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11 de diciembre de 2016

Mariano I. Prado

Mariano Ignacio Prado
General de Brigada Mariano Ignacio Prado y Ochoa
(1873 a 1875 - 1890 a 1891 - 1896 a 1897)

Entre las grandes personalidades que, en sus cien años de existencia, ejercieron la presidencia de esta Benemérita Sociedad, destaca con señera prestancia la figura del Héroe del 2 de Mayo y Prócer de la Independencia, General de Brigada D. Mariano Ignacio Prado, su Presidente Perpetuo y, en tres periodos diferentes, su Presidente Activo, en los cuales supo, con devota e inteligente firmeza, cumplir su misión institucional de estimular el culto por los grandes y gloriosos hechos militares de nuestra Historia y de mantener encendido el leal y respetuoso recuerdo hacia los hombres que lucharon por la Patria y legaron al Perú los laureles inmarcesibles del heroísmo.

Nació Prado en la “Muy noble y muy leal ciudad de León de Huánuco de los Caballeros del Perú”, el 18 de Diciembre de 1826, hijo legítimo del Coronel Ignacio Prado, prócer de la independencia de Huánuco y primer alcalde republicano de la ciudad, y de doña Francisca Ochoa y Tafur. En este respetable hogar, de ascendencia hispana, creció el niño Mariano Ignacio al cuidado de sus hermanos mayores por la prematura muerte de sus padres. Hizo sus primeros estudios en el colegio que en su ciudad natal regentaba el ilustre sacerdote don Agustín Rato y, al cumplir 18 años, fue enviado a Lima para seguir los cursos de Derecho en el Convictorio de San Carlos, en los que apenas iniciado tuvo que interrumpir la instrucción por el deceso de su hermano primogénito José María, que lo obligó a regresar a Huánuco para ponerse al frente de los intereses de su familia consistentes en fundos urbanos y rústicos. Fue así como se inició en el comercio y la agricultura a los que dedicó los primeros años de su juventud hasta el año 1853 en que decidió liquidar sus bienes para dedicarse a la carrera de las armas, siendo entonces nombrado Capitán de la Primera Compañía del batallón de la Guardia Nacional de esa ciudad.

A los 27 años de edad se trasladó a Lima en donde desde el primer momento se destacó entre los opositores del gobierno del General Echenique, censurando públicamente su política fiscal y los ascensos que por entonces se realizaron, lo que fue causa de que se le apresara y, bajo fuerte custodia, se le deportara a Chile; pero, al llegar a Arica logró fugarse audazmente de su prisión flotante e ir al encuentro del General Castilla que encabezaba la revolución en el Sur y unirse a sus fuerzas en Majes.

El 20 de Junio de 1854 Castilla le otorga la clase de Capitán y lo destina al Escuadrón Lanceros de la Escolta. Con el Ejército Libertador avanza sobre Huanta, lugar en donde, al frente de 12 Oficiales, realizó el 6 de Julio la acción temeraria y sorpresiva, solicitada por el General Castillo, de entrar en Acobamba, ocupada por el General Deustua y por las fuerzas leales a Echenique que comandaba el Coronel Juan Salaverry, y atacar los cuarteles distribuyendo las proclamas y manifiestos de la revolución. Ese hecho abrió el camino del triunfo al joven Capitán, pues, con el personal con que lo realizó, hubo de formarse la famosa “Columna Sagrada” que, bajo su mando, llegó a ser más tarde la compañía de legionarios más fiel y decidida; y la llamada, por su valor, a marchar a la vanguardia del Ejército Libertador.

Así, al mando de la “Columna Sagrada”, contribuyó eficazmente a la derrota de las fuerzas leales mandadas por el propio General Echenique en las acciones de Acostambo y Nahuampuquio el 28 de Julio; en el desigual combate del puente de Izcuchaca el 2 de Agosto que dió motivo al lema inmortal “Doscientos contra Cuatro mil”, y en donde fue tan heróico el valor desplegado por los vencedores que el Gobierno Provisorio de Castilla reconoció solemnemente sus servicios y dispuso que una medalla recordase para siempre el famoso encuentro en que 200 patriotas pudieron resistir y vencer a más de 4,000 enemigos. Prado recibió el ascenso a la clase de Sargento Mayor.

