(Estractado de una correspondencia.)
El día 26 de diciembre las avanzadas de la brigada Barbosa, destacada en Pachacamac, sorprendieron a un peruano i tres chinos que venían del sur, quienes dijeron que a pocas horas del camino dejaban una fuerza de caballería peruana en marcha hacia Lima, i que era la misma que desde Cañete hostilizara hasta Mala a la brigada Lynch.
El coronel Barbosa tomó al punto todas las precauciones para sorprender esta caballería e impedirle su paso al norte, destacando avanzadas en las direcciones convenientes i adelantando una hasta la cima de un desfiladero en el camino de Cieneguillas.
El 27, a las seis de la tarde, el capitán de una de las avanzadas del Curicó dio aviso de que en dirección a las «Lomas del Manzano» se avistaba al enemigo.
El coronel Barbosa partió inmediatamente al lugar amagado por si las fuerzas enemigas que venían eran numerosas, i ordenó que el rejimiento Curicó se pusiera en marcha para reforzar la compañía que estaba de avanzada, al mismo tiempo que cinco compañías del rejimiento 3.° de línea debían escalonarse en el trayecto que forzosamente tenia que recorrer el enemigo para dirijirse a Lima.
El resto del 3°, el Lautaro, el batallón Victoria i la batería de artillería allí acantonada recibieron también orden de estar listas a la primera señal.
Durante estos preparativos, la noche, oscura como nunca, cubría con su negro i tenebroso manto valles i lomas, cerros i llanuras, permitiendo apenas distinguir los bultos a pocos metros. Nuestros soldados, con sus armas listas, dispuestos al combate, anhelantes por medirse con el enemigo, retenían hasta el aliento a fin de no espantar la codiciada presa. En toda la fila reinaba el silencio mas profundo, percibiéndose lejanas pisadas que se aproximaban lentamente.
Los soldados del Curicó ocupaban sus puestos, sin perder el menor rumor, con la mirada centellante tratando de penetrar por entre las espesas tinieblas que los envolvían i resueltos a defender ese paso con sus vidas.
Después de una media hora de espectativa, el enemigo llegó a tiro de pistola i rompió sus fuegos (ocho i minutos de la noche), los qué fueron contestados por la avanzada, i el segundo batallón del Curicó, empeñándose la acción en medio de la oscuridad mas profunda.
El enemigo trató de abrirse paso a través de nuestras fuerzas, al mismo tiempo que su vanguardia echaba pié a tierra i hacia un continuo fuego. En ese momento cayó herido en la cabeza el teniente coronel segundo jefe del Curicó don José Olano, i otra bala que le penetró en el estómago puso fin a su vida.
El capitán ayudante don Nicanor Molinare que estaba a su lado salió ileso, no así cuatro soldados que fueron heridos de gravedad.
Después de un cuarto de hora de tiroteo, la caballería enemiga fué rechazada i puesta en fuga por los infantes del Curicó que le cerraron el paso que ella buscaba. En la refriega cayó muerto el caballo del jefe enemigo, quien no tardó en levantarse i emprender la fuga con su jente.
A pesar de la oscuridad de la noche, el coronel Barbosa ordenó a la fuerza de Cazadores a caballo marchara a cortar el paso a los fujitivos, siguiendo a retaguardia para apoyarla dos compañías del 3.° de línea desplegadas en guerrilla.
Al día siguiente continuó la persecución del enemigo, que se diseminó por los cerranías i cañaverales, trepando hasta las alturas por senderos casi impracticables, i a donde tenían que subir nuestros soldados. En estas escursiones en persecución de los fujitivos tomaron también parte el sarjento mayor don Francisco Villagran i teniente don Ricardo Walker, ayudantes del estado mayor jeneral, que con un piquete habían salido dos días antes a practicar un reconocimiento en esa dirección, i que pudieron capturar a 53 individuos de tropa, un capitán, un alférez i un telegrafista.
Los prisioneros tomados son:
Coronel don Pedro José Sevilla.
Sarjento mayor » José Cabrera.
» Federico Jereda.
Capitán José Chuman García.
» Pedro P. Espinosa i Ramirez.
» Juan de la C. Anticona.
Teniente Guillermo Zavala.
Alférez Telésforo Urias.
» Ismael Virnes.
» Dióscosides Ramírez.
» Abraham García.
» Exequiel Valerezo.
Practicante Augusto Iturriaga.
Farmacéutico Wenceslao S. Marchant.
Telegrafista Darío Gómez.
4 sarjentos primeros.
6 id. segundos.
11 cabos primeros.
11 id. segundos.
65 soldados.
Total: ciento doce individuos.
Además se tomó al enemigo 100 carabinas i otros tantos sables i lanzas, 120 caballos, 1000 animales entre vacunos, cabríos i ovejunos, el aparato telegráfico que traía para comunicarse, el instrumental de la banda de música e importantes comunicaciones.
El enemigo, según parte oficial, tuvo 13 muertos i algunos heridos. Entre los muertos se encuentra el segundo jefe de esta fuerza de caballería, teniente coronel don Baldomero Aróstegui.
Por nuestra parte tuvimos que lamentar, como lo dijimos mas arriba, la pérdida del teniente coronel de guardias nacionales don José Olano, muerto en los primeros momentos del combate, i que había abandonado todo por servir a su patria, hogar, una esposa joven, i las comodidades adquiridas durante una vida de continua i tenaz labor.
El comandante Olano tenia unos treinta i cinco años, i así como en Santiago se había captado la estimación de cuantos le conocían, en el ejército se había conquistado el aprecio i simpatías no solo del rejimiento Curicó, sino de todos los jefes i oficiales.
La muerte de este distinguido jefe ha sido sentida en todo el ejército.
Fué tal el pánico que se apoderó del enemigo, que el campo quedó sembrado de despojos.
En los cerros i la llanura se veían caballos i mulas sueltas, ropa, baúles, i hasta ornamentos sagrados.
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Texto tomado de "Boletín de la Guerra del Pacífico"
Saludos
Jonatan Saona
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