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28 de mayo de 2015

Parte de Bedoya


Parte oficial de Melchor Bedoya sobre la batalla del Campo de la Alianza

Comandancia General de la 4.a División
Tarata, Mayo 30 de 1880.

Benemérito señor Coronel Jefe de Estado Mayor del 1.er Ejército del Sur.

B. S. C.
Por ausencia del señor Coronel don José Godines en quien recayó la comandancia general de la cuarta división, por haber muerto en el campo de batalla el señor coronel don Jacinto Mendoza que desempeñaba el cargo, y como Jefe del Detall, y nombrado Comandante General de la expresada el que suscribe, me es honroso acompañar á este oficio, los partes originales, y relaciones de muertos y heridos, que por mi conducto elevan á ese despacho los jefes de los batallones «Victoria» número 7 y «Huáscar» número 13 que componen la referida división. Dichos partes se refieren á los detalles de la parte que les tocó á estos cuerpos en el combate, y á los movimientos que operaron desde el día anterior a la sangrienta y memorable batalla librada contra el ejército chileno, en el "Campo de la Alianza" el 26 de los corrientes.

Sin embargo, de que US conoce estos detalles por haber estado presente en todos los puntos del peligro, cumple á mi deber ampliarlos de la manera siguiente: el 25 del actual como sabe US. se convocó por la noche á una junta de guerra, á los comandantes generales de división, con el objeto de acordar una sorpresa al ejército enemigo, que según datos debía emprender su marcha esa misma noche sobre nosotros, y que esto se creía evidente por el reconocimiento que vino á hacer, de nuestras posiciones, y por el agua y víveres que trató de establecer á dos leguas más o menos, frente á nuestra línea, cuyos artículos fueron tomados por nuestras avanzadas el indicado día anterior; con tal objeto nuestro ejército salió de nuestros campamentos á la 1 a.m. del 26, con dirección a la quebrada honda á donde se suponía al enemigo.

La empresa en verdad pudo darnos una victoria, y casi lo esperábamos todos, desde que el ejército enemigo, naturalmente debía marchar escalonado, y el grueso del nuestro podía haberlo batido en detall. Desde que emprendimos la marcha nos designó el comandante en jefe del ala izquierda de nuestra línea señor Coronel Camacho, á la que pertenecía la cuarta división, que debía seguir á retaguardia y sirviendo de reserva de la segunda división peruana con la distancia conveniente; así se efectuó, pero desgraciadamente al poco tiempo de nuestra salida perdimos completamente el camino, como sucedió lo mismo con todo el grueso del ejército; en estas difíciles circunstancias y cuando habíamos andado dos leguas marchando con columnas paralelas, recibimos orden del señor General Director de la Guerra para hacer alto, mientras se descubría el camino para regresar á nuestro campamento, dirección que también la habíamos perdido; felizmente se dispuso mandar algunos prácticos por delante, quienes llegando á dichos campamentos encendieron fogatas que nos sirvieron de dirección; así logramos llegar á nuestro campamento á las 5 a.m. del precitado 26; como ya conoce US nuestra pérdida fué ocasionada por la mala dirección de los guías, á causa de la lobreguez que se notaba á esa hora, de donde resultó que lejos de tener efecto nuestro plan de sorpresa, regresó la tropa rendida por no haber dormido, y por la marcha de cuatro leguas que hizo de ida y regreso. Hacía poco que habíamos llegado y que nos preparábamos para descansar de la fatiga, cuando circuló la nueva de que el enemigo avanzaba sobre nuestra línea, en efecto era una realidad, y á las 7 a.m. ya se distinguían perfectamente las tres líneas que venían avanzando; á poco de esto se tocó «generala» y cada división del ejército ocupó su puesto, siendo el de la mía, la reserva de la citada división peruana; nos mantuvimos pues en esta posición hasta las 8 a. m. en en que sin haber podido tomar su rancho la tropa, que al efecto se le estaba preparando, recibimos orden del Comandante en Jefe de la expresada ala izquierda, de que el batallón «Victoria» se situase en una lomada que dominaba la derecha del enemigo, y que estaba á retaguardia de los batallones bolivianos que serraban nuestra izquierda, á distancia de 300 metros; que el batallón «Huáscar» se colocase también á retaguardia de los mismos batallones á distancia de 50 metros, en la parte baja. Situados así estos cuerpos por el que suscribe, permanecieron en batalla formados.