Luego intervino eficazmente en las acciones de Colca el 26 de Setiembre, de Chongos y Chupaca el 4 de Octubre, en la toma de Yauli el mismo día que dió a Prado su ascenso a Teniente Coronel, en la retirada estratégica de San Mateo el 21 de Octubre y en las batallas definitivas de Cocachacra el 17 de Diciembre, de Surco el 29 y de la Palma el 5 de Enero de 1885 que fue la victoria que concluyó con el gobierno de Echenique.

En 1856 fue elegido Diputado a la Convención Nacional y formó parte de ese prestigioso grupo de Gálvez, Escudero, Ureta y otros más que con singular firmeza y elocuencia defendían los principios de la Revolución Libertadora.

Cuando estalló la revolución acaudillada por el General Vivanco resolvió volver a las filas del Ejército y el Gobierno Provisorio le designó el mando del Regimiento Lanceros de la Unión, con el que se unió a la División Layseca para perseguir en su retirada al Norte a las tropas de Vivanco. Las órdenes que cumple esta División terminan en Usquil con la derrota y dispersión de los revolucionarios. Sucédese a continuación la jornada de Mansiche encomendada a Prado en la que se ve obligado a acudir con su caballería en auxilio del General López La valle que marchaba sobre la ciudad de Trujillo que se encontraba en poder de las fuerzas de Vivanco, acción en la que hubiera perdido la vida a no ser por el grito generoso de: “¡Alto el fuego! no matéis a ese valiente”, que diera oportunamente el General Estéban Gálvez.

Por su actuación en esta campaña la Convención Nacional aprobó su ascenso a la alta clase de Coronel y nombrado Jefe del Regimiento Húsares de Junín, al mando del cual salió nuevamente a campaña para batir con las fuerzas del Gobierno a las revolucionarias que por segunda vez se levantaban en Arequipa bajo las ordenes del General Vivanco. Interviene así en forma valerosa en los sangrientos combates de los días 5 y 6 de Marzo de 1858 en las vecindades de Guanamarca, en Arequipa, que dieron el triunfo a las fuerzas gobiernistas.

Prado fue nombrado Prefecto de Arequipa, cargo que desempeñó con tino y sagacidad, granjeándose la estimación del Departamento que vió en él no sólo una autoridad sino también, en esos difíciles momentos, un conciliador y un consejero. La Convención Nacional le confirió entonces la efectividad en la clase de Coronel con fecha 12 de Junio de 1858.

Al producirse el conflicto internacional con el Ecuador el Coronel Prado fue nombrado Jefe de su antiguo Regimiento “Lanceros de la Unión" y al mando de él colaboró en el norte de la República en las acciones de armas que condujeron al Tratado de Paz de Mapasingue. Después del conflicto permaneció dos años en Piura al frente de su Regimiento y en 1862 fue con el trasladado a Chiclayo.

En 1863, el Gobierno lo nombró Prefecto de Tacna, en donde en un año de labor dejó importantes obras para la localidad, como fueron caminos, iglesias, la construcción de un hospital y la fortificación del puerto de Arica. Al año siguiente cuando se produjo el atentado de España contra la soberanía nacional y la emancipación del continente americano, ocupando la Escuadra del Almirante Pinzón las Islas de Chincha, Prado lanza desde aquel Departamento el 14 de Abril de 1864 su primera proclama a sus conciudadanos, cuyas vibrantes palabras sirven de bandera a la revolución restauradora del honor nacional que en todo el Perú empieza a encenderse contra el Gobierno de Pezet. A esta proclama sucede un manifiesto con fecha 26 del mismo mes. Impotente el Gobierno para destituirlo o apresarlo, lo nombra como Prefecto de Arequipa; allí contrajo matrimonio el 26 de Noviembre con doña Magdalena Ugarteche y Gutiérrez, distinguida dama perteneciente a las primeras familias del país; y, allí también, el pueblo arequipeño, reunido en Asamblea General, lo proclama Jefe Político y Militar, depositando en sus manos los destinos de la Patria y de la Revolución Restauradora.

