Punta Arenas, siglo XIX |
La "Unión" en Punta Arenas
Lima, 25 de setiembre de 1879.
SS. EE.
He leído con bastante atención la correspondencia que reproducen Uds. en su edición de esta mañana, dirigida de Punta Arenas al ''Ferrocarril'' de Santiago, acerca de la manera cómo se condujo la "Unión" en aquel puerto, el 16 del mes pasado.
La citada correspondencia, escrita con buena fe, que honra a su autor, pués es la primera vez que un escritor chileno dice la verdad; contiene, sin embargo, dos inexactitudes, que me creo en el deber de rectificar, a fin de que no se desvirtúen en lo menor, los datos que han de servir para escribir la historia de la presente guerra.
Dice el corresponsal, que la ''Unión", había entrado al puerto con el pabellón francés y que lo arrió, quedándose sin bandera, enarbolando el peruano, cuando atracó a su costado el bote que condujo a bordo al vicecónsul inglés, cobijado por la bandera de su nación, y que inmediatamente se vió flamear en el muelle la bandera chilena.
Es cierto, que la "Unión" entró a la colonia con bandera francesa, y se tomó esta medida, como uno de los tantos medios de que puede valerse un buque de guerra, ardid permitido por el derecho marítimo, y se tuvo para ello en mira, que de esa manera, sin infundir sospechas, podía recibirse visitas de tierra y saberse por ellas si había llegado a la colonia el buque en cuya solicitud iba la "Unión".
No surtió sus efectos esta estratagema, porque nuestra corbeta es muy conocida en aquellos lugares.
Viéndose, pues, frustrado ese plan, se arrió el pabellón francés, izándose a la vez el peruano; y no habiendo estado por consiguiente, la "Unión" ni un solo momento, sin ostentar en su pico de mesana, el glorioso bicolor peruano.
Verdad es, que en el muelle, se izó el pabellón chileno, pero éste no se dejó ver sino un momento, porque inmediatamente fué arriado.
Dice también el corresponsal, que un bote de la "Unión", que se dirigió a un pequeño cuter oriental que estaba en el fondeadero y extrajo de a bordo a dos orientales, a quienes conducidos a la corbeta, se les puso grillos y se mantuvo presos hasta que fueron entregados al señor Reynard, vicecónsul inglés.
Tal aseveración es de todo punto inexacta. El único individuo que se trajo a bordo de la "Unión", fué el patrón del pontón chileno, para que dijera de quién era ese pontón y qué cantidad de combustible contenía.
A dicho individuo a pesar de haber dado datos falsos, no se le hostilizó, ni mucho menos se le puso grillos. Se le detuvo, preso en la toldilla, incomunicado, sin martirizarlo, como quiere dar a entender el corresponsal chileno de Punta Arenas.
Pruebas numerosas tienen dado los buques peruanos, de la humanidad con que hacen la guerra, formando contraste con la conducta observada por los chilenos, así no puede haberse olvidado que por meras sospechas, según ello mismo confesaron, el comandante de uno de su blindados, colgó de un peñol a un pobre italiano pescador, porque creyó que le iba a aplicar un torpedo, cuando estaba perfectamente averiguado, que ese pobre hombre, si llevaba dinamita en su canoa, era para la pesca, y de ninguna manera para emplearla contra aquel buque.
El resto de la correspondencia es exacto, salvo una que otra insignificante apreciación de detalle, que no merece la pena de rectificarse, porque en nada puede dañar el honor de nuestra bandera.
De Uds. SS. EE.
J. R. C.
("El Comercio", 25 de setiembre de 1879) .
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Del Campo, José Rodolfo. "Campaña Naval. Correspondencias a El Comercio". Lima, 1920.
Saludos
Jonatan Saona
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