Antes de las 10 a.m. se rompieron los fuegos de la artillería peruana de la izquierda, y que fué inmediatamente contestada por la misma arma enemiga, trabándose así un reñido combate hasta las II a. m. que serraron los fuegos: en estas circunstancias notamos que la derecha del enemigo en grandes columnas de las tres armas avanzaban sobre nuestra izquierda, con el propósito al parecer de flanquearnos; con este motivo se acordó entre los comandantes generales de división señor General Acosta (boliviano), Coroneles Mendoza, Panizo y el infrascrito, que el penúltimo pasase á donde el señor Coronel Camacho y le hiciese presente, que el enemigo estaba próximo á flanquearnos y que esperábamos sus órdenes para proceder del modo más conveniente. 

Como el citado Comandante General Mendoza y yo, tuviésemos que ir al batallón «Victoria» á prevenir que debía protejer á dicha artillería peruana, porque habiendo dejado su primera posición, pasaba á tomar otra, en la altura que estaba á su retaguardia; no pudimos pues por esta causa saber el resultado de ese acuerdo; mientras tanto, cuando estábamos ocupados en estas prevenciones, vimos por la primera línea de nuestra mencionada izquierda, desplegada en guerrilla sus compañías de preferencia, y que avanzaban sobre el enemigo; este movimiento se supone que debió ser ordenado por el comandante en jefe. Visto esto, me apresuré á bajar, y comunicar al primer jefe del "Huascar" (que ignoraba aquél movimiento por estar en terreno bajo) que estuviese listo porque ya se iba á romper los fuegos de nuestras guerrillas, y que cuando fuese necesario avanzase, apenas hice esta indicación cuando rompieron los fuegos que fueron contestados por los enemigos, de manera que en un momento se hizo el fuego general, en ambos ejércitos, é inmediatamente fuí á colocar me en mi puesto al lado del Comandante General de la división, que en esas circunstancias se encontraba en el batallón “Victoria" y á la sazón la expresada artillería subía sus piezas á la posición antes indicada, lo cual no pudo efectuarse, después de haber pasado por uno de los flancos de nuestros batallones, el que entonces se mantenía en batalla y con el arma al hombro, recibiendo impasible los fuegos enemigos que ponían fuera de combate à varios de sus soldados , hasta que fué envuelto por uno de los cuerpos bolivianos que arrollados por la derecha enemiga vinieron en retirada sobre el "Victoria", desorganizando así parte de él, pero el resto seguía combatiendo en orden; y á fin de remediar aquella desorganización, el Comandante General, yó, y los demás jefes del cuerpo, hicieron los mayores esfuerzos para restablecer el orden en aquella parte.

Aquí me permito hacer á US. una especial mención del enunciado señor Jacinto Mendoza, Coronel Comandante General de la división, que en esos momentos y en el fragor del combate, fué atravezado por una bala enemiga, y muerto como un valiente: esta misma muerte le tocó al Coronel don Belisario Barriga primer jefe del "Huáscar" y á su segundo Sargento Mayor don Antonio Rueda, Capitanes Manuel Fernández, Nazario Toledo y Subtenientes Aurelio Pérez y Eduardo Morauri; quienes con su distinguido arrojo confirmaron su acreditado valor. El batallón "Huáscar", señor Coronel, correspondió dignamente á su alto nombre, pues por sostener su puesto fué destruído por el grueso de la derecha enemiga, habiendo ocupado antes el lugar que dejaron, por haber sido arrollados, batallones bolivianos que serraban la izquierda; así es, que le ha cabido á este valeroso cuerpo, igual suerte á la del glorioso é inmortal monitor del mismo nombre.

Recomiendo a la consideración de US. el buen comportamiento de los jefes y oficiales de la división, cuyos méritos sabrá apreciar US. con imparcialidad. Tambien haré presente á US. que el ayudante de la comandancia general Capitán don Melquiades Cornejo fué herido en el acto del combate, y que permanecieron á mi lado el Capitán graduado don Alejandro Bustamante, amanuense del detall, y el Subteniente de guardia nacional don Luis C. Azcárate, quien momentos antes de principiar la batalla se me presentó ofreciendo sus servicios.

No terminaré este parte sin manifestar á US. que si es cierto que nuestras armas han sufrido un contraste en aquella jornada, también es cierto que nuestro ejército se ha conquistado un nombre imperecedero para la historia, por el valor con que se lanzó sobre casi triples fuerzas, y por haberse sostenido hasta sucumbir en su mayor parte, durante dos horas y media del fuego más nutrido y mortífero.

Dios guarde á US.
S. C.
Melchor J. Bedoya”.


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Muñiz, Carlos María. "Historia del patriotismo, valor y heroísmo de la nación peruana en la guerra con Chile. Segunda parte". Arequipa, 1909.

Saludos
Jonatan Saona

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