Sometido este nombramiento a los demás Departamentos de la República la revolución fue consolidándose con sucesivos progresos en Arequipa, Tacna, Cuzco y Puno, ciudad ésta en donde Prado dictó su famoso Decreto de 25 de Abril de 1865 en que se declaró Jefe Supremo Provisorio de la República, hasta que consumada su misión, entrase el llamado por la Ley, lo que cumplió dos meses más tarde, el 25 de Junio, entregando el poder al 2º Vicepresidente de la República General D. Pedro Diez Canseco. De esta época datan sus emocionadas proclamas a la Nación, su Orden General para el combate definitivo, su marcha sobre Lurín y Lima. La abnegación y el desinterés de Prado se revela en los documentos por los que hace entrega del Mando y por el que no acepta el ascenso a la clase de General de Brigada que le ofrece el General Diez Canseco.

Después de seis meses de campaña, el 6 de Noviembre de 1865, las tropas victoriosas del Ejército Restaurador entraron a Lima con su Jefe el Coronel Prado. Fue entonces cuando los Jefes y Oficiales vencedores, interpretando el anhelo de la ciudadanía, depusieron al Vicepresidente Diez Canseco y colocaron en el Poder al Coronel Mariano Ignacio Prado, el que asumió el Gobierno de la Nación y fué, pocos días después, proclamado Dictador.

El primer acto trascendental del nuevo Gobierno fue la declaración de guerra a España, al que siguieron los que estipulaban las alianzas con las repúblicas vecinas y los que organizaron la administración y hacienda pública para que respondieran a las exigencias militares de la hora. Para ello supo rodearse de personalidades de indiscutible valor como el dinámico José Gálvez, sólida columna de la revolución ; como el ilustre varón J. Simeón Tejeda; como el destacado publicista José María Quimper; como el hacendista Manuel Pardo; y como el jurisconsulto D. Toribio Pacheco.

En el curso de la guerra con España, después del Combate de Abtao y del bombardeo de Valparaíso, llegó el glorioso día del Combate del 2 de Mayo de 1866, que dió el triunfo a la santa causa del Perú y consolidó la independencia de América. El Coronel Prado simbolizó en esos instantes a la Nación entera. Quien había acaudillado el movimiento revolucionario de la restauración del honor nacional y conducido a su Patria a la victoria fue acreedor a la gratitud de sus conciudadanos y a honores y consideraciones de los países vecinos. Los Gobiernos de Bolivia y Chile le otorgaron la clase de General de División de sus respectivos ejércitos.

Concluída la guerra con España comprendió el Gobierno de Prado que no había razón para prolongar la Dictadura y convocó a un Congreso Constituyente que fue instalado en febrero de 1867. Fruto de éste fue una nueva Constitución, en virtud de la cual fué elegido Prado Presidente de la República. La proclamación del nuevo Presidente encendió la revolución en Arequipa defendiendo la Constitución de 1860 y, conforme a ella, al Segundo Vicepresidente de la República General D. Pedro Diez Canseco que a la sazón se encontraba en esa ciudad. En igual sentido se pronunció el Norte bajo las órdenes del Coronel D. José Balta. Prado acudió en persona a debelar la primera y envió a sofocar la segunda al Coronel D. Mariano Lino Cornejo. Ni uno ni otro realizaron su intento. Prado fue rechazado con grandes pérdidas en su ataque a Arequipa el 19 de Noviembre y el 27 de Diciembre, viéndose obligado a regresar a Lima ; Cornejo fue batido y derrotado por Balta en Chiclayo. En consecuencia el Coronel Prado dimitió la Presidencia de la República el 7 de Enero de 1868, embarcándose para Chile.

