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13 de enero de 2013

Muerte de Arguedas

Pablo Arguedas
Muerte de Pablo Arguedas

Víctor Miguel Valle Riestra, escribió un folleto sobre la batalla de San Juan, titulado "¿Cómo fue aquello?", donde relata algunos hechos durante la batalla, entre ellos la muerte del oficial moqueguano Pablo Arguedas:

"A las 4 y media de la mañana se sintieron los primeros disparos, muy lejanos, á nuestra izquierda. La batalla había comenzado.
La comandancia en jefe y el Estado Mayor se dividieron en 3 grupos.

1er. Grupo: General en Jefe, ayudantes y varios jefes de sección, entre los que recuerdo al coronel Mariano Frías, jefe de la Sección de Caballería.
2do. Grupo: Coronel Jefe del Estado Mayor.
3er. Grupo: con el Subjefe.
Todos se dirigieron á la izquierda

El Primer Cuerpo que teníamos á este lado era “Libres de Trujillo”. Acaba de bajar de sus trincheras el Coronel Iglesias que se había dirigido a la izquierda. Billinghurst habló ligeramente con el jefe coronel Borgoño, quien ofreció responder de su tropa. Se tenía plena confianza en esa fuerza, en la cual existía entusiasmo y resolución de no ceder.

“Junín” e “Ica” le seguían. Se presentía algo raro en esa tropa. No se veía un rasgo de entusiasmo, sin embargo de que sus jefes, principalmente el del “Junín” mostraba resolución.

Al bajar de los parapetos del “Ica”, se extendía una pequeña pampa, costeada por un lado por una serie de pantanos, y por el otro y al Barranco. En el fondo de esta pampa, a la izquierda se elevaba el cerrito o lomada que tenía que defender “Libres de Cajamarca Nº 21” - A su retaguardia se encontraba, en el fondo de la pampa, el escuadrón “Escolta”.

El día comenzaba á aclarar: ya se percibían los objetos. Al bajar de las trincheras del “Ica” para atravesar la pampa, éste fue el espectáculo que se nos presentó á la vista.

El Ejército chileno había roto la línea de San Juan, y nos había flanqueado por la izquierda tomando á la vez la retaguardia de “Libres de Cajamarca”, e interponiendo sus primeras guerrillas entre este cuerpo y el escuadrón “Escolta”.

“Escolta” en lugar de cargar despejando (como lo pudo fácilmente hacer) la pampa a que he, hecho referencia, creyó, el caso perdido y en masa volteó, tomando posición a la derecha.

“Libres de Cajamarca”, perdió su Primer jefe apenas se inició la batalla; y al ver que el escuadrón “Escolta” se retiraba, imita su ejemplo en la creencia de que todo se había perdido.

En tal momento, se dejó oír la voz del Sub Jefe de Estado Mayor, quien gritó:
- ¡Afuera sables! ¡ Carguen contra los que se retiren!.

La situación era grave; con la izquierda flanqueada, había llegado el momento, después de la retirada de la “Escolta” y de “Libres de Cajamarca”, de que la división Suárez, fuerte de 3.387 hombres, atacase, reconstituyendo la línea pero la división Suárez retrocedió en masa, hasta la escuela de clases en Chorrillos.

“Ica” aún no había roto sus fuegos – El coronel Arguedas comandante en Jefe de la 3ra. División, estaba a caballo.
Alguien le ordenó:
- Coronel: que se mande una guerrilla que defienda el avance del enemigo por la izquierda; de orden del coronel Billinghurst.

Arguedas se inclinó sobre su caballo y, señalando al frente dijo:
“Por allí también vienen”; se quedó mirando por un momento, como reflexionando. Instantáneamente se escucharon dos descargas cerradas del enemigo. El coronel Arguedas había recibido incalculable cantidad de heridas y cayó muerto del caballo, este, también gravemente herido, se tambaleó un rato y cayó sobre el cuerpo del jinete. Ambos habían muerto.

¿Qué pasó con la tropa del “Ica”?
No me explico, pero con pena recuerdo, que en 10 minutos los jefes y oficiales del Estado Mayor quedaron solos en la trinchera, mientras los chilenos avanzaban al trote por frente, izquierda y retaguardia.
Había que reconcentrarse a la derecha.

Mientras tanto el “Junín” rompía sus fuegos sobre los chilenos. Su tercer jefe, mayor Véliz, intentó dar una carga; pero rodeado por tres fuegos, caía herido mortalmente por innumerables balas que habían hecho destrozos en su cuerpo.

Este batallón trato de defenderse, pero su situación fue insostenible y se dispersó. Su jefe coronel Porras, herido yá, hizo cuanto pudo por evitar la retirada y desesperado se abrió camino con unos cuantos hacía la derecha en donde ya sin tropa, peleó como soldado y como valiente. El coronel Porras, fue dos veces desmontado por las balas del enemigo.

- Si su tropa no hizo todo lo que debió hacer, él cumplió su obligación.

El mayor Véliz pudo ser conducido hasta la carpa del ingeniero Carlos Peste, y sus últimas palabras fueron:
- ¡Que cargue Junín!...".


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Valle Riestra, Víctor Miguel. ¿Cómo fue aquello?. Lima, 1919.

Saludos
Jonatan Saona

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