Torpederas en Valparaíso |
Documentos sobre el 25 mayo
TELEGRAMA.
TELEGRAMA.
(A las 3 P. M.)
Santiago, Junio 1º de 1880.
El vapor Kielder Castle acaba de fondear en este puerto.
El contralmirante Riveros, con fecha 27 de Mayo me dice que comunique a S. E. lo que sigue:
“A las 2 A. M. del día 25 tuvo lugar en esta rada del Callao, un combate entre la lancha Janequeo y una lancha enemiga de vapor.
Ambas se fueron a pique a causa de la explosión de torpedos.
La lancha peruana pidió auxilio y la Guacolda se lo dio, salvando y tomando prisioneros a un teniente de marina, a un mecánico y cinco soldados.
El teniente se halla bastante herido y de los soldados hay dos con heridas leves.
Perecieron en esa embarcación 8 individuos más de los tripulantes.
La tripulación de la Janequeo salvó en una chata próxima al combate, que tuvo lugar no lejos de tierra. Murieron en nuestra lancha dos fogoneros y salió herido gravemente un soldado y levemente el comandante.
En la Guacolda, un tiro escapado casualmente hirió de muerte a un mecánico que falleció a las pocas horas. He creído conveniente a causa de la gravedad y carácter de sus heridas, poner al teniente de marina don José Gálvez prisionero en el combate de las lanchas, a disposición de la autoridad peruana con la condición de que sea canjeado si se llegase a presentar la ocasión de un canje.
Ningún otro suceso de importancia ha ocurrido en el bloqueo.
El capitán del Kielder Castle y un pasajero que viene a su bordo, me dicen que el 26 en la tarde el Angamos y el Huáscar hicieron cada uno ocho disparos sobre los buques enemigos, causando en la población un incendio que ha durado tres días.
Es de suponer que el incendio haya tenido lugar en algún depósito de carbón. Los disparos fueron todos muy certeros”.
LYNCH.
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(Recibido el 19 a las 6 P. M.)
Señor Presidente:
Llegó el Ayacucho.
Contralmirante me dice para V. E. lo siguiente con fecha 12:
“Los enemigos trabajaban por extraer del fondo del mar la lancha Janequeo.
El 28 y 29 hubo necesidad, para impedir ese trabajo, de disparar sobre la dársena; pues a favor de las neblinas y de la noche aquel intento del enemigo podía realizarse. La lancha yacía a corto trecho de la playa y bajo los fuegos de fusilería de algunos fuertes del Norte. Para evitar aquella extracción la Guacolda y una lancha a remo fueron en la noche del 8 al sitio donde se hundió la Janequeo para destruirla por completo.
El Huáscar vigilaba y protegía a corta distancia aquella empresa. La expedición, difícil y peligrosa, se llevó a cabo con toda felicidad.
Los enemigos no intentaron oponerse. El buzo del Blanco bajó a la Janequeo en 12 brazas bajo el agua, colocó un torpedo con cien libras, el que se hizo estallar por medio de la electricidad.
La Janequeo fue totalmente destruida.
Los enemigos habían ya colocado allí cuatro boyas y entrabado con cadenas la lancha sumergida.
A las 4 A. M. del 10 del corriente, los enemigos lanzaron sobre nuestras naves un torpedo Lay que fue a estallar hacia la parte Sureste de la isla de San Lorenzo, no muy distante del Blanco y del Huáscar que cruzaban en aquellos sitios.
Posteriormente se ha sabido que ese torpedo había sido dirigido al Blanco. El bloqueo del Callao y de Ancón se mantiene con la estrictez y vigilancia indispensables”.
LYNCH.
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COMANDANCIA EN JEFE DE LA ESCUADRA.
Callao, Mayo 26 de 1880.
Señor Ministro:
A las 2 A. M. del día 25 la lancha porta torpedos Guacolda divisó, no lejos del punto de su guardia, una lancha a vapor enemiga, sobre la cual se dirigió para atacarla.
La Janequeo, notando ese movimiento, hizo rumbo para unirse a la Guacolda. La embarcación enemiga huyó perseguida por nuestras lanchas, y la Janequeo, con su rápida marcha logró alcanzarla, y recibiendo los fuegos del enemigo la atacó con el torpedo de estribor. El estallido del torpedo causó grave avería en la lancha enemiga; pero la nuestra sufrió igualmente, viéndose sus tripulantes obligados a salvarse en una chata vecina al combate, cuando la Janequeo se hundía ya en el mar.
La embarcación, peruana, que también se iba a pique, pidió auxilio y la Guacolda llegó a tiempo para tomar a una parte de la tripulación rendida. 8 de los tripulantes enemigos perecieron y 7 cayeron prisioneros, entre los cuales hay un teniente segundo de marina herido de alguna gravedad, un mecánico y soldados, De éstos hay dos con heridas leves.
La postración en que se halla el oficial herido, con la cabeza abrazada, roto un brazo y talvez dañado interiormente a causa de la explosión del torpedo, no permitía exponerlo a las molestias de un viaje; y he creído preferible, obedeciendo a un sentimiento de humanidad, el ponerlo a disposición de la autoridad de esta plaza. He indicado, sí, la condición de que ese oficial sea canjeable durante esta guerra si se presenta el caso de poder efectuarse ese canje.
Los demás prisioneros irán al Sur en el vapor Santa Lucía, juzgando que no es conveniente el dejarlos en algún buque de esta escuadra.
Por nuestra parte, en las pérdidas de la Janequeo, hemos tenido dos fogoneros muertos y un soldado herido de alguna gravedad. En la Guacolda un tiro de rifle escapado casualmente a su bordo mientras salvaban a los tripulantes de la lancha enemiga, fue a herir gravemente a un mecánico que falleció a las pocas horas. El comandante de la Janequeo tuvo una ligera herida en una mano.
He mandado instruir un sumario de este hecho, el que, una vez terminado, cuidaré de remitir en copia a ese ministerio, limitándome, por ahora, a transcribir a V. S. los partes que de aquel suceso me han pasado los comandantes de nuestras lanchas.
Dios guarde a V. S.
GALVARINO RIVEROS.
Al señor Ministro de Marina.
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Imagen gentileza de José Alejandro RM
Imagen gentileza de José Alejandro RM
Saludos
Jonatan Saona
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