Con fecha 26 de Enero de 1869, el Presidente D. José Balta promulgó la Ley que declaraba a Prado merecedor del bien de la Patria y que le acordaba una medalla de honor orlada de brillantes y pendiente de un laurel de las mismas piedras, con la siguiente inscripción: "Al que reivindicó el honor nacional en 1866 ".

Cuatro años más tarde el Congreso de la República aprobó la propuesta de ascenso a la clase clase de General de Brigada del Coronel Mariano Ignacio Prado, elevada a su consideración por el Presidente D. Manuel Pardo. El Gobierno le dio entonces importantes comisiones en Europa ante los consignatarios del guano.

De regreso al Perú en Abril de 1874 el pueblo acogió a Prado con desbordante entusiasmo eligiéndolo Diputado por el Callao. Incorporado al Congreso fué elegido Presidente de su Cámara el 28 de Julio de aquel año.

En esta época fue elegido, por primera vez, Presidente de la Benemérita Sociedad Fundadores de la Independencia y Vencedores el 2 de Mayo, cargo que ejerció durante el período 1873-75.
El 2 de Agosto de 1876, el voto popular lo eligió por segunda vez Presidente de la República, iniciando su Gobierno premunido de la confianza nacional. Respaldado por esa confianza y con la acertada dirección que impuso a los asuntos del Estado, supo encarar desde el primer momento el conflicto internacional iniciado por Chile contra las salitreras bolivianas y las consecuencias de la alianza firmada por el Gobierno anterior con la República de Bolivia. Declarada la guerra al Perú por Chile, el Gobierno de Prado con patriótico celo organizó la defensa y, dignamente, se irguió para responder al ultraje desde el primer día de la provocación.

El 5 de Abril de 1879 dirigió un telegrama al Ministro de Guerra de Chile renunciando a la clase de General de División, haciéndole ver la incompatibilidad del honor otorgado a él por el Congreso chileno del 66 con los deberes que como peruano y mandatario tenía.

La enérgica actitud de Prado en esos instantes se traduce de su Mensaje al Congreso Nacional el 24 de Abril: "La República de Chile —dice— nos ha declarado la guerra porque el Gobierno del Perú procuraba evitar la que había estallado entre ella y Bolivia; y el Perú la ha aceptado con ese entusiasmo altivo y generoso que lo caracteriza en las grandes situaciones; con ese entusiasmo que siempre inspira la justicia precursora de la victoria. Hoy todos los soldados están decididos a sacrificarse en aras de la Patria. El Perú puesto de pié en un instante al frente de su gratuito enemigo vengará la injuria que alevosamente le ha inferido".

Luego, cuando se tuvo noticias en Lima de que las primeras divisiones bolivianas comandadas por el Presidente de Bolivia General Hilarión Daza, habían llegado a Tacna el 30 de Abril, el Presidente Prado pidió permiso al Congreso para dirigirse al Sur a tomar el Comando General de las Fuerzas Aliadas con el título de Director Supremo de la Guerra. Concedida la licencia se embarcó en el transporte Oroya para Arica, en donde no bien llegó convocó una junta de Guerra a cuya consideración sometió sus ideas. En ella se acordó tomar la ofensiva, haciendo converger sobre el invasor a los ejércitos aliados de Tacna y Tarapacá. (Historia Militar. Dellepiani).

Después de seis meses en el Sur como Director de la Guerra, con el saldo doloroso de la pérdida del glorioso monitor "Huáscar” y el desastre de San Francisco, Prado regresó a Lima para reencargarse del Poder que dejó en manos del Vicepresidente La Puerta y abocarse al estudio de financiar la adquisición de elementos marítimos y terrestres suficientes para competir con los de Chile, cuya superioridad era manifiesta.

