que era más hondo el quebranto de la patria, vino al mundo el hombre que había de colocarla un día en los planos superiores de su prosperidad. 

Hoy cierra el general Montes, con llave de oro, una nueva etapa de su vida prodigiosa y fecunda al bien público. Parece oportuno anotar, como enseñanza de civismo y como orgullo nacional, lo que ha sido este hombre de excelsas cualidades, en los cuarenta años que lleva consagrados al servicio de su país...

Don Ismael Montes ha servido a su país casi desde niño. Tenía 17 años cuando marchó de soldado a la guerra del Pacífico. 

Como su padre, don Clodomiro Montes, jefe del Regimiento Murillo, no quisiera admitirlo como soldado, el joven Montes fué a rogar al coronel Murguía, jefe del Batallón Colorados, que lo aceptara en su cuerpo como alta personal. Ante la resuelta y tenaz persistencia del postulante, el jefe del heroico batallón admitió en calidad de soldado raso al que, andando los tiempos, había de ser capitán general del ejército boliviano. Cuando el coronel don Clodomiro Montes se enteró del hecho y se convenció de que la decisión de su hijo era inquebrantable, no tuvo más remedio que gestionar su pase al Regimiento Murillo. De esta manera, el soldado Ismael Montes, que originariamente sentó plaza en el legendario Batallón Colorados, marchó a la guerra de 1879 en compañía de su padre, como soldado raso del Regimiento Murillo, en cuyas filas estuvo alistado lo más granado de la juventud paceña. 

En febrero de 1880, después del movimiento del ejército que separó del mando supremo al general Daza, el ya sargento Montes, que tenía 18 años de edad, fué ascendido a subteniente y se le entregó el comando de la tercera compañía, a cuya cabeza se batió heroicamente en la batalla del Alto de la Alianza. Cayó allí prisionero, y juntamente con su padre, el coronel don Clodomiro Montes, herido en esa acción de armas, fué conducido a San Bernardo, donde permaneció hasta 1881. 

A su vuelta a la patria, fué ascendido a teniente 1.° y destinado a una comisión técnica de defensa nacional, organizada bajo la alta dirección del mismo general Campero. 

Terminada la comisión, pasó al batallón "Sucre" 2.° de línea, en cuyo servicio se distinguió de modo excepcional por su seriedad, su carácter y sus conocimientos técnicos. Pronto mereció ser ascendido a capitán efectivo, en cuya graduación, el año 1885, se retiró del ejército después de que el pacto de tregua con Chile hiciera innecesaria la preparación de la defensa nacional a que había contribuido con todas sus energías el capitán Montes.

Durante este período militar, dos sentimientos dominan en el espíritu del joven oficial: un intenso amor a la patria a cuyo servicio consagra su vida "con la sencillez con que se brinda una flor", y una austeridad perfecta en que la línea del deber tiene una sola recta inquebrantable. 

Estas dos cualidades fundan el prestigio moral del capitán Montes en el ejército; le abren las puertas de la amistad y consideración del general Campero, del coronel Pando y de todos los jefes de aquella época, y hacen presentir que ese muchacho de 22 años está llamado a muy alta figuración. 

El general Campero es el primero en pronosticar que el capitán Montes del batallón "Sucre", llegará un día a regir los destinos de su país, y las palabras del gran soldado se guardan como una confidencia familiar para ser más tarde reveladas por su hija cuando el tiempo ha hecho realidad de aquel bello pronóstico..."

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Párrafos publicados en el libro "El doctor Montes y la política liberal" por Casto Rojas. La Paz, 1918.

Saludos

Jonatan Saona