Callao, Diciembre 9 de 1880
Señor:
Por el vapor Amazonas, con fecha 6 del presente, comuniqué a V.S., aunque no por oficio, por falta de tiempo, las ocurrencias habidas en la división de mi mando al amanecer de ese día; hoy tengo el honor de dar a V.S. cuenta oficial de lo ocurrido.
Antes de entrar a detallarlos, me permitirá V. S. recordar que en nota número 154 del 2 del presente daba cuenta a V.S. de haberme hecho cargo de la división bloqueadora y no haber innovado sino en lo indispensable el servicio establecido por V.S. o mi antecesor, el cual, referente a las lanchas-torpedos, no se había innovado en lo más mínimo, siendo éste el de cruzar durante la noche, entre los neutrales y el dique, la “Fresia”, “Guacolda” y “Colocolo”, mientras la “Tucapel” se mantenía al cuidado de la parte que mira hacia la Factoría y fondeadero. Las otras lanchas armadas ocupaban también los puestos que se les había designado.
Las órdenes que las lanchas tenían, según me lo aseguró el comandante de la “Fresia”, pues por escrito nada se me ha comunicado, eran de vigilar la salida de los buques enemigos, persiguiéndolos con toda diligencia, caso que se presentasen, haciendo las señales convenidas de anuncio, y finalmente, de no buscar combate con las lanchas enemigas, defendiéndose, caso de ser atacadas por ellas.
Estas disposiciones dictadas por V.S. o mi antecesor, continuaron en vigor desde que me hice cargo del mando, porque las consideraba oportunas, pues V.S. sabe muy bien que en la guerra, que la constituye lo imprevisto, es necesario dejar cierta libertad de acción a los oficiales destacados, pues órdenes precisas pueden ser funestas, desde que el enemigo procurará siempre atacar sorprendiendo. Bajo estas condiciones se encontraban nuestras lanchas, cuando a los primeros albores del día 6, la “Fresia”, seguida de la “Guacolda” y “Colocolo “, se dirigía desde los neutrales al cabezo de la isla, se avistó una lancha enemiga, según parece la “Urcos”, avanzando más al Norte del dique, la que rompió el fuego sobre ellas. Nuestras lanchas contestaron con sus ametralladoras, avanzando hasta el dique sobre la enemiga, que retiróse para avanzar, seguida de tres más, cuando ya las nuestras se retiraban.
Nuevamente atacados los comandantes de las porta-torpedos, tuvieron que contestar, avanzando por dos veces consecutivas, hasta que, convencidos que el objetivo del enemigo era atraerlos al alcance de los fuegos de los fuertes, el teniente Bianchi ordenó a la “Colocolo” retirarse, tomando la línea de los neutrales y el cabezo, mientras la “Fresia” y “Guacolda” se dirigían a toda fuerza al fondeadero.
Los buques se dirigían como de costumbre al fondeadero, y al notar el ruido de los disparos, ordené ir todos ellos en protección de las lanchas, la que ya habían emprendido la “Tucapel”, “Lautaro” y “Toro”, que tomaron parte, haciendo uso de sus ametralladoras y cañones, como también el “Huáscar” con sus cañones de largo alcance, pues el fuego era vivísimo de todos los fuertes, de las lanchas enemigas y artillería volante, por la costa Norte del dique.
Para evitar el combate desventajoso de nuestras lanchas, largué la señal de reunión; pero ella no pudo ser al momento obedecida porque desgraciadamente la “Fresia” al retirarse recibió una granada de 70, que entrándole por la aleta de babor, salió por estribor, destruyéndole la cubierta al hacer explosión. Sin gobierno, no podía retirarse y tuvo que mantenerse bajo la acción de los fuegos enemigos hasta que arreglando una caña provisional pudo acercarse al “Chacabuco”.
Fuera del alcance de los fuegos enemigos, nos dirigimos al fondeadero, habiendo antes trasbordado a la “Chacabuco” los heridos de la “Fresia”, la que hasta entonces no hacía agua sino en pequeña cantidad, pues sus roturas parecían ser en su parte superior; pero, en previsión, su comandante recibió orden de dirigirse al fondeadero y vararse si era necesario. Desgraciadamente, en el trayecto la lancha empezó a hacer agua en abundancia, por lo cual, asistida por el “Toro”, que la amarró a su costado, pudo llegar casi hasta la playa; pero cortándose la honda provisional que la sujetaba y sentándose de popa, se fue a pique en 10 brazas de agua; oportunamente se había retirado los fuegos del caldero y escapado el vapor.
Motivo de nota separada será dar cuenta a V.S. de los trabajos ejecutados para salvar la Fresia, lo que espero conseguir en breve.
No me es posible fijar las bajas que haya tenido el enemigo, las que no deben ser pocas, atendido el nutrido fuego que se les ha hecho. Por nuestra parte tenernos que lamentar la muerte del aspirante don J. A. Morel de este buque, herido de bala de fusil haciendo fuego sobre el puente de la “Fresia” el que expiró momentos después de ser trasbordado a la corbeta.
La herida, mortal como era, según lo comprueba el diagnóstico adjunto, no permitió prolongar su existencia a pesar de los esfuerzos de los cirujanos, y la del timonel Adolfo Muñoz, muerto por la explosión de la granada.
Al hundirse ésta, arrastró consigo al mecánico Juan Hancock, que procuraba aún en esos momentos tapar las vías de agua.
El cadáver del timonel ha tenido honrosa sepultura en la isla de San Lorenzo, en el departamento que ocupa el monumento elevado a la memoria de los muertos que nos cuesta el bloqueo del Callao.
El del mecánico, aún no ha sido extraido de la lancha, y el del aspirante señor Morel, debidamente preparado, lo he entregado al comandante Gaona, su deudo, junto con los artículos de su pertenencia, para ser entregados a su familia.
Prenda alguna del mecánico y timonel se ha encontrado, habiendo sido su equipo arrastrado con la lancha, razón por la cual sólo adjunto el inventario de las especies dejadas por el señor Morel y los certificados respectivos de los tres fallecidos.
Para poder determinar con precisión el grado de responsabilidad que pueda tener el comandante de la "Fresia" u otra persona de la división, he ordenado levantar el correspondiente sumario, nombrando Fiscal al capitán de corbeta don Carlos Moraga, el cual remitiré a V.S. tan pronto termine.
Originales acompaño a V.S. los partes de los comandantes referentes al ataque de que doy cuenta a V.S., en el cual hemos tenido que lamentar dolorosas pérdidas, pero conservando con honra el siempre glorioso pabellón de la patria.
Dios guarde a V.S.
O. Viel
Al señor Comandante en Jefe de la Escuadra
*****************
Saludos
Jonatan Saona
No hay comentarios.:
Publicar un comentario