Sin recursos y cerrado el crédito del Perú en Europa y Estados Unidos, las circunstancias especiales en que se hallaba la República, exigían la presencia en el extranjero de personas capaces y responsables que pudieran gestionar e imponer su influencia para el cumplimiento de las obligaciones que se derivaban de la adquisición de armamentos. El Presidente Prado estimó que nadie como él podía atender mejor esos requerimientos y, autorizado por el Congreso Nacional para salir del país, amparado por el acuerdo de su Ministerio en el mismo sentido, se embarcó en el Callao el 17 de Diciembre de 1879, dejando el Gobierno a cargo del Vicepresidente General La Puerta.

El viaje del Presidente Prado precipitó la revolución que acaudillaba D. Nicolás de Piérola, el que seis días después de su embarque depuso al General La Puerta y estableció la Dictadura en el país. La oportunidad de que el Presidente Prado adquiriese los elementos que se proponía para la defensa nacional fue perdida. La Dictadura cerró para el Mandatario legítimo del Perú las fronteras de la Patria.

En París y Londres soportó Prado las aflicciones propias de su alejamiento, las privaciones naturales de su pobreza y las inquietudes de la guerra. Desde Colombia, donde también residió, contempló apenado el desgarramiento de su patria, la anexión de Tacna y Arica, el funesto Tratado de Ancón y la entrega de la Capital al enemigo.

El gobierno constitucional del General D. Andrés A. Cáceres rehabilitó al General Prado por Ley del 26 de Octubre de 1886. Se estableció entonces en Lima, siendo su casa el recinto donde se comentaban con altura los problemas de la Patria. Vivió, desde aquella fecha al margen de la política y dedicó sus actividades al fervoroso culto de nuestras glorias militares y de los héroes que las forjaron, ejerciendo nuevamente la Presidencia de nuestra Benemérita Sociedad en los años 1890-91 y 1896-97, con patriótico celo. La figura patricia del vencedor de España y del caudillo de la Restauración Nacional encontró así, al cumplir los setenta años de edad, en la primera entidad patriótica -social del país, el digno lugar de trabajo en donde relumbraban ya, con destellos inmortales, la arrogancia y el prestigio de sus días de gloria.

En 1899, el General Prado, se embarcó con su familia para Europa, radicándose en París, donde lo sorprendió la muerte a la edad de setenta y cuatro años el 5 de Mayo de 1901. Un año después, el 16 de Marzo de 1902, llegaron sus restos al Perú, tributándoseles solemnes funerales. Ese día el Callao y Lima, sintiendo vibrar en su alma colectiva la emoción entera de la Patria, rindieron a las cenizas del héroe nacional el más elocuente homenaje de gratitud y admiración.

El 2 de Mayo de 1918, con motivo de las solemnes ceremonias conmemorativas del 52 aniversario del Glorioso Combate del 2 de Mayo, fué descubierto en el Cementerio de Lima por el ex -presidente de la República y Héroe de La Breña, General Andrés A. Cáceres, el monumento erigido por la Sociedad Fundadores de la Independencia, Vencedores el 2 de Mayo de 1866 y Defensores Calificados de la Patria, al General Mariano Ignacio Prado, en donde se halla la siguiente inscripción: “Los Vencedores del 2 de Mayo al benemérito General Mariano Ignacio Prado, Jefe Supremo de la República, que dirigió la Campaña de la Restauración y la defensa nacional y consolidó la independencia del Perú y de la América en el combate del Callao de 1866. Acuerdo de la Sociedad Fundadores de la Independencia y Vencedores el 2 de Mayo, en el cincuentenario de la gloriosa efemérides”.

Años más tarde por Ley N° 10023 de 24 de Noviembre de 1944, el Congreso de la República declaró Prócer de la Independencia al General D. Mariano Ignacio Prado, teniendo en cuenta que, en la gloriosa jornada del 2 de Mayo de 1866, consolidó la emancipación americana; y mandó trasladar sus restos al Panteón de los Próceres.

Coronel F.A.P. Carlos A. de la Jara.


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"Reseña Histórica de la Benemérita Sociedad Fundadores de la Independencia, Vencedores el 2 de mayo de 1866 y Defensores Calificados de la Patria. En el primer centenario de su fundación". Lima, 1957.

Saludos
Jonatan Saona

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