Vista de Pisagua |
Combate de Pisagua
Como complemento de lo que llevamos dicho, copiamos de un testigo presencial los siguientes datos:
"El cañón del Norte quedó inutilizado al primer tiro y solo lo abandonaron los que lo servían, cuando vieron los estragos que en los parapetos hacían las balas contrarias....
Mientras tanto, los chilenos habían desprendido como sesenta lanchas de gente, defendidas por cañones pequeños y ametralladoras, dirigiéndose al lado norte del desembarcadero, en que está la estación del ferro carril.
Las lanchas que pudieron acercarse á la playa, perdieron toda su gente, quedando la orilla del mar sembrada de cadáveres, y yéndose unas embarcaciones al garete y d pique otras.
El pánico se apoderó entónces de los chilenos, haciendo que las lanchas que habían quedado atrás retrocediesen.
El batallón aliado Independencia acudió y este y el Victoria habían bajado del cerro.
Los buques, procuraron desde el principio, incendiar la población, logrando quemar una gran existencia de salitre que había en almacenes, del cual principió á levantarse una inmensa columna de humo que atravesaba todo el espacio por don le los invasores intentaban saltar á tierra, prohibiendo su densidad ver los objetos.
Ya la columna naval, acosada por el frente y un costado, principió á retirarse hádala cima del cerro, siguiéndola los demás cuerpos, á los que se mandó retirar á fin de librarlos de caer en poder del enemigo que avanzaba.
Fué en esta retirada cuando los buques chilenos renovaron, con mas ardor, sus fuegos, arrojando sobre los defensores de Pisagua una nube de toda clase de proyectiles de grueso calibre.
Aquello no puede describirse ni es dable imaginarse hasta dónde llevaron su temeridad los agresores...
Pero los defensores de la honra nacional no se intimidaron ante el asesinato de que eran victimas.
Todos, todos, desde la playa hasta la ceja del alto, quedaron tendidos en el campo, como si hubieran sido cegados por una hoz terrible.
Son increíbles los actos de crueldad de los chilenos: á dos rabonas que huían con sus hijos, las fusilaron en el camino; á los heridos los despeñaban cerro abajo para matarlos y á otros los pasaban á bayonetazos.
Han muerto varias mujeres y niños, por los proyectiles unos, y asesinados otros."
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Texto tomado de Paz Soldán, Mariano Felipe "Narración Histórica de la guerra de Chile contra el Perú y Bolivia" Buenos Aires 1884. p. 854-855
Saludos
Jonatan Saona
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